Por Víctor Gaspar
Xilografía, collage, acuarela, tinta china. Esas fueron algunas de las áreas plásticas que exploró Rodolfo Nieto, quien fue recordado en un conversatorio organizado por el Museo de Arte Carrillo Gil en el año que habría cumplido ocho décadas de vida.
“Rodolfo nunca se metió en ningún momento a ningún grupo. Posiblemente pudo haber participado en alguna exposición colectiva. Pero nunca se comprometió a estar vinculado a ese tipo de cosas. Él era un hombre muy solitario, vivía muy angustiado con su producción, con su propuesta. Pero estaba lejos de poderse comprometer o asumir una responsabilidad de ese tipo”, comentó Tomás Parra, artista plástico.
Tomás Parra fue amigo de Rodolfo Nieto desde la adolescencia. Nieto vivió en París 10 años y estableció amistad con figuras como Julio Cortázar o Jorge Luis Borges. De este último ilustró el Manual de zoología fantástica en 1963.
“Estuvo muy vinculado a grupos como Art Cobra, al Atelier 17. Era muy gustoso del arte de Buffet. Seguía muchas líneas de trabajo expresionistas, sobre todo los expresionistas alemanes”, agregó la Subdirectora Museo de Arte Carrillo Gil Paula Duarte.
“El pertenece, no sé hasta qué punto, a una especie de no figuración. Él es figurativo, no es abstracto ni es surrealista ni nada de eso. Aunque algunos trabajos podrían tener ese tipo de ejemplos. Cuando él llegó a Francia, a París específicamente, si llevaba una connotación mucho más abstracta, que la fue perdiendo en el transcurso de las vivencias culturales que tuvo”, concluyó Parra.