Convertida en un nicho de negocios de más de mil millones de dólares anuales a nivel mundial, las empresas dedicadas a la comercialización de UAVS o RPAS, o pequeñas naves no tribuladas mejor conocidos como “drones” han empezado a tener una acelerado crecimiento en México.
En tan sólo dos años, los adelantos tecnológicos han convertido a este segmento de negocio, en una herramienta indispensable para el desarrollo del país, dado la gran cantidad de usos y aplicaciones que se le han podido encontrar, que va desde la seguridad nacional hasta la salud y el rescate de vidas.
Más allá de la mera fotografía aérea, los drones han empezado a tener un uso intensivo en la agricultura asistida, en el sector energético y nuclear, en la industria de la construcción, en la ecología, en los servicios de emergencia y en la protección civil, entre otras muchas aplicaciones.
En entrevistas por separado, José Luis González Rodríguez CEO de Unmanned Systems y Federico González Barrera, director de la empresaDronix, hacen un balance del inusitado crecimiento de esta herramienta y coinciden en advertir a la población que los drones son algo mucho más que un juguete.
Los RPAS (Remotely Piloted Aircraft System), UAV (Unmanned Aerial Vehicle) o UAS (Unmanned Aerial System), tienen un origen militar y se empezaron a utilizar desde mediados del siglo XX. Sin embargo su uso comercial y de venta masiva al público tiene un par de años en México.
Dronix, es distribuidor oficial del fabricante más grande del mundo de drones DJI, que tan sólo en el 2014 vendió 300 millones de dólares y un año más tarde su volumen creció a mil millones de dólares.
“Estamos hablando de más que triplicar las ventas en el rango de un año. El boom que ha tenido en los últimos dos años esta tecnología ha sido enorme”, señala Federico González Barrera, joven empresario que empezó por hobby esta actividad y la llevó a la industria del cine y después a la de seguridad con su empresa Dronix.
El boom de los drones ha traído consigo algunos problemas, ya que actualmente las autoridades aeronáuticas del país no tienen un padrón confiable de empresas dedicadas a la venta de estos aparatos, ni de usuarios de esta tecnología, cuyos costos han variado estrepitosamente.
“Nosotros iniciamos en junio de 2014, empezamos haciendo drones para fotografía y video aéreo. El costo entonces era de 100 mil pesos por dron, sin contar la cámara. Actualmente un dron semiprofesional va de los 10 mil a los 40 mil pesos. Arriba de ese precio puede considerarse ya dron profesional”, dice José Luis González Rodríguez CEO de Unmanned Systems
Hace dos años habían quizá sólo 8 empresas dedicadas a comercializar dichos aparatos. Hoy hay más de 100. Unmanned Systems pasó de tener 10 clientes, a vender más de mil aparatos a gente que busca con avidez estas pequeñas aeronaves que en sus usos más complejos pueden costar hasta 750 mil dólares, alcanzar hasta 80 kilómetros de radio y tener hasta 4 horas de autonomía de vuelo.
“No hay un padrón de empresas ni usuarios. Es muy difícil. Es una tecnología a la que nos tendremos que acostumbrar porque de aquí a 10 años van a estar en todos lados. El problema es que ponerlos todos en una misma categoría es muy complicado”, advierte Federico González, de Dronix.
Hay muchas clasificaciones dependiendo de su peso, de su uso y de la actividad para la que están destinados. Los drones ya son utilizados para la recuperación de vehículos robados, y se planea su uso para el monitoreo tomas clandestinas en ductos de Pemex y búsqueda de sembradíos de enervantes.
“El sector está creciendo más rápido de lo que puede darse el proceso regulatorio; pero además, si se impone una regulación muy estricta, matas la innovación, matas la inversión extranjera, bloqueas la generación de empleos. Es algo muy complejo, porque por el otro lado también está el tema del interés público, la seguridad, la privacidad”, añade Federico González Barrera.
José Luis González advierte por su parte que además de las aplicaciones ya conocidas, los drones son utilizados en la agricultura, para generar mapas a través de imágenes infrarrojas, en las que se puede ver, según la coloración, si la vegetación o un cultivo están enfermos o sanos.
Se usan en la industria nuclear para transportar contadores geiger y medir niveles de radioactividad sin poner en peligro la vida de los trabajadores; se usan en las torres de alta tensión de la Comisión Federal de Electricidad para revisar los niveles de corrosión.
Dronix por su parte, tiene en proyecto una propuesta para el sector Salud, de “drones ambulancia” para el envío de medicinas y equipo médico de emergencias, como desfibriladores, para atender casos de infartos cardiacos, con aparatos que dan las instrucciones de manera verbal, para que cualquier persona pueda llevar a cabo el procedimiento.
Hay muchos proyectos en vías de desarrollo por parte de ambas empresas, sin embargo están conscientes de que la competencia crecerá día con día y lo único que piden es “responsabilidad”, porque los errores y abusos que se cometan ahora, iran en detrimento de todo el nicho de mercado.