Lima, 21 may (PL) Los dos candidatos que el 5 de junio disputarán la presidencia de Perú debatirán mañana en la ciudad de Piura, mil 50 kilómetros al norte de aquí, en busca de romper el empate técnico en las preferencias ciudadanas.
A prepararse para la confrontación dedicaron la jornada los candidatos neoliberales Keiko Fujimori, del partido Fuerza Popular (FP), y Pedro Pablo Kuczynski, del Partido Peruanos por el Kambio (PPK), curioso nombre adecuado a las iniciales del postulante.
Será la primera vez que un debate de ese nivel se realiza fuera de Lima y será una especie de preliminar del que sostendrán una semana después en la capital.
La confrontación de programas y ofertas casi no toca lo económico, porque, como lo reconocieron los parlamentarios de FP Luis Galarreta y Carlos Bruce, no hay grandes diferencias, porque ambos candidatos defienden el polémico modelo neoliberal vigente desde hace más de dos décadas.
El expresidente Alan García, de línea similar, planteó que Fujimori y Kuczynski firmen un acuerdo que consignen sus coincidencias en materia de política económica y social y se comprometan a apoyarse mutuamente, cualquiera que ganen.
Planteó que tal acuerdo debe reemplazar al intercambio de ataques y adjetivos que ha caracterizado a la campaña por la segunda vuelta, emparejada hasta el punto que muchos analistas consideran que la contienda final será decidida por los indecisos y, por ende, por los errores de uno que favorezcan al otro.
El debate de mañana es organizado por el Jurado Nacional de Elecciones y durará aproximadamente 90 minutos y el temario abarca la descentralización, el ordenamiento territorial, el manejo de los recursos naturales, los conflictos sociales, entre otros temas de interés principalmente para las poblaciones del interior.
Para Kuczynski, empresario y político de 77 años, será una oportunidad de proselitismo en las regiones que compense la más intensa campaña desarrollada por su rival, de 40 años e hija del exgobernante Alberto Fujimori, preso por diversos delitos registrados durante su gobierno de mano dura (1990-2000).
La relación con el padre motiva fuerte rechazo en amplios sectores y ha permitido a Kuczynski atraer al electorado progresista, que lo ve como «mal menor» y lograr acuerdos y compromisos de respeto a sus derechos con sectores como el movimiento sindical y las comunidades amazónicas
Fujimori, según analistas consultados, intentará recuperar la iniciativa que, por su juventud y la magnitud de su campaña, tenía hasta la reciente denuncia de que la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) investiga a su brazo derecho, Joaquín Ramírez, a quien defendió hasta que él pidió licencia para no dañar la campaña electoral de la postulante.
El escándalo, según el publicista Carlos Raffo, excolaborador de Fujimori, la mantiene contra las cuerdas, pues al caso Ramírez se añaden más noticias sobre elementos de FP presuntamente vinculados al narcotráfico.
A ello se agregó la confirmación de la apertura de una indagación preliminar de la fiscalía a Keiko Fujimori y su esposo norteamericano, Mark Villanella, por posible lavado de activos.