Panamá, 14 may (PL) Accesos a las salas comerciales, estrenos, distribución y publicidad son algunos de los elementos que validan hoy la desigual lucha cinematográfica que desde hace años enfrentan Hollywood y el cine hecho en América Latina.
Según expertos panameños la hegemonía de las películas comerciales estadounidenses existe, entre otras razones, porque son productos con presupuestos millonarios para sus rodajes y posteriores promociones.
Mientras, los títulos audiovisuales de América Latina, aunque tengan mejores historias y sean premiadas en festivales internacionales, no cuentan con esos recursos y, por ende, las posibilidades de conquistar a la audiencia resultan menores, aseguraron especialistas.
«También vivimos el colonialismo a través de nuestras pantallas, llenándonos de películas de Estados Unidos que nunca nos invitan a pensar, a sentir», opinó César Augusto Acevedo, director de La tierra y la sombra (Colombia), una mirada al daño ambiental y social que ocasionan las empresas de caña de azúcar.
A esto se suman las cintas nacionales que llegan a las salas de cada país, en las cuales la industria norteña también domina.
Según el sitio web imdb.com, el pasado año en los cines estadounidenses se estrenaron 699 largometrajes, cifra que contrasta con los 93 en Canadá; 36 en Colombia; 31 en Chile; 126 en Brasil; tres en República Dominicana; dos en Panamá; 190 en Argentina y 230 en España,por citar algunos ejemplos.
Mientras que una película estadounidense como Batman vs Superman, de cuantiosos recursos financieros, pero destrozada por los críticos, llega a 90 países, otra como la argentina El Clan, victoriosa en los reconocidos festivales de Toronto y Venecia, pasó apenas por una veintena de mercados internacionales.
Y es que como expresan algunos realizadores, en la mayoría de los casos el cine latinoamericano se hace más por convicción, que por negocios.
Aunque los filmes no representen ninguna ganancia económica, «no nos rendiremos en nuestra labor de seguir construyendo un cine más humano, que nos permita reconocernos y dejar tanta indiferencia hacia los demás. Estas películas son actos de resistencia, de amor y de fe», aseguró Acevedo.
«Hacer cine o cualquiera de las artes en este país (Panamá) es un verdadero reto. Los políticos hablan de cultura en los planes de gobierno durante las campañas, pero luego cuando ganan se olvidan de las promesas y nos toca a nosotros fajarnos en la lucha porque se nos den y respeten nuestros espacios», afirmó Ricardo Aguilar, uno de los directores del filme panameño Salsipuedes.
Coincidentemente, mientras este fin de semana se estrenó en el istmo esta producción ciento por ciento panameña en solo 10 salas del país, la estadounidense Angry Birds lo hizo en 29.