- Regresan los “Maduros”
- Veracruz: ni para Atrás
- ¡A Visitar Cementerios!
Observo, no sin preocupación, que los listados de candidatos los integran, en su mayoría, personajes ya maduros, de más de cincuenta años –la edad que cumplirá enrique peña nieto el próximo mes de julio, el 20 para sr exacto, mientras vicente fox, el 2 de ese mes, arribará a los setenta y cuatro en plena efervescencia contra el “pato” Donald Trump próximo a estrenarse como septuagenario seguido muy de cerca por la señora Hillary quien tendrá sesenta y ocho antes de las elecciones de noviembre en los Estados Unidos-, como si se tratara de una especie de revisión generacional luego del fracaso político de las hornadas de “sangre nueva” que no pudieron descollar lo suficiente siendo rehenes del severo castigo del ostracismo antes de tiempo.
Es una lástima, desde luego, pero existen razones de fondo para explicar el fenómeno, algunas de ellas preocupantes en extremo, por cuanto hace al reclutamiento juvenil por parte de los partidos políticos regidos, en su mayor parte, por personajes veteranos, cubiertos de lodo y con propensión al egocentrismo y al imperativo de permanecer, de cualquier manera, sorbiendo del poder presidencialista fusionado con la partidocracia enferma, brutal amalgama que extremó autoritarismos con saldos rojos propiciadores de la bancarrota de la democracia.
¿Por qué los jóvenes no han podido cumplir con su deber reconstructor? Hagamos un análisis:
1.- Por principio de cuentas, los mejores egresados de nuestras universidades y los becarios de las instituciones estadounidenses y europeas, repelen la actividad política por considerarla el espacio más sucio de la sociedad y, además, el menos rendidor. En el sector privado, por ejemplo, los sueldos ejecutivos suelen ser más generosos sin necesidad, además, de explicarlos y rendir cuentas sobre gastos, viajes y otros privilegios lo que dentro de la actividad pública es considerado como elementos para tipificar el delito de peculado si se utilizan recursos oficiales extras.
No hay garantía alguna de salvamento para el caso de los excesos, festivos o no, que entre los empresarios son parte del “trabajo” para afinar y consolidar alianzas, entendimientos y amalgamas. Recuérdese el penoso incidente de Puerto Vallarta que determinó un freno terrible a la carrera del joven guanajuatense, Luis Alberto Villarreal García, entonces al frente de la bancada panista en la Cámara baja, a quien se videofilmó bailando con cachondería en una terraza de gran lujo, alentado por sus propios compañeros de partido y no sólo diputados. Ahora, le queda el consuelo de asistir a la Feria de Sevilla en donde fue captado por las cámaras de televisión con una dama y en sitios muy caros de la célebre Maestranza. ¿Punto final?
2.- Las tareas legislativas y ejecutivas obligan a un estudio profundo de las mismas para conocer de límites y facultades. Y, por lo general, quienes escogen la vía de la política no son los más propensos a estudiar ni entienden de protocolos fastidiosos. Por ello, consideran, por ejemplo, que la asiduidad –de muy pocos, por cierto-, debe ser motivo de premio aunque su desempeño haya sido gris sobre curules y escaños. De allí los constantes amagos con miras a escindirse al observar que sus dirigencias privilegian a personajes “externos” o alientan a antiguos sujetos, digamos el pillastre pederasta miguel ángel yunes linares, porque les observan con capacidad de truculencia mayor con consenso de las grandes mafias.
3.- Para estos jóvenes el obtener un estatus político es de vital importancia para asegurarse negocios a la sombra. Y lo hacen con una facilidad asombrosa, dispuestos siempre a la cooptación acaso por la pobre formación de ideales; cada vez son menos quienes mencionan los objetivos comunitarios como sus prioridades salvo, claro, en los almidonados discursos de circunstancias.
4.- Les encantan las candilejas, lo mismo a las chicas de piernas torneadas que escandalizan cuando alguien se les queda viendo o se hace de sus minifaldas un debate insulso, que los muchachos peinados a la usanza peñista, acicalados y con excelentes cortes, buscadores eternos de la atención ajena por el físico y no por el talento. Quizá por ello padecemos hoy la presidencia que nos corroe.
Pero los hay también fachendoso con lo cual termina su rebeldía aunque griten disonancias desde las galerías y aprieten los diálogos camarales con impugnaciones resumidas en frases estudiadas y en hilos conductores ya muy conocidos por el hartazgo. Así sucedió, por ejemplo, con las reformas energéticas sin que nadie de estos liderzuelos de la nueva ola fuera capaz de discernir cómo poder frenar, desde la minoría, una traición tan grande contra México.
En efecto, los pretensos presidenciales –no son aún siquiera precandidatos-, mantienen cierta edad e imagen muy alejada de la venta de rostros juveniles que privó en 2012 sobe todo en el PRI, aunque, la verdad, peña no era tan precoz como se suponía: en 2012 cumplió cuarenta y seis años muy cerca de las elecciones federales. Lo demás fue mercadotecnia.
Así las cosas, el priísta miguel ángel osorio chongo –incapaz de encarar al secretario de la Defensa por sus constantes traspiés en el mando militar, además de su notoria inseguridad ante los genocidios cometidos a su vera-, tendrá 54 años cuando llegue el momento de los comicios federales en 2018; y luis videgaray caso, el de Hacienda, sumará cincuenta y uno; otro más, quien comenzó a sonar desde el descompuesto campanario de la capilla de Los Pinos, José Narro Robles –de Rector de la UNAM pasó a la secretaría de Salud automáticamente como una burla a los universitarios-, contaría con setenta años dentro de los tres.
