Existen problemas sociales que, ante la nula acción y miopía de las autoridades, la sociedad simplemente se va acostumbrando a vivir con ellos formándolo como parte de la cotidianidad.
Un ejemplo de ello es el fenómeno de la migración la que cada vez la vemos como algo común sobre todo para aquellas entidades que se encuentran cercano a la frontera de los EE.UU., en donde miles de personas llegan a los límites de nuestro país para dar el salto más peligroso de sus trayectos, sin embargo, y pese a este problema social tan latente, a lo que sería imperdonable acostumbrarse es a ver como niños de diversas edades y en situaciones similares enfrentan los peligros que invariablemente los acechan cuando intentan cruzar las fronteras cada día más llenas de sueños rotos y sin cumplir porque no eran lo que se imaginaban.
Abril considerado para muchos como el mes del niño, solo se han preocupado tantas organizaciones de beneficencia, así como privadas y aquellas de gobierno que tienen que ver en materia del menor, solo se han ocupado en la recolecta de juguetes para regalar ahora el Día del Niño que se celebra el día último, haciendo a un lado la problemática que se vive sobre los niños emigrantes.
La cantidad de menores de edad emigrantes que intentan cruzar la frontera va en aumento de forma alarmante día con día, y es preocupante pensar que a diario en las entidades de nuestro país colindando a las fronteras estadounidenses, niños de diferentes edades enfrentan solos la osadía de cruzar el río bravo con los peligros que implican.
Según datos de la casa Young Men´s Christian Association, una organización conocida en México por su traducción bajo el nombre de Asociación Cristiana de Jóvenes o bien simplemente por sus siglas YMCA, tan solo en el 2006 terminaron siendo atendidos 879 menores por esta organización y el año pasado, es decir, el 2015 fueron mil 300 niños. Sobra decir que el fenómeno de la migración de menores va en aumento.
Lo triste de pensar que todos los días se reciben a menores en este centro de atención, es precisamente eso, que son menores de edad, niños que lejos de estar aptos para enfrentar todo tipo de circunstancias adversas, son más vulnerables a cualquier peligro que los aborde.
Pero así, sin importar su edad los menores recorren un largo camino desde sus lugares de origen hasta nuestras fronteras, la mayoría de las veces solos. La casa YMCA, indica que Guanajuato es el Estado que más niños aportan dentro de los emigrantes que atienden.
Así ante la mirada de autoridades, instituciones y simples ciudadanos la cantidad de niños emigrantes aumentan de una forma alarmante y parce que esta tendencia seguirá, sí no toman cartas en el asunto.
Si ya todos sabemos y consideramos que el trayecto de una persona que proveniente de cualquier parte intenta cruzar la frontera es difícil, la lógica nos indica que mientras más jóvenes sean estas personas, más expuestas están a los peligros implícitos en dicha aventura, y así es en verdad, pues por varios factores todos los menores que intentan cruzar al otro lado se convierten en blancos fáciles de múltiples situaciones que agravan aún más su ya de por si lamentable situación.
Tan solo esto es un pequeño reflejo de los muchos problemas por el que atraviesa nuestro país y la miopía de nuestras autoridades, pero sobre todo el mayor culpable viene en su origen, es decir, de los lugares de proceden o llegan éstos niños que se ven obligados a tener que salir de sus hogares en busca de tener una digna, ya ni siquiera calidad de vida. Situación por la que se ven obligados a tener que emigrar abandonando sus ciudades.
Nadie hace algo para evitar que los niños huyan por las fronteras llenas de peligros, incertidumbres, pero lo que es peor la indiferencia de autoridades y la misma sociedad, en donde solo se han limitado a tener un receptor como la casa YMCA, para atenderlos, pero y qué dicen los papás de esos niños.