- Afrontó inseguridad del transporte público y negligencia judicial
Mientras el Gobierno capitalino promueve que las mujeres denuncien la violencia sexual que enfrentan en los espacios públicos, quienes lo hacen se ven obligadas a declinar debido a que las autoridades les piden demostrar el delito y además les obstruyen la obtención de pruebas.
Nayeli es una usuaria del Metrobús al igual que miles de personas a diario en esta ciudad. La joven toma este servicio de transporte público cada noche al salir de su trabajo en el Centro Histórico y viaja junto a cientos de mujeres, quienes, como ella, ejercen su Derecho Humano a la movilidad.
Sin embargo, el pasado 30 de mayo Nayeli abordó la estación Reforma de la Línea 1 y notó que un hombre de unos 50 años de edad la miraba constantemente.
De acuerdo con datos de la empresa CISA, concesionaria de la Línea 1 del Sistema Metrobús –que va de Indios Verdes a El Caminero–, este corredor que atraviesa la ciudad de norte a sur es utilizado a diario por 267 mil 900 mujeres.
Cuando Nayeli se bajó en la estación Circuito (de esa Línea), el presunto acosador también descendió del Metrobús.
Según la Encuesta de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2015, 80 por ciento de las capitalinas se siente insegura de vivir o transitar en esta ciudad, y es que –reporta el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal (Inmujeres-DF)– 93 por ciento de ellas ha enfrentado miradas lascivas; 73 por ciento, majaderías sexuales; 69 por ciento, acercamientos indebidos; 40 por ciento, persecuciones, y 33 por ciento, limitaciones a su libertad de tránsito.
Previendo una agresión –como ya le ha pasado antes–, Nayeli se detuvo y dejó que el resto de las personas a su alrededor, principalmente el sujeto, se alejaran de ella, pero él no se fue.
La joven siguió avanzando y vio que a la salida de la estación había dos policías. Durante el transbordo a la Línea 3 del Metrobús, que incluye un puente peatonal, el hombre agredió sexualmente a Nayeli.
Ella atinó a darle un manotazo al agresor y, antes de confrontarlo, dio aviso a los policías, quienes apenas supieron los hechos la cuestionaron por la forma como iba vestida, la hora y por qué no iba acompañada.
No sólo los agentes no fueron tras el agresor, sino que le dijeron a Nayeli que los videos del Metrobús se borran el mismo día y se negaron a proporcionar sus nombres. La joven tuvo que pedirles información sobre a dónde levantar una denuncia.
La agresión sucedió tan sólo cinco días después de que el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, anunciara los avances de su “Estrategia 30-100 contra la violencia hacia las mujeres en el transporte y espacio público”, cuyo objetivo es promover que las capitalinas denuncien penalmente la violencia sexual, y dotarlas de un silbato para que alerten cuando sean acosadas.
Ninguna de las acciones hasta ahora anunciadas por el mandatario local incluye capacitación o sanciones a las autoridades por no atender a las víctimas, tampoco más presupuesto para la Fiscalía de Delitos Sexuales de la Procuraduría General de Justicia del DF (PGJDF), ni talleres para varones.
Nayeli compartió su historia en su cuenta de Twitter con el hashtag #YoDenuncieY, al que se suman cientos de denuncias públicas como la de ella, quejas contra las autoridades que cometen impunidad, y para evidenciar las razones por las que las denuncias por acoso o abuso sexual no obtienen justicia.
A manera de reclamo, Nayeli incluyó en su relato las cuentas oficiales de Twitter del Metrobús, Inmujeres-DF y PGJDF.
La primera dependencia en responder fue la Procuraduría capitalina, que le pidió a la joven que se comunicara a la Fiscalía de Delitos Sexuales e interpusiera su denuncia vía internet, lo que le resultó imposible por lo complejo del sistema.
El Sistema Metrobús tardó seis horas en responder al Twitter de Nayeli y sólo le dijo que la apoyaba, pues su denuncia “era importante”. En su respuesta, a la joven se le pidió que siguiera la cuenta del Metrobús para que fuera atendida por mensaje directo o por correo electrónico, pero nunca se le ofrecieron los videos para verificar la agresión.
Según datos de un estudio privado realizado para el Metrobús (y que se presumen en su página oficial), 90 por ciento de las usuarias se sienten “seguras” en las instalaciones de este sistema de transporte público que, de acuerdo con las propias autoridades capitalinas, es el “más seguro y eficiente de la ciudad”.
Inmujeres-DF también respondió al “twit” de Nayeli y le ofreció asistencia legal, pero después de que ella les dijera que tenía un abogado se acabó la comunicación.
Al día siguiente, la joven fue a interponer la denuncia ante la Agencia del Ministerio Público Número 1, en la colonia San Simón Tolnáhuac, delegación Cuauhtémoc, donde le pidieron pruebas y videos de los hechos, además de que le advirtieron que sin estos elementos, el trámite para la denuncia por acoso sexual iba ser más complicado y tardado.
Tal desgaste burocrático orilló finalmente a Nayeli a desistirse de su denuncia penal este lunes 6 de junio, aunque el sentimiento de frustración e injusticia no la abandona, como ella misma señala, pues aunque estuvo dispuesta a denunciar por todos los medios, de nada le sirvió.
Fuente: Cimacnoticias