EE.UU. sufre revés en reunión de la OEA en Santo Domingo

Por Luis Manuel Arce Isaac

La Habana, 17 jun (PL) Luis Almagro salió trasquilado de la 46 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) realizada en Santo Domingo, pero si le sirve de consuelo el gran derrotado no fue él, sino Estados Unidos.
Una mayoría de 19 miembros aprobó remitir al Consejo Permanente evaluar la actuación de Almagro, su secretario general, por no respetar la institucionalidad y normativas de la OEA y actuar como su procónsul al tratar de imponer la Carta Democrática a Venezuela, vieja treta de Washington para respaldar acciones intervencionistas ulteriores.
Es cierto que se trata de una votación histórica, solo con con 12 votos en contra, en tanto es la primera vez que un testaferro de Estados Unidos es cuestionado como secretario general del organismo, tradicionalmente el mensajero del Departamento de Estado en la institución.
Pero el aleccionador hecho no debe ocultar lo más importante ocurrido en Dominicana cual es el retroceso, aunque sea táctico, del secretario de Estado, John Kerry, quien en el discurso inaugural trató de imponer pautas a sus interlocutores para que apoyaran las posiciones de Estados Unidos y la oposición venezolana contra el presidente Nicolás Maduro y la Revolución bolivariana.
Como dicen los pescadores, tuvo que recoger pita y retirar el anzuelo vacío e incluso declarar que el interés de su gobierno no era provocar la salida de Venezuela de la OEA como en varias ocasiones anteriores había declarado Almagro y el propio Kerry.
El Secretario norteamericano de Estado tampoco insistió en que los presentes apoyaran el plan de forzar un referendo revocatorio que, como se ha denunciado, es el equivalente al impeachment contra Dilma Rosseff en Brasil, aunque agravado por peticiones directas de injerencia militar formuladas por personeros de la oposición.
Como si se tratara de una yunta con Almagro, pocas horas antes de la inauguración de la Asamblea General, el opositor Henrique Capriles salió por Suramérica a zancajear el apoyo a las posiciones antivenezolanas conveniadas con Kerry y comprometer a los gobiernos de Macri en Argentina, Cartes en Paraguay y Temer en Brasil.
No por casualidad ese fue el recorrido trazado por Capriles, es decir los neoliberales por excelencia que en estos momentos son representantes del Mercado Común del Sur (Mercosur), uno de los mecanismos de integración postneoliberales que Estados Unidos trata de volar en pedazos.
Tampoco fue por casualidad que dejara fuera del recorrido a Uruguay, otro miembro del Mercosur que no comparte la política antivenezolana de sus tres colegas mencionados y donde Capriles seguramente no habría tenido ni alfombra roja ni puchas de flores.
Lo interesante es que en medio de esa enrarecida atmósfera Kerry se ve sorprendido en Santo Domingo con las reacciones opuestas a su llamamiento contra Venezuela, particularmente de los países de la alianza Bolivariana de los pueblos de Nuestra América (ALBA) y de la Comunidad del Caribe (Caricom) que actuaron una vez más como bloque.
Esa votación en Santo Domingo obligó a Kerry a cambiar de forma radical su discurso, bajar el tono antivenezolano e ir con otro criterio a la reunión que sostuvo con la canciller Delcy Rodríguez, quien realmente brilló en la cita dominicana.
Lo que suceda de ahora en adelante será harina de otro costal y los interesados ya verán hacia dónde y cómo conducirá en el tema bilateral el diálogo para avanzar hacia una regulación diplomática Estados Unidos y Venezuela, y cuán largas serán las uñas que enseñarán los Capriles, Henry Ramos Allup y otros fósiles políticos de ese país.
Obviamente el fusil de caza de Almagro no tiene cañón y todos los tiros salen por la culata, pues la reunión que él convocó para Washington el 23 de este mes para tratar el tema Venezuela no solamente tendrá como muro de contención los votos de los países de ALBA y Caricom, sino también los resultados de la del 21 convocada por Caracas para evaluar su conducta institucional.
Muchos consideran que Almagro ha violado procedimientos y normas de la organización hemisférica y debe ser juzgado al respecto, mientras que Nicaragua llegó a plantear incluso la posibilidad de apartarlo del cargo.
Estados Unidos recibió también otro buen golpe en República Dominicana cuando el presidente anfitrión, Danilo Medina, reivindicó a su pueblo y su historia al exigir que la OEA debe pedir perdón por la invasión militar de Estados Unidos que la institución legitimó en 1965 con su secuela de muertos y mutilados.
Una vez visto este panorama, surge otra vez la pregunta de siempre: ¿Para qué sirve la OEA y qué puede aportar en los próximos años?

Deja tu comentario