Por: Blas A. Buendía
La era de los Enriques…
En caso que el Consejo Político del Partido Revolucionario Institucional llegara a inclinarse para apoyar al “joven” michoacano Enrique Ochoa Reza y dirigir las riendas de este instituto de cara a los comicios federales del 2018, seguramente representará una aleatoria muerte anunciada para perder, por segunda ocasión, Palacio Nacional, y pasarle la estafeta a otro siniestro candidato que se engarzaría entre los aspirantes que pudieran lanzar los partidos Acción Nacional y el incipiente espectro llamado Morena del manipulador y lavador de cerebros, Andrés Manuel López Obrador.
En el análisis político, Enrique Ochoa Reza, de 43 años de edad, pese a su currícula oficial, se puede interpretar que ha sido un sujeto gris, un tipo oportunista que aparece en fotografías que no representan nada más que el ego personal, aprovechándose que el PRI tiene la mejor y extraordinaria manipulación de los medios, no dejará de ser la excelsa utilidad para la vida de este aspirante en ciernes, es decir, “estar muy a sus principios, faltándole mucho para su perfección”, pese a que le presentó su renuncia al presidente Peña como director de la CFE, para aparentar “competir” por la dirigencia del tricolor.
Si se observa, Ochoa Reza –con perfil de empresario recóndito y furtivo panista, toda vez que es propietario de decenas de Tsurus, obras de arte y con una trayectoria en el sector energético que no es compatible con las cuestiones populares-, si bien se perfila para ser el nuevo dirigente del PRI, en la praxis no tiene nada que hacer en un partido político que solo lo llevaría al fracaso.
Es lo mismo interpretar como cuando el mismo PRI anunciara su aleatoria muerte política y la pérdida de la Presidencia de la República, pese aun cuando el “joven” Enrique toque puerta por puerta de los tres sectores del priismo nacional, lo que tampoco representará un aliento de unidad para consolidar al Revolucionario Institucional entre el pueblo mexicano.
Para quedar bien con el Jefe, el “joven” Enrique le dio un cebollazo a su tocayo, al hace alarde que Enrique Peña Nieto “es el mejor activo” del partido tricolor, en la confrontación con otras fuerzas políticas.
Como director general de la Comisión Federal de Electricidad, el “joven” Enrique le llevó la comparsa al Gobierno federal para no acceder a la sentida demanda de un pueblo al que no le han hecho justicia, que lo ha explotado, dilapidado y que lo ha mancillado.
Sobre las tarifas de la energía eléctrica, aclaraba ante legisladores federales que gracias a la Reformas Energética impulsada por el Presidente Enrique Peña Nieto, México ha registrado más de 18 meses consecutivos de reducciones en la tarifa eléctrica industrial y de consumo habitacional del país.
Desde el momento de la desaparición de la Compañía Luz y Fuerza, la Comisión Federal de Electricidad cayó en un vacío de credibilidad; sus actuaciones frente al conglomerado social, se han convertido en un ente ergonómico peligroso porque en lugar de velar por los intereses del pueblo mexicano, se ha ensañado con él en perjuicio de su paupérrima economía alzando las tarifas del consumo de energía eléctrica., en forma por demás desmedida.
Otro de los pesares no es tan solo ir tocando puerta por puerta como lo ha pronunciado el “joven” Enrique, sino que los propios actores políticos y enemigos del priismo nacional “se le tienen guardada”.
Si bien el “joven” Enrique textualmente dijo ante la base cenopista que su partido “está de pie, frente a sus adversarios que nos quieren ver en la lona, encajonados, sin debate, pero los vamos a confrontar y les vamos a explicar con razones porqué somos mejores alternativa política (…)”
Solo declaraciones superficiales que prenderán el fuego amigo para atacar a la figura presidencial, y si es retomado el tema por el Peje-mal, volverá a trazar la agenda política de la nación. Con Enrique Ochoa Reza, al frente del PRI, éste instituto político cavará su tumba más allá de los tres metros. De popular no tiene ni la figura.