Por el lado “opositor”, Andrés Manuel López Obrador tendrá, en 2018, sesenta y cinco años, dos más de los que tenía “el viejo” Adolfo Ruiz Cortines cuando asumió la Presidencia en 1952; y Margarita Zavala, quien lanzará el anzuelo dentro o fuera del PAN, no podrá evitar el paso de los años hasta alcanzar 51 a la hora de las elecciones tan esperadas para ella.
Rafael Moreno Valle, otro prospecto panista, arribará al medio siglo en 2018 y sólo Ricardo Anaya Cortés, el queretano dirigente de Acción Nacional, baja del límite: cuando llegue el momento decisivo tendrá cuarenta años aunque no sería el más joven, dado el caso, en postularse para el cargo presidencial. El general Lázaro Cárdenas del Río, a quien se observa como uno de los más jóvenes presidentes, tenía treinta y nueve años cuando asumió el poder y sería el paralelo del joven Anaya quien ya acumuló no pocos rencores y desafíos al interior de su partido: los calderón están listos para una escisión si no les devuelven la andera blanquiazul para, supuestamente, llevarla a la alcoba de Los Pinos. Pareciera que es lo único que importa.
Ya hablaremos de quienes pretenden ser independientes forrados por sus alianzas empresariales o con dinero público desviado. Pero podemos adelantarles que Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, tendrá sesenta y uno cuando llegue la hora de las decisiones; Juan Ramón de la Fuente –el moderno Nicolás Zúñiga y Miranda, quien siempre se postulaba para hacerle el caldo gordo a Don Porfirio, tendrá sesenta y siete; y Pedrito Ferriz de Con, el diminutivo siempre le seguirá para separarlo de su padre quien, según las malas lenguas, lo engendró en un OVNI, habrá cumplido sesenta y ocho años –me lleva tres-.
La sangre joven se ha esfumado por la mediocridad de quienes accedieron al poder público con apenas academias y conocimientos cabales sobre la gepolítica nacional. Nada de eso. No se trata de edades sino de capacidades y en ello estriba el penoso traspiés de las nuevas generaciones poco preparadas para enfrentar los tremendos contratiempos del presente, que les rebasan –también a buena parte de los adultos-, en ausencia de patriotismo, apego a la colectividad verdadera representatividad.
Si los partidos se van quedando con poca clientela, incluso el PRI, ni qué decir de la parvada de candidatos ahora más veteranos pero igualmente desprestigiados –el inconveniente de la “madurez”-, en una hora de enorme escepticismo y cuando la sociedad ya está cansado de la parodia electoral y de que le den atole con el dedo. Lo dicho: el caos político nos llega al cuello.
Debate
Si, como decíamos recientemente, en Veracruz debiera decretarse la desaparición de poderes ante el ejercicio banal, pandillero y criminal de Javier Duarte de Ochoa, al candidato panista dispuesto a sucederlo, el ex priísta, ex elbista y ex director del ISSSTE además de ex director de Seguridad Pública –en donde pudo fraguar el desenlace fatal de su entonces jefe, Ramón Martín Huerta-, miguel ángel yunes linares, debieran desaforarlo… antes de que tenga fuero.
La ironía la baso en su largo expediente sobre acusaciones, sin indagar, sobre participaciones deshonestas, fraudes consumados, enriquecimiento ilícito –desde que fue secretario de gobierno bajo el mandato del borrachín Patricio Chirinos Cañero, entre 1992 y 1998-, presunciones criminales –sobre todo en lo que atañe al extraño “accidente” aéreo de Ramón Martín Huerta cuyo helicóptero, de manera inexplicable, optó por meterse en una densa niebla acaso por error humano o, más bien, por alteración del equipo como luego sucedería, en 2008, en la caída del Jet LEAR donde viajaba Juan Camilo Mouriño-, y hasta actos de pederastia evidenciados por sus nexos con el demonio de Cancún, Jean Succar Kuri, y las declaraciones ministeriales de sus víctimas quienes lo señalaron a él, y a emilio gamboa patrón, como los “clientes” más frecuentes de la ignominia de los abusos sexuales.
Más vale ahora proceder –claro si hubiese una pizca de justicia en este país- que esperar a consumar unos comicios, de inicio fraudulentos, aunque los panistas insistan en que con ello dejarán de recoger votos infamados. Cuando menos, es de esperar que los veracruzanos vomiten sobre las boletas en donde esté inscrito el nombre de este sujeto arrabalero dispuesto a todo –la mentira es de poca monta para él-, con tal de asirse al poder como antes se sujetó, casi con ardor, a las faldas de elba esther gordillo morales.
La Anécdota
Pregunta un pequeño veracruzano:
–¿Por qué los candidatos no van a los panteones para hablarles a los difuntos?
–No entiendo cuál sería la utilidad; los difuntos no sufragan.
–¿Qué no? Vea la lista de los militantes de cada partido y las firmas a las que se acogen los “independientes”: ya los muertos son tantos como los “vivos” que les prolongan la existencia.
Sin palabras.
Es triste corroborar que la corrupción de los jóvenes se da con enorme rapidez
por la ausencia de formación en cuanto a los valores generales.
¿Cuántos de nosotros somos culpables de ello?
Me siento fatal ante la pregunta pero, es cierto,
no podemos culpar a las ovejas negras solamente…
sobre todo si están en el gobierno asfixiándonos.