Socorro Valdéz Guerrero
Doñas, las que tal vez triunfen sobre todo aún sin participar, sin hacer campaña ni juntar tantas firmas y menos sin tener «padrinos que las impulsen» a ser. Doñitas, también será las ganadoras (aquellas fuerzas políticas de las que se quieren deshacer y son las que ganan cuando no se vota o se anula). Sí, esas doñitas, le apostaron a las Doñas -abstención, indolencia, negligencia y desinteresada-, porque su experiencia es la que embelesa al electorado, junto con las carnitas, la barbacoa, las quekas, los tlacoyos, y todas esas fritangas domingueras que nunca serán más importante que elegir un Constituyente, maltrecho, sí, pero que debería ser electo, porque ya son suficientes los ¡Designados! Que los acompañan. Ojalá y me equivoque, porque aún es tiempo de aplastar a las Doñas, y si no, bueno, para reflexionar que cuando sobresalen las Doñas, no hay que gritar fraude, no hay que hacer memes ni sólo burlas, sino autocríticas y reparar la plana para buscar el porqué (no llegó como siempre la papelería ni los gafetes de los observadores, pero sí, el aceite para la máquina). Sólo así se va encontrar el cómo y quitamos a las doñas, a las doñitas para que surja victoriosa la joven y virgen Democracia.
¡No me equivoqué! Ni se necesitaba mucho para determinarlo, pero ganaron las doñas y las doñitas. La abstención, según lo previo, 60 por ciento -tal vez menos- pero doña abstención sigue ahí y Las doñitas, Morena y PRD, muy cercanas.