Sobre todo porque el perfil de Enrique Ochoa para liderar al PRI es de bajísimo nivel, no es más que la sensación de una recurrencia de mal gusto del aparato en el poder, porque además se pone entredicho y en la mira, sobre los malos atinos del presidente Enrique Peña Nieto, que no la ha tenido nada fácil, porque no hay día que despierte con infinidad de problemas. Cualquiera no desearía estar en sus zapatos.
El pleito surgido entre dos actores poderosos, Enrique Peña Nieto versus Manlio Fabio Beltrones, tiene mucho que ver porque no ha terminado, sobre todo porque el Ejecutivo federal se dedicó a atender los caprichos y designios para beneficio de sus amigos y no los del colectivo, solo léase el caso del joven Enrique Ochoa Reza. Es por ello que México vive una era de los Enriques.
Beltrones presentó su renuncia a finales de junio tras la derrota del partido en las urnas el 5 de junio de 2016. Muchos le quisieron indilgar culpabilidad pero el sonorense solo se defendió advirtiendo que la corrupción pudo más que los buenos intentos del gobierno peñista.
El ex gobernador del estado de Sonora tiene tras sus espaldas a todo un equipo estratégico y de colaboradores que si se animara llevárselo consigo para representar a otro, u otros partidos, buscando siempre su postulación como candidato a la Presidencia de la República, seguramente la ganaría. Y no solo eso jugando en ese ficticio ajedrez político, sino hasta podría crear otro partido político, pero eso no es el propósito.
En la víspera, el espectro político mexicano se llenó de muchos rumores. Por ejemplo, se corrió la voz…
· Que Enrique Peña Nieto solicitaría al Congreso de la Unión, licencia para separarse del cargo como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, por cuestiones de salud;
· Que una vez cumplido este “histórico” y “trascendente” paso, el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, asumiría la presidencia interina; y
· Que Manlio Fabio Beltrones sería nombrado como nuevo secretario del Palacio de Cobián para ir abonando su terreno hacia la Primera Magistratura de la Nación.
· Que si Beltrones fuera el próximo candidato presidencial priista, seguramente el tricolor retendría lo que está a punto de perder: la Presidencia de la República.
Según los entendidos, no ha pasado nada de esto, pero sí el crecimiento especulativo que el Revolucionario Institucional suscribió el epitafio de su propia muerte política anunciada con la inminente salida de Manlio Fabio del tricolor.
El hecho que el “joven” Ochoa Reza haya sido ventaneado como “candidato único” a presidir el Comité Ejecutivo Nacional del partido más poderosos e influyente de México, el PRI, por parte de los aparatos de publicidad, es solo una lucubración personal del “joven” Enrique, muy legítima, pero aplicada en un mal momento.
Porque el PRI, afirman politólogos, lo que necesita son político de cepa, de experiencia, y no ser utilizado por tecnócratas que solo buscan los reflectores sin contenidos ni propuestas sociales.
Aunque hay que decirlo con todas sus letras, forma parte de la geopolítica y política neoliberal que han creado un malestar mundial, el extraordinario ejemplo es el referéndum de la Gran Bretaña, con la famosa salida del Reino Unido de la Unión Europea.
El “joven” Enrique, si bien anunció su decisión -tal pareciera que lo hace para llenar sus datos curriculares porque a decir del “chavo priista”, quiere llegar a “ser”, con el propósito de concluir el periodo de esa dirigencia, en 2019, tras la renuncia irrevocable de Manlio Fabio Beltrones-, presentó su carta-renuncia al Jefe del Ejecutivo federal sobre su dimisión.
La presunción del “joven” Enrique se le desbordó de la nada. Demagógicamente afirma: “Sería un gran honor para mí, poder participar en ese proceso, y, si los sectores (y) las organizaciones así lo deciden, pues, sería el mayor honor de mi vida ser presidente del Comité Ejecutivo Nacional”. Su declarativa se dio tras una comparecencia en el Congreso de la Unión.
