Me siento afortunado de tener amistades de diferentes edades. Hay gente que me cuestiona el cómo me puedo hallar o cómo puedo convivir con ellos sobre todo con aquellos que son mucho más jóvenes que yo; es más estamos hablando de una diferencia hasta de quince años.
En una de esas reuniones sociales a las que fui invitado y no me considero una blanca palomita, pero soy como alguien que toma bebidas embriagantes, pero con mucha medida, pues no dejo a un lado mi responsabilidad de ser padre de familia.
Sin criticar a mis amistades mucho más jóvenes que yo, no dejo saber cosas nuevas y con esto no estoy afirmando que el hecho de aprender no es sinónimo de hacer lo mismo que hacen lo demás.
En esa reunión en la que me tocó asistir me llamó la atención dentro de su variedad de bebidas embriagantes había una gran cantidad de brebajes energéticos, a las que inocentemente pregunté para qué eran porque mi concepto de esos productos siempre ha sido para propósitos deportivos. Sin embargo, ellos lo consumen mezclado con alcohol.
Esto me hizo recordar que hace unos cuantos años atrás, al menos en nuestro país la introducción de bebidas energéticas causó un gran boom principalmente por un solo sector de la sociedad.
Deportistas de alto rendimiento en su búsqueda de poder superar sus tiempos de entrenamiento y la pronta recuperación empezó a consumir las primeras bebidas energéticas el “Gatorade” entrar al mercado, pero quedó derrocado al poco tiempo al entrar el “Red Bull”, acomodándose inmediatamente en primer lugar.
Bebidas energéticas que encontraron un nicho muy fuerte principalmente con los deportistas en general por su contenido alto de ingredientes como la cafeína o guaraná y vitaminas.
Su segundo consumidor fueron aquellos que después de una resaca acudían este tipo de productos así como unas otras marcas que empezaron a competir con el “Red Bull”, como el “B´oost”, “Bomba”,”BlueShot”, entre otros más.
La historia sobre este tipo de bebidas comenzó en Europa y Asia, desarrollándose una gran variedad convirtiéndose en las más populares y aunque existe una gran variedad de diferentes en países de todo el mundo.
El “Red Bull”, fue el primero en ser introducido en los Estados Unidos y posteriormente a nuestro país considerándose como uno de los más populares por no tener alcohol y una combinación de energía y vitaminas aceptadas por los atletas estadounidenses y mexicanos.
Sin embargo, como se corrió la voz acerca de los efectos de las bebidas energéticas, el público en general entró en locura de la bebida energética.
Pero la creatividad de los jóvenes no se hizo esperar en donde empezaron a mezclar las bebidas energéticas con el alcohol, siendo éste una forma popular para hacer de un fin de semana toda una “diversión”, que en muchos de los casos terminaron en graves accidentes, hasta el grado de perder la vida cuestión que siempre se ha querido negar y a la falta de poder comprobar la peligrosidad de ambas combinaciones el alcohol terminaba por ser el único culpable.
No obstante, hay estudios realizados por expertos científicos que coinciden en que las bebidas energéticas y alcohol son una combinación tremendamente peligrosa. La mayoría de las bebidas energéticas de tiempo se utiliza como un cazador o un mezclador de licor fuerte.
Empero, en el último par de años hay un nuevo mercado: Premezcladas bebidas energéticas alcohólicas.
Estas bebidas vienen en lata de 12 a 20 onzas y son con mayor frecuencia una combinación de alcohol, la cafeína, ginseng, taurina y otras sustancias estimulantes. Para muchos jóvenes se podrán cuestionar qué hay de malo en eso y otros ni siquiera se los cuestionen porque lo único que les interesa son sus efectos.
Pues bien, cuando se mezcla con este tipo de estimulantes tales como cafeína que crea una combinación tóxica; que muy a pesar de estar mezclada con la misma cantidad de alcohol ya sea como cerveza, vinos de todo tipo, pero sin importar de cuál causan una intoxicación mucho más dramática que los expertos han encontrado un nuevo concepto denominado “borracho bien despierto”.
Sin profundizar en los conceptos científicos o resultados de los estudios el resultado final de los “borrachos bien despiertos”, es que tienden a creer que son lo suficientemente sobrios para conducir un vehículo, de hecho; las personas que mezclan alcohol y bebidas energéticas son cuatro veces más propensos a conducir un carro que los individuos que no lo hicieron.
En un estudio reciente se encontró que los estudiantes de universidades son dos veces más propensos a requerir atención médica, viajar con un conductor en estado de embriaguez o estar en cualquier lado de asalto sexual. Además de esto, la ingesta calórica promedio de las bebidas energéticas alcohólicas premezcladas es muy superior a la de sus homólogos.
En resumen, la mezcla de bebidas energéticas y alcohol es una mala idea. Debido a los efectos secundarios negativos de las bebidas energéticas y las consecuencias secundarias negativas de alcohol van a interactuar golpeando al mismo tiempo dentro del organismo del quien lo ingiere. Las bebidas energéticas y el alcohol son ambos diuréticos, lo que lleva a la deshidratación, también conocido como una muy mala resaca. Además, la combinación de los dos ha mostrado para el consumidor que el alcohol es más adictivo.
Las bebidas energéticas están experimentando un rápido crecimiento y el aumento de la popularidad, al menos se cree actualmente, que éste será el siguiente sector de alto crecimiento de la industria de los refrescos a medida que más y más empresas se aprovechan del lucrativo mercado con más “emoción” y “diversión”.