(InsurgentePress) El enorme buque comenzó su travesía en punto de las 15:55 horas locales escoltado por varias embarcaciones que celebraban con chorros de agua la salida del barco.
Este primer crucero es posible gracias al deshielo en las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, anunciado al mundo en diciembre de 2014 y certificado durante la histórica visita del presidente estadunidense Barack Obama a Cuba de marzo pasado.
El barco debe cruzar el estrecho de Florida durante la noche y llegar a La Habana, Cuba, el lunes por la mañana.
Un total de seis de cubanoamericanos viajan entre los cientos de pasajeros, según confirmó Carlos Orta, vicepresidente de Asuntos Corporativos de Carnival Corp.
Orta, de 47 años, quien salió de Cuba con sus padres rumbo a España cuando tenía tres años, es uno de los cubanoamericanos que pisará la isla tras viajar en un crucero en medio siglo.
Pero el primer cubanoamericano que bajará del buque es Arnoldo Pérez, consejero general de Carnival, según anunció el presidente de la firma de cruceros, Arnold Donald.
Los pasajeros abordaron desde temprano el barco animados por un grupo musical cubano que interpretó clásicos del repertorio de Cuba como “El son de la loma”.
Este primer crucero a Cuba en medio siglo tuvo que superar obstáculos como un decreto aprobado poco después de la revolución cubana de 1959 que prohibía a los cubanos entrar o salir de la isla por vía marítima.
Por ello, Carnival optó por no vender boletos a los cubanoamericanos, pero tras las protestas del exilio cubano, que tildaba de “apartheid” la medida, y de críticas formuladas por el secretario estadunidense de Estado, John Kerry, la compañía insistió ante La Habana para derogar la medida, la cual el gobierno cubano desechó.
El viaje todavía presenta restricciones para los pasajeros, pues Estados Unidos solo permite embarcar a los ciudadanos estadunidenses que se acojan a alguna de las 12 categorías permitidas para viajar a Cuba.
Entre ellas los motivos religiosos, familiares, periodísticos o culturales, pero en ningún caso turístico, pues esta área sigue vetada por el embargo comercial que persiste de Estados Unidos a la isla.
Durante el recorrido del Adonia los viajeros tendrán actividades como visitas guiadas, encuentros con artistas y clases de baile.