Pero la ciencia de cinismo que no tiene ni colores ni conoce fronteras, al “joven” Enrique se le auto-descubrió su apnea, que paradójicamente raya en la insolencia de las virtudes que han distinguido a aquellos buenos gobernantes que ya ni existen, solo en las monografías que venden en las viejas papelerías.
Sin dar cuenta de lo que decía que aterriza en una sarta de mentiras, y tomando en consideración que la Comisión Federal de Electricidad se ha convertido en una institución enemiga del pueblo mexicano, por el descontrol de las tarifas eléctricas que ha dañado a millones de consumidores por los altísimos y exagerados costos, al “joven” Enrique le resurgió lo demagogo: “Tenemos que cambiar (¿…?), escuchar a la ciudadanía (¡…!), ser un partido más transparente (sic), que encabece cambios (…) y que atienda a todas las solicitudes que los ciudadanos tienen de tener un mejor País (re-sic)”.
El tecnócrata surge de un gobierno neoliberal y ahora quiere venderle sandías a un pueblo vapuleado por los malos Gobiernos federales…
Pese a ese desfasado discurso, saturado de una demagogia que ni el mismo Peje se lo creería –fantamasgórico y adulador de la caricatura de Pinocho-, sin embargo, los estatutos del Revolucionario Institucional establecen que, para ser presidente de ese partido, se requiere una “militancia fehaciente” de 10 años.
La página oficial del PRI refiere que el “joven” Ochoa Reza se afilió a ese partido el 17 de julio de 2014, es decir, hace menos de dos años.
Empero, el funcionario subió a su cuenta de Twitter una credencial fechada el 15 de julio de 1991 firmada por el entonces presidente del PRI, el malogrado Luis Donaldo Colosio, lo que pretende es acoplar de lo que no es…
De acuerdo con los priistas, el ahora ex director de la CFE es considerado políticamente cercano al Secretario de Hacienda Luis Videgaray, lo que hace suponer que de llegar al poder del partido tricolor, la situación social se agravaría por completo, porque de político carismático no tiene ni la sombra colosista o que lo cobijara de manera brillantemente diferente, y mucho menos que esté identificado con las masas populares. Circunstancialmente se podría estar hablando de un junior muy al estilo panista.
Es decir, el PRI sería gobernado por un incipiente tecnócrata, con tendencias empresariales muy propias a las aplicadas en Acción Nacional, que por ciento, el partido blanquiazul tiene, además, tecnócratas incrustados en áreas estratégicas que generan corrupción del gobierno de Miguel Ángel Mancera Espinosa, y que desde ahí han cometido fechorías en contra de quienes demandan justicia social sin que nadie les haga caso.
¡Vaya!, ni el mismo Mancera que es uno de tantos empresarios acaudalados, pero convertido en Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, haya emitido algún pestañeo a favor o en contra de las malas acciones de Gobierno.
De tal suerte que Enrique Ochoa Reza (Morelia, Michoacán, 1 de septiembre de 1972), es un abogado, economista, político y autor mexicano. Ha sido miembro del consejo de administración que dirige a Petróleos Mexicanos y miembro del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales. Catedrático en derecho constitucional en la UNAM. Fue director general de la Comisión Federal de Electricidad del 5 de febrero de 2014 al 8 de julio de 2016. De presumir una carrera política, absolutamente nada…
La dirigencia nacional del PRI se renovará este martes 12 de julio, y a ver qué es lo que pasa finalmente, pero por lo pronto, ese es el panorama político de la actualidad y en el que el tricolor se las verá muy negras por la inexperiencia del próximo líder del priismo nacional que apenas tiene 43 años de edad, y que a la luz de las circunstancias, llega apadrinado al partido de Insurgentes.