Buenos Aires (PL) El golpe de Estado institucional en el vecino país fue una pésima noticia para las mayorías de Brasil y la región. Sin embargo hubo algunos gobiernos que bajo cuerda festejaron, tal el caso del argentino.
El jueves 12 de mayo será visto por la región latinoamericana como un día luctuoso. Una presidenta electa en 2014 por 54.5 millones de votos fue suspendida en Brasil por 55 senadores, en base a acusaciones no probadas y que no constituían «crimen de responsabilidad».
Hubo grandes empresarios, banqueros y organismos financieros internacionales contentos con el cambio de líderes y rumbo en el Palacio del Planalto. Esos intereses ven una correlación de fuerzas más amigable para imponer políticas de ajustes y recortes en los beneficios que habían logrado sectores sociales más humildes en los últimos años, en Brasil y otras naciones.
Ese proceso, parecido, ya arrancó en Argentina con Mauricio Macri, sinónimo de ajustes, devaluación, tarifazos y fabricación rápida y masiva de nuevos pobres, inventariados en 1.4 millón según el Observatorio de la Universidad Católica.
Resultados similares se aguardan en el país más importante de Sudamérica con el converso Michel Temer. Si con Lula da Silva y Dilma Rousseff habían salido de la pobreza 45 millones de brasileños, una buena parte de éstos volverá a su estado, reputado casi como «natural».
Macri no sólo fue benévolo con los golpistas del PMDB y PSDB, la red O’Globo y la Federación de Industriales Paulistas, entidad que lo había condecorado en su última visita a Brasil.
No emitió palabra alguna de condena a la desestabilización de Dilma, que se cocinaba a fuego máximo en las últimas semanas. Además, luego de producirse el zarpazo senatorial, el Palacio San Martín dijo seguir confiando en la institucionalidad del vecino y que seguía el diálogo con las autoridades constituidas, léase Temer y su nuevo gabinete.
Hay algo más. El ministro Alfonso Prat-Gay dijo en reunión con ejecutivos de Finanzas que los cambios en Brasil son una oportunidad para «refundar el Mercosur» y firmar acuerdos con la Alianza del Pacífico. Confió en que el socio mayor del mercado del Sur entendería lo importante que es negociar en bloque con la Unión Europea y Estados Unidos, en vez de cortarse solo.
Hay otros motivos de alegría en Balcarce 50. El nuevo ministro de Finanzas en Brasilia es Henrique Meirelles, exCEO del Boston, y el nuevo titular del Banco Central proviene del privado Itaú. Acá Prat-Gay hizo su carrera en el JP Morgan y el negociador Luis Caputo en el Deutsche. Juegan en distintos equipos de la misma banca internacional y creen que se van a llevar de maravillas. Unos y otros quieren hacer el ajuste del gasto público, precarizar el empleo, achicar los programas sociales y favorecer tanto como puedan a las grandes corporaciones.
A su vez, como Macri fue electo por el voto popular y Temer por un golpe del Senado, el primero se siente ganador en la competencia por ser el líder regional, en un campeonato cuyo puntaje lo pone la Casa Blanca.
RELACIONES CON WASHINGTON
Barack Obama estuvo en Argentina el 23 y 24 de marzo pasado, y fue precedido por viajes de funcionarios del Departamento de Estado y de Comercio, que avanzaron en tratativas bilaterales. Como supuesta gran noticia de esos diálogos, el gobierno macrista anunció que serían levantadas las prohibiciones de importación, desde EE. UU., para los limones y carne argentina.
Hacia el norte viajó hace semanas Patricia Bullrich, errática en varias de sus funciones pero certera a la hora de buscar entendimientos de Seguridad con aquella potencia. Hace días viajó el secretario de Comercio, Miguel Braun, que tuvo reuniones con más de 130 empresarios top, sumando el casi centenar que concurrió a la Cámara de Comercio de EE. UU. junto a los embajadores Noah Mamet y Martín Lousteau, más los que acudieron a un encuentro similar en el Consejo Empresarial Internacional. Allí volvieron a agitar el anuncio sobre limones y carnes de nuestro país, que hasta ahora no pueden ingresar al mercado estadounidense.
Seguirán tratando esos asuntos comerciales con Stefan Selig, el subsecretario de Comercio Internacional de la administración Obama, que llegará a Ezeiza el 23 de mayo para avanzar en la agenda de intercambio comercial.
La propaganda del Ministerio conducido por Bullrich es que fruto de su visita hay varios organismos de seguridad de EE. UU. que comenzaron a cooperar con su Ministerio y la Dirección Nacional de Migraciones. El autobombo de la funcionaria es que están en marcha programas de capacitación e intercambio de información «para la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo y la trata de personas».
Según esa óptica, para luchar contra el narcotráfico es imprescindible contar con la DEA y la cooperación del FBI y demás agencias de seguridad del imperio. Sin embargo en la reciente conferencia internacional de la ONU sobre narcotráfico (UNGASS 2016), se vio que los modelos exitosos de lucha contra ese flagelo pasan por paradigmas muy alejados de EE. UU. Estos son los de Cuba, Bolivia e Irán, como documentó LA ARENA en tres notas sobre esta temática.
Obama en su visita a Buenos Aires hizo propaganda de la desclasificación de archivos secretos de su país sobre el terrorismo de Estado de la dictadura militar-cívica. Sin embargo, la embajada de EE. UU. en nuestro país advirtió que no se deben esperar grandes resultados en poco tiempo. Argumentaron que son varias las dependencias que deben hacer ese trabajo de desclasificación y que los resultados irán llegando por tandas. Fechas no hay. En el largo plazo estaremos muertos, diría John M. Keynes…
BOCANADA DE AIRE
La situación política del gobierno del PRO-Cambiemos es complicada, sobre todo por los vientos que soplan desde el ámbito social, en especial en los gremios. Eso ya había tenido expresiones varias en las semanas pasadas, y tuvo otra muy destacada con la finalización del paro de la Conadu-Histórica, la Conadu a secas y otras cuatro federaciones que nuclean a los profesores universitarios. Reunieron a una multitud de más de 50 mil docentes, estudiantes, no docentes y público en general, que marcharon al Ministerio de Educación y luego a la Plaza de Mayo.
Esa demostración callejera ilustra a la perfección la dificultad no sólo financiera, sino ante todo política del macrismo. Están las demandas salariales de los docentes, del 45 por ciento en su paritaria anual y rechazando el 31 por ciento ofrecido en tres cuotas, la última a cobrar en enero de 2017.
No es todo. Se exigió también más presupuesto para las 53 universidades, a las que no les cierran los números por las altas tarifas de agua, gas y luz, con los aumentos habidos en 2016.
El presidente había presumido de autorizar una partida extra de 500 millones de pesos para las casas de estudios. Quedó como gota en el desierto. Se le retrucó que eso equivale al uno por ciento de sus presupuestos anuales, insuficientes.
Por eso estuvo el público arriba mencionado al que debe sumársele un buen número de autoridades, incluso algunos decanos, vicedecanos y secretarios. La academia y la investigación, y no sólo la estudiantina y el gremialismo docente, se pusieron en marcha en contra de Macri.