- Analistas y expertos coinciden que el desprecio del precandidato es porque se le han caído varios negocios en el país.
CIUDAD DE MEXICO.- Las experiencias fracasadas en los negocios del controversial empresario y casi seguro candidato republicano a la presidencia Donald Trump en México serían el origen de su acendrado odio a este país, según coinciden analistas y expertos.
«Tiene un agravio personal contra México por haber perdido una inversión en bienes raíces y haber sido demandado por fraude», señaló David Monreal, ex gobernador del estado central de Zacatecas, uno de los principales expulsores de inmigrantes indocumentados a Estados Unidos.
«El odio y el coraje hacia México nace de un golpe a su bolsillo», señaló en su blog en Internet Monreal, intendente en la delegación (municipalidad) Cuauhtémoc, que abarca la zona céntrica de la capital y uno de los más cercanos asesores del dirigente izquierdista Andrés López Obrador.
De acuerdo con el sitio web ansa.it, el rencor de Trump, que perfila todo un caso clínico para los sicoterapeutas, ha sido tratado de explicar desde diversos ángulos.
La versión más frívola, publicada en febrero pasado por la revista mexicana sobre escándalos de la farándula, TVNotas, señala que el odio del empresario proviene de «una historia oscura en su pasado».
«Se dice que su ex esposa lo engañó con un mexicano ¡y que él sería el verdadero padre de Ivanka Trump!», dice el semanario de tono estridente, el cual indica que «nada se puede confirmar», pero insiste en «un pasado turbio con su ex esposa Ivana».
Sin embargo, la versión más creíble es que su animadversión surge de sus intentos fallidos de desembarcar en México, específicamente en dos desarrollos inmobiliarios realizados en la frontera norte con Estados Unidos y en una isla al sureste, cerca de los límites con Belice.
El sitio on line hipertextual.com, recuerda que la historia de Trump con México se remonta a 2006, unos años antes de comenzar su aventura presidencial.
En esa fecha, lanzó un plan para construir un hotel y apartamentos de lujo con el nombre Trump Ocean Resort Baja México en Tijuana, estado norteño de Baja California, colindante con San Diego, California.
Trump se asoció en este plan con la empresa inmobiliaria Irongate para construir tres torres, pero en 2009 la sociedad se quedó sin fondos, a pesar de que los compradores habían depositado ya 32.2 millones de dólares.
Las propiedades tenían un costo que oscilaba entre 300 mil y tres millones de dólares y el pago inicial era el 30 por ciento del costo total de los departamentos.
Sin embargo, lo que se veía como «miel sobre hojuelas» resultó un fiasco cuando un banco alemán se negó a fondear el proyecto.
Más de 100 compradores, la mayoría del sur de California, que ya habían dado depósitos por un departamento, demandaron a Trump, pero éste dijo que no participó en la construcción de la obra y culpó a los desarrolladores, aunque en octubre del 2006 reveló al San Diego Tribune, que no sólo fue la marca, sino también un inversionista «significativo» en el proyecto.
El clamoroso caso terminó en 2009 en la Corte Superior de Los Ángeles, donde cuatro años más tarde se llegó a un arreglo privado entre Trump y los demandantes, por una cantidad de dinero no divulgada.
El otro proyecto fallido ocurrió en un paraíso caribeño al sureste de México, la isla de Cozumel, destino de la mayoría de los cruceros que llegan a las costas mexicanas.
Se trata del desarrollo Punta Arrecifes Resort en el noreste de Cozumel, un complejo de lujo que tendría una marina, pista de aterrizaje, club de golf, spa y un hotel de 600 habitaciones, en sociedad con la cadena de hoteles Hilton y una poderosa familia mexicana de apellido Barbachano.
Grupos ambientalistas e investigadores realizaron un intenso activismo en rechazo a este proyecto por considerar que podría ser desastroso para el medio ambiente y ello obligó a las autoridades a decretar en la zona, en 2012, área natural protegida, lo que impidió seguir adelante con este plan.
«No hagan negocios con México» porque «el sistema legal mexicano es corrupto», señaló Trump en un mensaje de Twitter en febrero de 2005, al exigir el pago del «dinero que me deben ahora», si bien se ignora a cuánto asciende esa deuda.