- Corrupción, conflicto de intereses, nepotismo e impunidad, permanentemente lo atosigan
- La corrupción tanto administrativa como sindical, en todo su descarado apogeo; lo que no se sabía…
- Recientemente, dos convoyes del Metro se iban a descarrilar con fatales consecuencias, por las pésimas condiciones de las vías
- Mancera debe interesarle que está en peligro la seguridad de 5.4 millones de usuarios
Definitivamente, Jorge Gaviño Ambriz no puede con el cargo de director del Sistema Colectivo de Transporte (STC), el servicio está peor que cuando estuvo al frente Joel Ortega y aún más, cuando ha contratado a licenciados e ingenieros para los puestos de dirección, cuando éstos debían de ocuparlos técnicos superiores en materia electromecánica. Una paradoja que debe ser aclarada por el propio funcionario y el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
La operación y administración del Metro, son cada día más deficientes y aumenta el peligro para la seguridad de más de cinco millones de usuarios al día, porque puestos directivos que requieren capacitación específica están en manos de ineptos recomendados por el gobierno de la ciudad y el sindicato del propio STC, que sigue siendo manipulado por una cofradía en la defensa de intereses oscuros.
En este renglón, cabe resaltar, Fernando Espino Arévalo, que se ha convertido en todo un cacique sindical, en un fuerte conflicto de intereses logró doblegar a Joel Ortega para que la administración del doctor Miguel Ángel Mancera, mostrara sus cualidades enclenques, “porque el mandamás es el líder de marras” y quien ya tiene más de 35 años en el poder sindical, acusan empleados que pidieron el anonimato, “porque si se entera el ingeniero que fui yo…, me pone un marcaje personal hasta hacerme la vida cansada, hasta que me corran del empleo”, alertó un calificado ingeniero del STC.
Sin embargo, los usuarios sólo protestan y están indignados porque las deficiencias del servicio van en aumento a pesar de que para poder mejorarlo, según dijo el gobierno capitalino, era necesario aumentar a cinco pesos el boleto. Lo encarecieron y todo va de mal en peor. No hay visos de solución inmediata.
En charla informal, un grupo de ingenieros confesaron que el desgaste físico de las instalaciones del Metro de la Ciudad de México, es tal que recientemente tuvieron el reporte que dos convoyes del Metro se iban a descarrilar, es decir, que existen tramos de las vías de la línea uno –que es la más antigua del STC-, muy trabajadas, solo que la pericia de los conductores evitaron un fatídico choque de trenes.
Los usuarios no saben que está en riesgo su seguridad y su vida, porque el actual Gobierno de la ciudad y la dirección general del STC anteponen intereses personales y de grupo a los objetivos a cumplir por este sistema, tan difundidos en su tiempo para justificar su construcción.
El peor de los males es el propio sindicato, porque este permite que haya un monstruoso conflicto de intereses a través del nepotismo, hasta las amantes de los altos funcionarios -según afirman- tiene un nivel donde todos protegen al cacique sindical, “es tanta su afición al boxeo profesional, que cuando menos tiene cerca de 30 ex pugilistas que hicieron renombre a nivel mundial, que los mantiene en nómina”.
Las críticas no solo le llueven a manipulador Espino, sino a Gaviño ya que llegó a la dirección del STC por su influencia coyuntural para que el régimen mancerista le asestara un golpe para la destitución de Joel Ortega, por el simple hecho que en la transición de poderes políticos y administrativos del Gobierno de la Ciudad de México, atacó al ex jefe de gobierno Marcel Ebrard, auto-asilado en París, Francia, por su presunta vinculación en un gigantesco fraude en la construcción de la Línea Dorada 12 del Metro, hoy nuevamente varada.
Efectivamente, qué lejos está el Metro de cumplir a cabal satisfacción su misión: proveer un servicio de transporte público masivo, seguro, confiable y tecnológicamente limpio. Con una tarifa accesible, que satisficiera las expectativas de calidad, accesibilidad, frecuencia y cobertura de los usuarios y se desempeñara con transparencia, equidad y eficiencia, logrando niveles competitivos a nivel mundial.
Cada día el servicio empeora
Ejemplo reciente del mal estado de cosas, es que el 11 de abril, por la mañana, en la estación Tacuba de la línea 2, uno de los trenes falló y se esparció espesa humareda y fuerte olor a quemado, lo que hizo temer intoxicación a usuarios y no se diga viernes 22 por la mañana, cuando cuatro estaciones del tramo elevado (otra vez) de la línea 12, dejaron de dar servicio. Las argumentaciones y pretextos del porqué de los hechos pueden ser diversas, la realidad es que en el análisis cada uno de los incidentes “el Metro es juez y parte”, además de poner en tela de juicio la capacidad técnica de los funcionarios que encabezan dichos análisis.
El director general del STC, Jorge Gaviño, argumenta que el servicio es pésimo porque con todo y el aumento a cinco pesos el costo del boleto, el Gobierno de la Ciudad de México no da siquiera los recursos indispensables.
Se oculta que amigos de Gaviño y del gobierno citadino y recomendados del sindicato del ramo, obviamente, por el corrupto cacique Fernando Espino Arévalo, sin la calificación técnica indispensable, ni siquiera conocimientos ferroviarios especializados, ocupan áreas de gran responsabilidad en la operación del material rodante (trenes) y en la instalación fija: vías, alta tensión, baja tensión, hidráulica, señalización, mando centralizado, etcétera, que requieren personal altamente especializado,
Se advierte que Gaviño se llevó a todos sus cuates “abogados” para tener sueldos de hasta 60 mil pesos mensuales, advirtiendo que son alrededor de mil 500 “aviadores” de confianza, que solo acuden a las oficinas centrales a cobrar sus cheques sin haber trabajado en el Metro.
