- ‘En la fiscalía van a tratar de hacerte desistir pero tú, resiste’, escribió Nayeli Palacios en su biografía en la red social.
CIUDAD DE MÉXICO.- En México, alrededor del 90 por ciento de los delitos sexuales no se denuncian, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2015 del Inegi (en el reporte se sumaron los incidentes de delitos sexuales con los de secuestro).
Las principales causas por la gente no denuncia, según la encuesta, es porque lo consideran una pérdida de tiempo o le tienen desconfianza a las autoridades.
A pesar de esos datos, hay quienes se atreven a levantar una denuncia contra quien las agredió, tal es el caso de Nayeli Palacios, quien decidió no quedarse callada, historia que publica el sitio web verne.elpais.com.
Su historia
Nayeli Palacios hacía un viaje rutinario el 18 de mayo en la Línea 3 (Universidad-Indios Verdes) del metro de la Ciudad México. Bajó en la estación Centro Médico para trasbordar a la Línea 9 (Observatorio-Pantitlán).
Al subir las escaleras hacia la conexión, percibió el flash de una cámara detrás de ella. Al voltear se percató de que un hombre tomaba fotografías por debajo de su falda con su celular. “¿Me estás grabando?”, le preguntó. No hubo respuesta.
El hombre subió rápidamente las escaleras, pero ella lo tomó del brazo y a pesar de los jaloneos, no lo soltó. Lo llevó hasta una de las áreas de torniquetes donde había un policía, a quien le contó lo que había sucedido. Después de escucharla, el policía le preguntó si quería proceder legalmente.
“Él fue el único que me explicó el protocolo y me dijo que siguiera adelante con la denuncia, todos los demás policías intentaron convencerme que desistiera de hacerla”, comenta Palacios a Verne vía telefónica.
Palacios decidió seguir el consejo del primer policía y acudió a la Agencia del Ministerio Público Especializada en Delitos Sexuales FDS-6 en el centro de la Ciudad de México para levantar una denuncia por acoso sexual.
Escribió sobre su experiencia en la fiscalía en Facebook el 22 de mayo y en seis días la publicación se ha compartido más de cinco mil veces.
Un representante de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México confirmó a Verne que existe un proceso abierto del caso que describe Palacios en su publicación.
Aclaró que no es posible determinar la sentencia que podría recibir el presunto agresor en esta etapa del proceso. Añadió que no es posible confirmar o negar que los servidores públicos que atendieron a Palacios hayan intentado disuadirla de seguir con la denuncia, pero admite que este proceso generalmente lleva muchas horas.
La estudiante de Creación Literaria ya había sido víctima de acoso en el Metro, comenta.
“Hace una semana, un sujeto me levantó la falda y me pellizcó la pompi. Lo golpeé con mi cuaderno y lo grabé con mi celular, él decía que no había hecho nada y la gente solo se quedaba mirando”, dice. “Por eso decidí que la próxima vez que fuera agredida iba a denunciar”.
Palacios asegura que algunos usuarios en Facebook han alabado su reacción sobre la de una chica (que aún no se ha identificado) que también publicó su experiencia de acoso en el Metro. En su caso, ella golpeó a su supuesto agresor y grabó un video en el que se le ve ensangrentado a los pies de unas escaleras de la estación Pino Suárez.
“Defiendo el derecho a defenderse de cualquier modo de las agresiones sexuales y no tengo nada en contra de reaccionar de esa forma”, dice Palacios.
Ella decidió llevar su caso a la fiscalía, explica, para ejercer presión sobre los agresores y las autoridades.
“El sistema legal es bastante deficiente, ejemplo de eso es que nos pregunten sobre nuestra vida sexual para llegar a una conclusión sobre una agresión contra nosotras”, comenta.
“Si no presionamos para que los agresores sufran las consecuencias de sus actos, no estamos contribuyendo a que se detenga la violencia sexual hacia las mujeres. Por eso me parece importante denunciar”.
Palacios está en espera de un citatorio para acudir a la audiencia en la que deberá ratificar su denuncia y se presentarán pruebas. En la fiscalía le advirtieron que el proceso podría tardar hasta un año en concluir.
“Creo que juegan un poco a cansarte, para que desistas, pero yo seguiré con el proceso así tarde un año”, dice.