Washington, 17 jun (PL) Más de 50 funcionarios y diplomáticos del Departamento de Estado norteamericano rubricaron un comunicado criticando la política de la administración de Barack Obama respecto a Siria, publica hoy el diario The New York Times (NYT).
Según el memorando dado a conocer por el periódico neoyorquino, los 51 firmantes hicieron un llamado a la Casa Blanca a lanzar ataques militares contra el ejército del gobierno encabezado por el presidente Bashar al-Assad.
El documento, cuyo borrador se envió al NYT por un funcionario del Departamento de Estado, asegura que la política estadounidense no está en concordancia con la incesante violencia en Siria y llama a ejercer «un uso más racional de las armas a distancia y aéreas, que permita conducir un proceso diplomático liderado por Estados Unidos más centrado y duro».
La propuesta del grupo de diplomáticos norteamericanos de incrementar las operaciones militares contra el presidente sirio al-Assad, ayudaría, en su opinión, a intensificar la lucha contra el grupo terrorista Estado Islámico, y reforzar la presencia de los grupos armados antigubernamentales aliados de Washington.
El comunicado fue presentado a través de un canal de críticas -o de disidencia- dentro del Departamento de Estado, que permite poner sobre la mesa las profundas divisiones y la frustración persistente dentro de la administración sobre cómo hacer frente a la guerra que se desarrolla desde hace seis años en el Levante.
Uno de los firmantes del memorando es el exembajador norteamericano en Damasco, Robert Ford, quien desplegó una intensa tarea desestabilizadora durante su período de acreditación en Siria (2010-2014).
Ford está acusado de incitar a grupos extremistas en las provincias de Hama, Idle y en otras regiones del país árabe, aportando fuertes sumas de dinero para patrocinar «manifestaciones» antigubernamentales contra el gobierno de al-Assad.
Por su parte, el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, declinó hacer comentarios sobre la nota, pero aseguró que el secretario de Estado, John Kerry respeta el proceso como una forma para que los empleados «expresen a la alta dirección del gobierno sus puntos de vista políticos de manera franca».