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Fíjene: en 1968 se decía que los “verdaderos estudiantes” eran quienes sí querían asistir a clases mientras los otros, la inmensa mayoría, sólo eran golfos agitados por profesionales del extranjero con fines desestabilizadores. Desde entonces no se ha podido encontrar una sola prueba acerca de la supuesta infiltración del exterior y quienes sobrevivieron a la represión recuerdan sólo la fiereza ilimitada de los granaderos y el ejército cuando se dio el golpe de gracia al movimiento estudiantil aquel 2 de octubre trágico.
Ahora, en 2016, se señala con la misma violencia verbal, por parte de empresarios y funcionarios públicos, a los maestros en disidencia acusándolos de actos vandálicos –cuando estos son financiados por organismos gubernamentales-, y de ser responsable de la posible quiebra económica de varias entidades del país en donde ha sido mayor la presencia de los mentores en lucha a través de bloqueos que han significado pérdidas cuantiosas a las empresas trasnacionales pero también a quienes laboran y desean seguir haciéndolo para evitar la ruptura del orden. Y, por supuesto, las protestas de los micro-empresarios, los bufetes de abogados, los despachos de arquitectos y los responsables de hospitales, tienen derecho a expresar su malestar por los daños colaterales causados por la rebeldía civil.
Como ayer a los maestros se les califica de acuerdo a su postura ante el conflicto: los “buenos”, para el gobierno y quienes no aceptan la parálisis como arma de combate, sin los que no han dejado de dar clases; los demás son alborotadores irresponsables, pandilleros atroces y un mal ejemplo para los educandos. Un símil tremendo con las ideas manipuladas de hace cuarenta y ocho años, además con efectos paralelos en los medios inductivos. La diferencia en el manejo de la información la marcan las redes sociales que hace casi medio siglo no eran sino utopía.
En 1968 cada estudiante era casi un delincuente profesional y era observado al andar por las calles cual si se tratase de un sospechoso; sólo por la edad y la apariencia. Ahora, los maestros son objetos de críticas muy severas en el país pero gozan de una mayor solvencia en los foros internacionales en donde se sorprenden porque en un país supuestamente “civilizado” se persiga, encarcele y descalifique a quienes tienen el deber primigenio de formar a las nuevas generaciones.
Me dirán que no todos los profesores están colocados en la misma línea. Y, claro, los agremiados al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, el “disciplinado” SNTE que se volvió rijoso en cuanto “la maestra”, elba esther gordillo, así lo decidió luego de varias décadas de convivencia enferma con el poder y los presidentes, se esfuerzan por boicotear a cuantos alzan la voz, los de la “Coordinadora” alegando que ni siquiera pueden considerarse maestros.
Y por allí salió Juan Díaz de la Torre, quien sustituyó a la señor gordillo en la titularidad del sindicato, o cacicazgo, magisterial –sin duda el más “charro” de cuantos subsisten-, a desacreditar a los rebeldes y conminar a los suyos, es decir a quienes le hacen gordo el caldo, a permanecer unidos bajo la guía de la suprema voluntad gobernante. Yo no sé que sea más vergonzoso: salir a las calles a exigir una verdadera reforma educativa y no una simple legislación laboral destinada a quebrar al magisterio, o bien sepultar cualquier resquicio de dignidad para mantenerse en las aulas –incluso en los períodos vacacionales, digo-, y denostar a quienes luchan, incluso a veces propasándose como ha sucedido siempre con todos los movimientos sociales en el mundo.
Pregunté hace unos días, ¿cuáles eran las demandas de los jóvenes estudiantes en 1968? Buenos, estás fueron aumentando al calor de la represión. En principio se solicitaba la excarcelación de los presos políticos, la derogación del artículo 145 del Código Penal referente a la criminalización de quienes exponían en las calles criterios opuestos a los de la derecha gobernante, la destitución de varios mandos policiacos, la desaparición del cuerpo de granaderos –ya avanzadas las protestas-, indemnización para los familiares de sus compañeros muertos o vejados, y el consiguiente deslindamiento de los altos funcionarios sobre las persecuciones sufridas.
Todo esto, claro, antes de la matanza de la Plaza de las Tres Culturas cuando se rompió todo hilo de dignidad; después de la brutal represión sólo hubo silencio, un amargo silencio que se extendió a varias generaciones. Muchos bajaron la cabeza, otros miembros del Consejo Nacional de Huelga fueron encarcelados y durante un largo periodo las alas de rebeldía se rompieron. Fue un legado brutal de la autocracia en su punto más alto… y creímos que jamás volverían a volar los espíritus en pos de la libertad.
En este 2016, a los maestros en lucha se les estigmatiza por las graves molestias que infringen a otros sectores de la población, sin ordenar correctamente las ideas:
- Fue la CNTE, largo tiempo enfrentado con “la maestra”, el organismo que protestó contra la arbitraria detención de la misma; ello no significa, de modo alguno, que vindicaran un sangriento cacicazgo durante el cual la corrupción fue tremenda pero no en el nivel que observamos hoy en los principales cuadros gobernantes. La señora en cuestión fue sólo una pequeña muestra de la montaña infame que habría de escalar la clase política colocada al lado de los continuistas de siempre.
