Desafío: Marihuana Curativa

Rafael Loret de Mola
Por Rafael Loret de Mola

  • La Intocable Figura
  • Mariguana Curativa
  • Pobrecitos Esbirros

El increíblemente ingenuo señor fox –reconozco que algún valor debía tener para encaramarse a la silla presidencial en 2000 luego de haber pasado por la gerencia regional de Coca-Cola en Tampico como su academia formadora-, habló apenas en abril de 2001, esto es a cinco meses de su asunción, que ya el tiempo del presidencialismo “autoritario” había llegado a su fin. Por la tarde de ese mismo día, dialogué con el mandatario en la residencia oficial de Los Pinos y me reiteró que le bastaba con “tres grandes aliados” para contrarrestar las severas críticas recibidas. No lo dijo él pero, desde luego, saque conclusiones sobre quienes aireaban sus pendones: Televisa, TV Azteca y alguno de los diarios de “circulación nacional”, digamos entre El Universal y Reforma por entonces volcados en pro de quien ofrecía un cambio lo que acaso representaba una advertencia sobre el maridaje de ciertos medios de información de la ciudad de México y la residencia de Los Pinos.

No eran pocos quienes tenían temores, acaso disipados con un referente vergonzoso que volcó sobre este columnista. Tenía los pies sobre su escritorio –al estilo de Gerald Ford, de Norteamérica-, por padecimientos severos en los dedos y las plantas de los mismos, y no podía ocultar su cansancio aun cuando iniciaba su gobierno; era el amanecer del mismo y las aguas no eran turbulentas como muchos anunciaron creyendo, nada menos, en una rebelión militar y el consiguiente golpe de Estado. Nada de ello ocurrió y la transición fue más tersa que las de los clubes Rotarios, empalagados con sus propios festines. Me dijo fox, en fin:

  • Vamos a dejar que las mafias se vayan solas; deben entender y darse cuenta de que ya no tienen sitio en el México de hoy.
    Dos cosas sobre el particular analicé después. (Confieso que no tuve la rapidez de réplica necesaria para contrarrestar a las tesis de quien llegaba, desde una oposición convenenciera, a la inmensa casona de Chapultepec). En primer lugar, insinuaba el señor fox que no habría sitio en México salvo para él y sus incondicionales –un estigma que sólo ha sido cacareado respecto a Andrés Manuel-; y lo segundo significaba un enorme desconocimiento de la realidad: sencillamente pretendía el retiro silencioso de cuantos formaban las mafias dominantes, dentro y fuera del gobierno, sólo por el hecho de ver al nuevo mandatario con la banda tricolor. Sobre esto último no debieron ser pocas las carcajadas de los dueños del verdadero poder; y lo dejaron hablar hasta que sus frases, chascarrillos y desplantes acabaron por taparle la boca a mitad de su gestión aunque hoy continúa con bravuconadas –contra el “pato” Donald Trump sobre todo-, como si tuviera alguna autoridad moral para expresarlas. Farsante.
    ¿Cuándo los presidentes optaron por los vacíos de poder para dejar pasar el tiempo, perdiéndolo? Ubico el momento en un punto coyuntural, precisamente en el segundo tercio del régimen del “gran simulador”, ernesto zedillo, cuando su entonces secretario de Energía, Luis Téllez Kuenzler, me confesó abiertamente
  • Ya tenemos lista la reforma para dar por terminado el monopolio del Estado sobre nuestra riqueza energética. En ninguna nación del mundo puede crecerse si no se abre este renglón a la competencia.
  • ¿Y no cuenta la historia? –repliqué-. Porque el petróleo no sólo es cuestión gerencial sino columna para mantener la paz social.
  • Esos criterios están superados. Vea hacia el mundo; no se encierre. Además, la iniciativa del presidente zedillo será aprobada durante la próxima administración. Nosotros llegamos hasta aquí: esto es a la elaboración de la misma.
    Fue en ese momento cuando comprendí que la perspectiva de México estaba definida en pro de la derecha y de una alternancia controlada y de facto. Y nos cayeron los fox encima sin que se atrevieran a mover las aguas por temor a las reacciones sociales y lo mismo sucedió con calderón aunque éste dice que los priístas le impidieron andar por el andamio de las reformas. Puede ser que algunos quisieran pasarse de vivos colocando en predicamento a felipe y su sociedad de políticos asustados; pero, en realidad, fue evidente la incapacidad de la derecha por negociar, de cara a la opinión pública, y situar a cada partido y movimiento en su lugar exacto. Luego se pondría la casaca militar que le llegaba hasta mucho más abajo de la cintura.