Es menester hacer hincapié que Gaviño encabezó la Comisión Especial de Investigación de la Línea 12 del Metro de la VI Legislatura de la ALDF, y llegó al Metro “con el firme propósito de acabar con la corrupción”, pero se ha incrementado inclusive a niveles mayores que los que hubo por la administración de Joel Ortega, de quien se afirma, su secretaria Tania le tenía un sueldo de 150 mil pesos mensuales porque “tiene un hijo con ella”, y para evitar que la señora le promoviera un juicio por Pensión Alimenticia, la hizo su secretaria de toda su “confianza”.
Por razones de espacio, sólo citaremos algunos altos cargos (funcionarios) en manos de gente no calificada e inexperta, para el caso.
El Subdirector General de Mantenimiento, Jorge Javier Jiménez Alcaraz, es ingeniero civil, sin estudios de ingeniería en mantenimiento a nivel licenciatura, de preferencia con maestría o doctorado como lo requiere el perfil del puesto, pues su función es la de establecer las políticas y bases de coordinación necesarias para garantizar que el servicio de transporte masivo que proporciona el STC., sea con la continuidad y calidad necesarias, a través del mantenimiento del material rodante e instalaciones fijas; así como organizar, dirigir y coordinar el desarrollo de los proyectos de las obras nuevas, de ampliación y de mantenimiento mayor de las existentes.
La Dirección de Mantenimiento al Material Rodante, encargada de administrar los recursos asignados para conservar en óptimas condiciones de operación los trenes de la red del organismo, mediante la adecuada planeación, coordinación y ejecución de los programas de mantenimiento integral, modernización y rehabilitación del material rodante; y la supervisión de los procesos de la fabricación de trenes, de acuerdo con las especificaciones y calidad requeridas, a fin de que el sistema brinde un servicio con calidad, seguridad y fiabilidad. Su titular es el arquitecto Emilio Zuñiga García, cuando allí se requiere licenciatura en ingeniería de transporte o mecánica, de preferencia con maestría o doctorado.
La gerencia de Sistemas e Investigación de Incidentes Relevantes (GSIIR) está encabezada por José Pereznegrón Zarco, licenciado en administración de empresas, cuando ese cargo requiere licenciatura en ingeniería o carreras afines, de preferencia con maestría o doctorado en sistemas, y contar con experiencia en mantenimiento industrial a nivel gerencial o puesto homólogo y/o haber desarrollado equipos y maquinaria industrial.
El desempeño de esa gerencia es muy delicado: ya que deberá contribuir a garantizar la integridad física de los usuarios, personal y patrimonio del organismo mediante el establecimiento de mecanismos orientados a la investigación y análisis de los incidentes ocurridos en los equipos e instalaciones de la red de servicio y desarrollar los sistemas e innovación tecnológica de las áreas técnicas de operación y mantenimiento del Metro.
Más delicado aún es lo que sucede en la Dirección de Ingeniería y Desarrollo Tecnológico (DIDT), cuya función es la de establecer las directrices y lineamientos en materia de ingeniería, investigación, desarrollo, transferencia e innovación tecnológica, gestión de la calidad y planeación estratégica, operativa e informática técnica, así como el desarrollo de estudios y análisis orientados a la solución de los problemas técnicos operativos e investigación de incidentes ocurridos en los equipos e instalaciones que conforman la infraestructura operativa de la Red y que conforme al portal de Internet del STC, se nombró a Juan Carlos Rubio Castro, quien es pasante de licenciatura en Administración de Empresas del Centro Universitario para el Desarrollo Empresarial de México, es decir no tiene lo mínimo de escolaridad y conocimientos requeridos para el cargo, que son licenciatura en ingeniería, de preferencia con maestría o doctorado, y en lo segundo como director, subdirector y homólogo, preferentemente de un organismo de investigación tecnológica y haber desarrollado proyectos basados en su investigación.
Es momento que los habitantes de la Ciudad de México y los más de 5 millones de usuarios estén enterados de esta grave anomalía, sabrían que el gobierno de la Ciudad de México y la Dirección General del METRO, han expuesto sus vidas en manos de gente inexperta para la operatividad del STC.
Es un preciso momento que el Doctor Mancera ponga orden en este aspecto y le quede claro que en la dirección del STC se requiere de un TECNÓLOGO con conocimientos en sistemas ferroviarios y no de políticos de doble cara, así como, la creación de un ente externo que lidere la ingeniera y el análisis de incidentes relevantes dejando de ser el Metro, juez y parte, y se sancione a los verdaderos responsables de ellos y no queden funcionarios impunes.
En caso de ser omiso, el Jefe del Ejecutivo local se enlistará en una espiral de corrupción e impunidad con el caciquismo de Fernando Espino Arévalo, quien no tiene fecha para ni para irse, y menos para jubilarse. El negocio del sindicalismo en el Metro es redituable, so pena que Joel Ortega le quitó muchas prebendas y en venganza, el “político” michoacano le tendió una trampa para que Mancera lo quitara de ese importante cargo.
Cuando menos con Joel Ortega, el Metro de la Ciudad de México marchaba a buen ritmo; hoy en día, la anarquía de vendedores ambulantes se ha consolidado a pesar que más de tres mil 500 policías rondan todas las instalaciones del subterráneo naranja para la caza de esos trabajadores informales, quienes al ser presentados ante los Jueces Cívicos, también son víctimas del circulo pernicioso de ministerios públicos, sufriendo la opresión extorsionadora de la propia autoridad.