- Forma parte del desprecio de un pueblo que ya está en contra del histriónico peje-gorgojo; desafortunadamente, muchos políticos ven en López Obrador, al hombre que habilidosamente “marca la agenda política” de la nación.
- Cada vez que critica al sistema y a esa Mafia en el Poder que hace alusión en contra del maridaje que integran los partido PRI-PAN, López Obrador se mantiene incólume en la palestra del quehacer político.
- Miles de chavos ven en el tabasqueño a un anciano que ya rebasa los 60 años de edad, que si bien no les brinda ni siquiera “esperanza renovadora”, todavía tiene los bríos de espera para convertirse por tercera ocasión, como candidato a la presidencia de la República, ahora por su partido, el MORENA, tras dejar al partido que le dio fama y riqueza, el PRD, en la ruindad.
Sobre todo la juventud, un tanto descarriada pero no perdida a pesar de tanta información que asimila cotidianamente a través de la gran red, ha manifestado su abierto e iracundo desprecio en contra de los políticos, es el caso del ilustre C. Andrés Manuel López Obrador, a quien “¡le sacaron un ojo de la cara…!” y “¡lo dejaron chimuelo…!”
En las estaciones del Sistema de Transporte Colectivo, Metro, particularmente en la estación Bondojito de la línea 4, se encuentra una de tantas imágenes del también calificado peje-gorgojo, totalmente desfigurada ya que su ojo izquierdo fue destruido por presuntos vándalos, es decir, lo recortaron y se lo volvieron a pegar pero al revés.
Dicen que el nuevo perfil fotográfico del peje es singular, pero quienes observan la maldad de quienes destruyen parte de la propaganda electoral del tabasqueño, se atacan de risa, porque hasta le pintaron de negro un diente de su dentadura postiza.
La inquietud de los chavos de hoy en día recobra una venganza que se traduce de un pueblo que exige cotidianamente justicia laboral, política y social, primordialmente económica, porque el empleo remunerado no existe, pero sí los trabajos alternativos como es el comercio informal.
En calles y avenidas de la ciudad de México, se observa el cotidiano devenir de la ciudadanía, un extraordinario mosaico humano que además de exigir a sus gobernantes salud y educación, la ciudad de México especialmente es un conglomerado que pide a gritos que se le ayude ante la carencia de empleos, y la consabida inseguridad que ha destruido el tejido de toda la sociedad.
México no había vivido una situación tan caótica como el desempleo, no son miles sino millones quienes deambulan por toda la capital de la República en busca de un trabajo.
Decenas o centenas de chavos ven frustrados sus anhelos al renunciar a sus estudios para salir a las calles y ganarse la vida honradamente, integrándose a la vendimia callejera o ser víctimas perenes del narcotráfico.
Los políticos, por su parte, hacen su agosto. Utilizan la coyuntura sociopolítica y en el caso particular del peje, el tabasqueño ya no tiene necesidad de andar a salto de mata.
El Estado mexicano le permitió que construyera su partido político que le llamó pomposamente MORENA, y a raíz de ello, como salto de rana, se ubicó en la palestra de los políticos adinerados.
Rememorando aquella vieja frase del “profe” Carlos Hank González, “político pobre, es un pobre político”, el peje-gorgojo le dio un giro a su vida de 180 grados; ahora se gana la vida “honestamente” a través de las prerrogativas multimillonarias que por Ley, le concede el Estado para mantener la tesis y plataforma de su instituto político. ¡Vaya!, tiene el gran cinismo de gastarse los dineros del pueblo sin mediar el asunto y pasarse por el arco del triunfo lo que le han dado por llamarle, transparencia
Desafortunadamente, muchos políticos ven en López Obrador, al hombre que habilidosamente “marca la agenda política” de la nación. Cada vez que critica al sistema y a esa Mafia en el Poder que hace alusión en contra del maridaje que integran los partido PRI-PAN (el PRIAN, para muchos otros), López Obrador se mantiene incólume en la palestra del quehacer político.
Pero el pueblo es sabio y no se equivoca. Haber transformado un panorámico donde aparece la foto del peje maltratada, con un diente de su “mazorca” postiza, marca también la línea de entre el respeto y la ironía. La fobia en contra de los políticos.
Miles de chavos ven en el tabasqueño a un anciano que ya rebasa los 60 años de edad, que si bien no les brinda ni siquiera “esperanza renovadora”, todavía tiene los bríos de espera para convertirse por tercera ocasión, como candidato a la presidencia de la República, ahora por su partido, el MORENA, tras dejar al partido que le dio fama y riqueza, el PRD, en la ruindad.
Lo cierto es que el Estado mexicano a través de sus autoridades electorales, deben delinear o aconsejarle a López Obrador, que la política no es un juego, que debe de conducirse con respeto, pero será difícil que Andrés Manuel acate ese invisible mandato pues hay que recordar que desde siempre ha sido un rebelde transformado en un animal político.
Por: Blas A. Buendía