De allí que fuera el señor peña nieto, doce años después y sin haber sometido a consenso popular sus planes verdaderos, sobre los rastros de la adulteración evidente de los comicios de 2012, quien retomara el plan zedillista, casi su mentor –bastante más que el señor salinas, para información de los incrédulos y tuertos-, para creer que con ello –las reformas malditas- ganaría la historia hasta que se percató de haberla perdido. Y ahora, claro, va como “el señor tlacuache” vendiendo los cachivaches de nuestro patrimonio nacional a las potencias de la Unión Europea y al más poderoso país de nuestra era, el del norte, siempre dispuesto a obtener la mayor tajada del pastel. Las ofertas suben, a precios de regalo, mientras nuestra dignidad está en los suelos.

Es muy claro que el señor peña, pese a algunos desplantes ridículos como los derrapes en torno a la reunión de la ONU en materia de drogas –sí asisto, siempre no, por fin sí, deshojando la margarita de la cobardía-, cuando no supo definir las necesidades concretas y el hecho fundamental de que la “guerra” iniciada por felipe calderón no ha tenido, desde 2008, ningún resultado palpable: ciento sesenta mil muertos a cambio de no detener el flujo del narcotráfico protegido por la DEA, la NSA, el FBI y, sobre todo, la CIA que se alimenta, en buena parte, de los remanentes de las ventas de estupefacientes en su país. ¿Quiénes son los más corruptos?

No tenemos gobierno para defender nuestra ajada soberanía nacional; no hay mandatario que exalte los intereses generales del país y no, al contrario, abra las puertas de nuestro territorio para que se asienten aquí las empresas del exterior –estadounidenses, españolas y alemanas, sobre todo-, desplazando o empobreciendo a las sostenidas por capital e inversionistas mexicanos; no existe un proyecto de gobierno, con el aval de la mayor parte del Congreso como sucede bajo los regímenes parlamentarios, garantizado hacia el futuro y en pro de los valores esenciales del país. Nos sobra el vacío causado por las cobardías de los funcionarios (as) públicos.

Esta es la delgada línea que nos separa de la democracia bajo una demagogia creciente e incesante. Somos más capaces de acudir en ayuda de Ecuador, tras el sismo devastador del 16 de abril, que hacerlo para apoyar a las víctimas vivientes de las agresiones oficiales, los padres de los normalistas de Ayotzinapa –sólo uno identificado plenamente además de un militar en ejercicio- quienes debieron atarse a las rejas del vetusto Palacio de Bucareli durante cuarenta y tres horas en demanda de una justicia que se les ha negado diecinueve meses, mientras se protege a los llamados “porkys” de Veracruz, juniors violadores, porque así lo decidió el intocable troglodita gobernador. ¿Qué clase de estado de derecho es éste?

Ni uno solo de los jueces, magistrados y ministros de la Corte merecen los elevados estipendios que reciben por cerrar expedientes inconvenientes, esperar consignas y resolver entuertos por órdenes superiores, las provenientes de Los Pinos, sin la menor autonomía entre los poderes de la Unión.
Porque si la autonomía existiera, el Congreso no esperaría, sentados sus miembros en sus poltronas, el fin del mandato de Javier Duarte de Ochoa sino que estaría, ahora mismo, discutiendo lo que debiera ser inevitable y una advertencia muy clara para los demás: la desaparición de poderes en Veracruz así falten unos cuantos meses para el finiquito de un gobierno repelente que sigue abofeteando la dignidad y la inteligencia del colectivo.

