- Doña Irene batalló por falta de guarderías y lactarios
En Cancún trepó a un árbol mientras los policías federales arrojaban bombas lacrimógenas a los llamados “globalifóbicos”; en el trabajo luchó contra un gallo bravo; dice que la picoteó y la fue correteando por la cocina.
Doña Rosa Irene López Hernández estudió la carrera de Contaduría Pública. Inició su vida laboral seis meses después de egresar. En Chiapa de Corzo trabajó en una empresa dedicada a la producción y venta de café. Tuvo un hijo, le dio pecho 40 días, intentó recolectar leche, pero era difícil guardarla y sobretodo extraerla porque al ser una maquila de café a la leche le caía polvo.
En éste como en otros trabajos no había un lactario. Si se quiere beneficiar a las mamás trabajadoras debería haber un espacio digno destinado a la recolección y almacenamiento de leche materna.
El calostro de la leche materna refuerza el sistema inmune y el intestino; a los seis meses tiene mayor concentración de anticuerpos; a los tres meses es alta en ácidos omegas esenciales para el desarrollo del cerebro, y a los 12 es más alta en calorías para el desarrollo del cerebro.
Amamantar es fundamental para las mamás porque previene el cáncer de seno y la leucemia en las y los niños, permite una mayor supervivencia infantil en países en vías de desarrollo y el derecho a las mujeres a que se respete la dignidad inherente a su persona y se proteja a su familia.
“Mi hijo estaba en preescolar; seguí laborando; una señora me lo cuidaba en casa. Esa persona no puede trabajar actualmente. Las personas tienen familia, no podía cumplir un horario. Cuando tuve a mi tercera hija tomé la decisión de dedicarme a ellos; son lo más importante, decidí dejar de trabajar luego de siete años”, explica la contadora.
En casa, doña Irene puso una papelería y llevó la contabilidad de una empresa externa. Trabajaba de día en el cuidado del negocio, la casa, los niños, y de noche hasta la madrugada continuaba con la contabilidad hasta que una madrugada sintió un soplo en el corazón, le dolió la cabeza. Devolvió la contabilidad por temor a sufrir un infarto o daños a la salud.
Desde su perspectiva, la maternidad se puede compaginar con el trabajo apegándose al horario laboral; a su vez las guarderías como las personas encargadas del cuidado de las y los hijos tienen horarios. En el caso de familias numerosas es difícil encontrar quién cuide a cuatro niños. En general, abunda, muchas mujeres son apoyadas por programas de gobierno, pero para recibir el apoyo económico deben asistir a juntas y si faltan se los retiran.
“En mi caso, una señora viene a trabajar en fin de semana, también ella tiene niños. No puede llegar diario, hace el quehacer una vez por semana y cancela si tiene junta. Para mí ha sido difícil encontrar quién labore en casa, los trabajos son de ocho horas, no encuentro quién cubra más de ocho horas”, advierte doña Rosa Irene.
La solución, desde su perspectiva, está en respetar el horario de trabajo, pero las necesidades de las empresas son de más de ocho horas, quizás 10. Una establece prioridades y la mayoría se va por las y los hijos. Al salir del ambiente de trabajo no te actualizas y van saliendo muchas generaciones mejor preparadas. Se puede regresar pero es más difícil.
En la primaria las y los niños necesitan apoyo, tampoco es justo que el trabajo de mamá sea desempeñado por las empleadas del hogar; a veces se quedan con los abuelos, tampoco les corresponde a ellos brindarles la educación, valores y hábitos.
Una vez que el hijo crece, entonces se llevan al niño del cuidado de los abuelos y sufren ambos, reflexiona doña Irene.
Fuente: Cimacnoticias