Por Irma Gallo
(N22) Fue un fin de semana intenso el que se vivió en el Festival Letras en Tepic, en la capital de Nayarit. Unas de las presencias más esperadas fue la del narrador colombiano Evelio Rosero con el que conversamos acerca de la literatura de la violencia en México y en Colombia.
“La música mexicana, el cine mexicano, la literatura, son una presencia permanente en nuestro país. Son una presencia definitiva. La poesía mexicana, por ejemplo. Yo creo que a los mexicanos también les gusta nuestra música. Es decir, compartimos mucho. Desafortunadamente también esa realidad cruel que ha instaurado el narcotráfico en los dos países. Es una realidad que espero, algún día, superemos, lo deseo con toda el alma. Es significativa la respuesta del espíritu del arte, de la música, ante la barbarie. Esa es la respuesta que a mi modo de ver puede consolidar un futuro mejor”, dijo Rosero.
El periodista en la obra de Evelio Rosero
“Sí, hay una labor de investigación, sobre todo de acercamiento humano. Yo soy también periodista, y a veces aplico esa faceta para acercarme a los personajes potenciales de mi obra. En el caso de Los ejércitos, charlé con los desplazados por la violencia en las ciudades, los escuché. Esos testimonios fueron definitivos para adelantar la obra”.
II
También acompañamos a Ana Clavel en un pequeño recorrido alrededor del zócalo del centro mismo de Tepic para hablar de la comida y el amor, del deseo y el alimento:
“¿Y qué mayor sensualidad que la que nos viene de la boca, de los labios? No en balde el poeta Antonio Machado decía que ‘el hambre es el primero de nuestros conocimientos’, y lo decía en buena medida por el hecho de que abrevamos el mundo a través de la constelación del pecho materno”.
El amor es hambre
“Empecé a introducir recetas en el libro de tal modo que Artemisa (personaje de la novela) de pronto especialmente se ve tocada por aquellas recetas en las que se cocina un corazón porque le parece que puede ser la metáfora más sublime de devorar, justamente a un ser querido”, agregó Clavel.
III
En cuanto a iniciativas para apropiarnos de la lectura y para promoverla, la narradora Sandra Lorenzano nos comenta que desde su punto de vista estamos viviendo un regreso hacia la oralidad.
“Evidentemente leer te puede cambiar la vida. Y no quiero quedarme sólo en los libros, porque sabemos que la vida de los jóvenes está cambiando mucho a través de la literatura, pero no sólo a través de los libros, sino de la oralidad. Hay una vuelta a esta oralidad tan propia de las culturas tradicionales. Estamos nada menos que en Nayarit, tierra de coras y de huicholes, donde la cultura oral tiene una fuerza impresionante”, explicó Lorenzano.
La directora fundadora de este Festival Letras en Tepic, oriunda además de esta ciudad, Lorena Elizabeth Hernández, nos dio un balance de lo que fue la segunda edición de esta fiesta de los libros, de esta comunidad con los autores.
“Es evidente que el festival está profundamente arraigado (a pesar de ser sólo la segunda edición) en la sociedad de Tepic, porque es un festival que va de la mano con un proyecto de lectura en el cual, a través de voluntarios y maestros de la Universidad Autónoma de Nayarit se llega a a diferentes grupos de la sociedad: preparatorianos, policías, universitarios y amas de casa. La idea es que la gente se acerque a nuevos autores o a nuevos géneros que quizá no conocen, pero también a gente que no ha tenido ocasión de leer antes”, agregó Hernández.
Por otra parte, para Laura Medina Ruiz, profesora universitaria y promotora de la lectura “creímos que como lectores que somos era muy importante que se leyera previamente a los escritores invitados, entonces le pedimos a Lorena que si nos podían hacer llegar una serie de libros para nuestros alumnos. Nosotros trabajamos para la Universidad de Nayarit, y a partir de nuestros alumnos hacemos clubes de lectura. La respuesta fue muy grata. No esperamos tener tanto éxito porque los propios chavos leían el libro y luego subían un video a Facebook y recomendaban al autor”.
Al final, el alcalde de Tepic Polo Domínguez, entregó las llaves de la ciudad al historiador Jean Meyer, quien ha trabajado concienzudamente en el estudio de las comunidades indígenas de Nayarit.