Pero cuando los vacíos se imponen al ejercicio y al mandato popular sólo caminamos hacia el abismo del estado fallido.

Debate
Está más que claro que la marihuana puede servir para combatir las células cancerígenas y, en su caso, salvar no pocas vidas. Por cierto, quienes insisten en por qué el señor peña nieto se mantiene en pie pese a su enfermedad les diré que acude una vez por semana al Hospital Militar, dotado de los mayores avances, a someterse a sesiones de quimioterapia que le han dado buen resultado; o acaso los experimentos con la mariguana también han coadyuvado, en serio, para prolongar su existencia. No sería el primer caso; basta observar lo rozagante que se observa a Dilma Rousseff, en Brasil, a pesar de los tremendos efectos de su “juicio político” y con la nación dividida por mitad; en México nueve de cada diez mexicanos –de verdad- repelen al señor peña y ni así pestañean quienes le blindan. ¿Quiénes tienen la culpa?

También la “coca” padece un estigma semejante a la de la marihuana. En 1992, el entonces presidente de Bolivia, Jaime Paz Zamora, tuvo serias dificultades al acudir a la Exposición Mundial de Sevilla al serle descubiertas plantas de coca, obviamente sin refinar, en su equipaje. La intención de aquel mandatario era explicar y demostrar los usos medicinales y terapeúticos de las mismas más allá de la tremenda leyenda negra acrecentada por la rivalidad sanguinaria de los cárteles de Medellín y Cali, en Colombia, y sus cómplices en toda Sudamérica y México. ¡Y por poco lo detienen pese a su condición de jefe de Estado lo que pinta, de cuerpo entero, la aguda ignorancia e insensibilidad de los cuerpos policiacos hispanos!

Por este unto debe comenzarse. Es necesario explicar, a detalle, en México y fuera de nuestras fronteras, lo positivo que puede extraerse de la mariguana sin convertirla en droga perturbadora que tantos beneficios produce, económicos, a las agencias de “inteligencia” de los Estados Unidos.

La Anécdota
¡Qué estúpidos son los esbirros de los precandidatos a la Presidencia y de sus respectivos dirigentes! Por ejemplo, los panistas no cesan de subrayar que quien tiene más de sesenta años es un “viejo decrépito” destinado a cuidar a sus nietos. En este apartado caen la mayor parte de las figuras de la izquierda además del priísta José Narro Robles, sumado a última hora a la lista de los posibles. No entienden que, por ejemplo, el señor fox llegó al poder a los 58 años y lo dejó a los 64 y sigue revoloteando por todos lados; y que Adolfo Ruiz Cortines, un mandatario moderado, contaba con 63 años al momento de ser ungido con la banda tricolor. Y eso sin contar a los postulantes estadounidenses que rebasan, con mucho, esta edad: Trump cumplirá setenta en junio e Hillary tendrá en octubre –un mes antes de las elecciones-, sesenta y nueve.

Por el lado de AMLO se insiste en que quienes actuamos como críticos deberíamos “ponernos a trabajar”. ¿Y él cuándo? Porque la vocación periodística, por si no lo saben, es además de ardua una de las profesiones más peligrosas que existen en México; y en cambio, viajar por las zonas de conflicto siendo recibido con balazos al aire –tengo datos precisos de ello-, no implica sino prolongar periplos por donde ya ha pasado cuatro o cinco veces sin haber logrado mejorar ni alguna banca o cambiar un foco.

Sin gobierno estamos más cerca del caos total;
ya lo percibimos en lo político a través de campañas oscuras,
con aspirantes formados con la misma arcilla.

Los panistas, los perredistas y los morenistas fueron,
muchos de ellos, priístas.

Y eso importaría poco si no actuaran igual que quienes todavía
están en la lata de conservas del tricolor.

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