Panama papers: entre el despojo, impunidad y consecuencias que nadie vio

Por Osvaldo Rodríguez Martínez

Panamá (PL) Crear una estampida de los capitales hacia el complejo de paraísos fiscales de Estados Unidos, Reino Unido, Países Bajos e Israel, donde gozarán de absoluta inmunidad, garantía y protección, pudo ser un objetivo de los Panama Papers.
La hipótesis cada vez toma más carácter de tesis en la medida que se conocen nuevas informaciones y los razonamientos comienzan el trenzado de cabos sueltos.
Al analista panameño Julio Yao pertenece la primera afirmación de este texto, y es uno de al menos cinco propósitos que en su opinión se evidencian del escándalo mediático.
Otros serían: Desprestigiar a los enemigos de los centros de poder estadounidenses como los presidentes ruso Vladimir Putin, el sirio Bachar al-Assad, el venezolano Nicolás Maduro y el expresidente iraní Mahmud Ahmadineyad.
También desestabilizar al grupo Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), a los países emergentes y a los posibles líderes de un mundo multipolar; construir un bloque regional que se enfrente a la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) y erigir las bases de un nuevo orden internacional bajo la égida de Estados Unidos.
Esta propaganda contra los adversarios políticos no pasa de ser la parte visible del iceberg y lo realmente importante es el futuro del sistema financiero internacional.
Panamá es tal vez solo la excusa, por eso no falta quien al analizar la supuesta operación de política financiera mundial y reordenamiento de los espacios de influencia, deslice que intentan sacrificar al pequeño país centroamericano y arrebatarle su cartera de servicios, tras el «exitoso» experimento económico impuesto con la invasión militar de 1989.
«Pareciera que los gringos han perpetrado sobre nosotros una segunda invasión, esta vez sin helicópteros ni artillería, pero sí con bombas tan potentes que las víctimas no quedarán quemadas, como los que vivían en El Chorrillo, pero sí con otras graves afectaciones», refirió el diario La Estrella.
«Y los panameños seguimos en actitud de súbditos reverenciales, aceptando que nos sigan aporreando», señaló el periódico en la sección Lo mejor de la semana, escrita por la exministra Mariela Sagel, quien recordó que al escándalo Mossack-Fonseca (MossFon) se unió la inclusión de 68 empresas panameñas en la Lista Clinton de lavado de activos.
La percepción de sentirse atacados crece en la sociedad panameña, e incluso se desliza en el sutil discurso político del propio Gobierno, tras episodios mediáticos que estigmatizan al país con la repulsiva lista de paraísos fiscales.
«Estamos siendo utilizados por varios países para llevar a Panamá a salirnos de lo que ha sido nuestra mayor fuente de ingresos, que es el sistema de servicios», afirmó la especialista en asuntos bancarios Blanca Pabón.
Reiteró que el país no se caracteriza por sus producciones de bienes materiales, sino por prestaciones como las del canal interoceánico, el sistema bancario internacional y la creación de sociedades.
La firma panameña MossFon «es casi un jugador irrelevante en el escenario global de los Rockefeller, George Soros, Rothschilds, quienes manipulan sus títeres tras bambalinas», aseguró Yao.
Mientras, un artículo del sitio digital Rebelión afirmó que la operación mediática de los Panama Papers es una maniobra de shock para que los grandes capitales se vean obligados a trasladarse a una zona segura y así, de paso, eliminar cierta competencia que pueda existir.
El escándalo es un intento de redirigir los amplios flujos financieros de las zonas offshore o paraísos fiscales hacia Estados Unidos, afirmó el periodista y experto financiero alemán Ernst Wolff a la revista rusa Sputnik.
«Lo que está sucediendo ahora es que Estados Unidos está tratando de secar ciertos paraísos fiscales para presentarse a sí mismo como el nuevo y mayor paraíso fiscal del mundo», afirmó, y recordó que anteriormente socavó el principio del secreto fiscal en Suiza con otro escándalo similar.
«En territorio estadounidense está vigente un secreto bancario ilimitado y los estados de Nevada, Dakota del Sur, Wyoming y Delaware son paraísos fiscales absolutos», explicó.

PROTEGERSE DE FUTURAS DEBACLES FINANCIERAS
La explosión de la burbuja financiera de 2008 en Estados Unidos, y sus consecuencias, fue la peor crisis del país desde la Gran Depresión de 1929 y la primera económica verdaderamente global, por lo que algunas opiniones adelantan que se toman medidas para reforzar el aún débil crecimiento.
Christina Romer, catedrática de la universidad de Berkeley, quien preside actualmente el Comité de Consejeros Económicos del actual gobierno estadounidense, sostiene que la salida del Crac del 29 fue la afluencia, a partir de 1936, de los capitales europeos que huían del aumento de los peligros.
La historiadora niega que la solución fuese producto del New Deal (Nuevo Trato) del entonces presidente Franklin D. Roosevelt, ni de la Segunda Guerra Mundial.
«En eso ha basado Barack Obama su política económica. En primer lugar, actuó para cerrar todos los paraísos fiscales que no están bajo control de Washington y Londres. Después, organizó la desestabilización de Grecia y Chipre para que los capitales europeos fueran a refugiarse en los paraísos fiscales anglosajones», opinó el periodista francés Thierry Meyssan.
«El Departamento del Tesoro estadounidense pudo comprobar entonces cómo los capitales griegos huían de Grecia. El experimento resultó concluyente y la Casa Blanca decidió sumir aquel frágil Estado en una crisis financiera y económica que llegó a poner en peligro la existencia misma de la eurozona», señaló el investigador.
«Como se había previsto, cada vez que surgen inquietudes sobre la posible expulsión de Grecia del euro o sobre una disolución de la eurozona, capitales europeos corren hacia los paraísos fiscales disponibles, principalmente británicos, estadounidenses y holandeses», según la fuente.
El temor de los dueños a perder sus fortunas hizo que las trasladaran al lugar más seguro, y el operativo MossFon no tiene otro fin que destruir los paraísos fiscales no anglosajones, concluyó Yao, quien recordó que en los mismos los depósitos se calculan entre 30 y 40 billones (millones de millones) de dólares.
La tesis de Romer está en la base de la política económica de Obama, cuyo objetivo es redirigir estos fondos a su país para reflotar la alicaída economía, opinó el periodista panameño.
«Ojalá no se esté abriendo una puerta para intervenciones directas de los gringos en asuntos internos de Panamá», expresó Rogelio Paredes, exdiputado del Partido Revolucionario Democrático, al analizar el más reciente episodio financiero con la Lista Clinton y la injerencia de la nación norteña.
El último golpe representaría unos seis mil empleos de las 68 empresas sancionadas por el Tesoro estadounidense por presunto narcolavado, sin que se expongan las pruebas a la justicia panameña, analizaron abogados y periodistas en un programa de opinión del canal Telemetro.
Y mientras algunos agradecen «la preocupación del gobierno norteamericano de trabajar con el panameño para salvaguardar la mayor cantidad de empleos de las empresas señaladas en la Lista Clinton», otros en el espacio televisivo acusaron a ese país de provocarles una crisis, tal vez con las oscuras intenciones del despojo.

Deja tu comentario