- La reforma educativa peñista fue dirigida para denostar al magisterio, imponiéndole evaluaciones capsiosas para obligarlos a dejar sus plazas y sus vidas, al tiempo de que con ello se debilitaba la vida sindical y se eludía lo fundamental: la búsqueda real de la excelencia a través de programas educativos serios y elaborados de acuerdo a las necesidades de cada región. Además debó ser fundamental el compromiso de asegurar las obras de infraestructura necesarias para dotar de aulas dignas a los niños mexicanos de escasos recursos si los zopilotes que picotean a los padres de familia. ¿O acaso lo ignora el réprobo Aurelio Nuño Mayer, secretario del ramo, sólo interesado en que le hagan a diario un buen manicure?
- Sin consenso alguno, en petí comité, se elaboró una legislación contraria a los intereses de los mentores y sus alumnos, sin avances en los temas académicos y con un fondo destinado a la degradación de quienes debían cumplir, a pie juntillas, con un ordenamiento que no fue propuesto en la campaña por la Presidencia como si se tratara, lo fue, de un golpe a traición.
- La hipocresía del gobierno tiene un doble matiz. Primero, la intransigencia para minimizar protestas y repercusiones en el exterior como las que se han dado en las últimas semanas; después para proponer un diálogo destinado a crear un circuito inapelable en el cual sólo es válida la voz oficial y su empecinamiento en la aprobación de una reforma que nació sietemesina y se convirtió en un aborto de la vida política. Se habla de intercambiar opiniones y, a cada ocasión, sólo es convocada una nueva reunión sin final posible ante la soberbia estatal.
¿En dónde está, por tanto, la responsabilidad de bloqueos y parálisis? Debemos ser sensatos antes de juzgar a la ligera y satanizar a quienes no están dispuestos a seguir con la farsa de un gobierno ya repelido por casi nueve de cada diez mexicanos –no sólo el 63 por ciento de rechazo como marcan las encuestas inducidas-.
Llegamos a este punto de intransigencia, claro, por causa de los malos ejercicios oficiales y no al revés.
Debate
A gritos se solicitan las cabezas de tres mandatarios a punto de abandonar sus palacios: Javier Duarte de Ochoa, Roberto Borge Angulo y César Duarte Jáquez, de Veracruz, Quintana Roo y Chihuahua, respectivamente. Han sido ellos quienes han pretendido llegar más lejos en lo del blindaje personal arguyendo que no deben auditarse a sus administraciones para no dejar de impulsar el desarrollo y, además, imponiendo fiscales con gestiones de mayor duración al periodo sexenal, con los consiguientes magistrados ad hoc.
Las aberraciones son tan torpes que basta la asunción de los nuevos mandatarios y su decisión de abrogar tales ordenamientos para dar marcha atrás por muchos candados pretendidos. Sin embargo, allí van con sus rostros impregnados de hipocresía y cinismo, creyendo que ya salvaron el pellejo sin detenerse a pensar que, más bien, han exhibido su penosa cobardía.
Y ya escucho a los ciudadanos de otras entidades, entre ellas, Tamaulipas, Puebla, Sinaloa, Hidalgo, etcétera, quienes nos dirán a voz en cuello: ¿por qué no habla de nosotros, de cuántos nos han afrentado nuestros gobernadores? La verdad llana y simple es que en toda la República se dieron los desmanes y éstos no pueden, no debieran quedar impunes. Lo demás es simple: el cobijo del gobierno federal, digamos en el penoso caso de Zacatecas, pretende deslindar a los malos gobernadores de los hechos lacerantes. Tan burdo como que el nefasto Ángel Aguirre Rivero, de Guerrero, se pastoree en libertad luego del legado sangriento de Ayotzinapa, Iguala y Cocula.
La Anécdota
El ahora senador, emilio gamboa patrón, quien lleva saltando entre curules y escaños más de dos décadas SIN UNA SOLA intervención seria en las tribunas camarales, clama porque se deje resolver localmente el destino de los mandatarios repudiados en fase de finiquito. El imbécil pidió que NO interviniera la Secretaría de Gobernación –lo cual sí sería una afrenta contra la soberanía de las entidades-, y que se permitiera que el pueblo, “para mí lo principal” rezó el cínico, determinara el rumbo.
El cliente número dos del pederasta de Cancún, Jean Succar Kuri, olvidó, claro, que es el Congreso federal en donde radica la facultad de declarar la desaparición de poderes en un estado federal en el cual se ha corroborado la ingobernabilidad motivada por los desvíos financieros, morales y de cualquier índole, de los mandatarios y demás órganos del gobierno incluyendo los legislativos y judiciales locales.
Hubiera sido pedir demasiado. ¿Y con personajes así, como gamboa, se pretende llegar a buen puerto?
Basta conocer una rama para saber que es necesario derribar al árbol enfermo.
Si citamos a gamboa patrón, la rama más putrefacta del sistema al lado de manuel bartlett,
debiera ser suficiente para explicar los nauseabundos niveles de un sistema rebasado.