- Los Odios Crecen
- Se Busca un Líder
- Sin Respeto Alguno
Los vacíos de poder y el divorcio entre gobernados y gobernantes, mandantes y mandatarios, tiende inexorablemente a la anarquía si bien ésta se aparta de las definiciones clásicas para ser canalizada, por el odio, hacia la parálisis social, política y económica. Hace años, digamos en los tiempos revolucionarios en México que culminaron en 1917 con la promulgación de una nueva Constitución firmada bajo la amenaza de las armas, los anarquistas se separaban de las instituciones pero con el fin de alentar a los seres humanos a una mayor plenitud libres de las cadenas de la opresión; tal alegaban pero, poco a poco, la idea central se desvirtuó hasta llegar a justificar cualquier intento levantisco contra el poder y sus derivados.
En México, ahora mismo, estamos bajo el yugo de una tremenda inercia de la estructura oficial que incluso alienta la derrota del Estado de Derecho a capricho de los funcionarios públicos. Para algunos, digamos Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, todo se invierte con el malsano olor del dinero entregado a algunos dirigentes malversadores mientras los combatientes de las calles permanecen en sus trincheras exigiendo el respeto que se les ha negado. ¿Por qué se canalizaron reformas sin el consenso del mandante, el conjunto de los mexicanos, y con el objetivo clarísimo de servir a intereses ajenos a los de la sociedad?
Lo anterior no lo puede responder el señor peña nieto, vencida su conciencia y perdido el rumbo, cuya petición de perdón sólo sirvió para elevar las voces que sugieren su salida de Los Pinos. Incluso los priístas están soliviantados por las imposiciones y los escarceos sin sentido en la cumbre del poder; por supuesto, no me refiero al ladino Enrique Ochoa Reza, sin bases ni militancias a favor suyo salvo la de un presidente sin sensibilidad, erigido como si se tratara de una procesión dinástica, sin el menor consenso ni la mínima credibilidad siquiera en su propia adhesión al PRI.
Un antiguo priísta, decepcionado pero reacio a dejar a su partido por formación –acaso anquilosada pero firme en su interior, me dijo hace unos días:
–Me da la impresión de que peña, como zedillo en el 2000, está haciendo todo lo posible para que pierda “nuestro” partido en 2018. No sé a cuáles intereses está sirviendo.
Por supuesto, no a los de los mexicanos ni a los de los priístas arraigados, vistos como mercancía no perecedera y por tanto segura –el famoso voto duro-, profundamente indispuestos por el accionar veleidoso y zigzagueante del mandatario en curso, peor todavía al “vomitivo” calderón –así lo calificó vicente fox porque la esposa de felipe ha llegado más lejos que la suya, la martita de los cuentos de brujas que ahora vuelan en alas de gaviota y ya no con las escobas de Harry Potter-.
Un desastre en resumidas cuentas. No hace mucho un apreciado abogado, defensor mío en una injusta querella en España en donde la violencia de género se ha tornado como argumento para ultrajar a los varones –la antigua varonía quijotesca está bajo el yugo de las féminas que defienden la igualdad sólo cuando les conviene sin que ello sea regla general-, me dijo:
-Hay que ver a las dos partes en pugna. ¿Tiene usted el recuento de los policías y gendarmes heridos en el desquiciado desalojo de Nochixtlán? A casi dos meses de distancia –los hechos ocurrieron el 19 de junio-, las víctimas viajaron a la ciudad de México, lesionados. ¿Y los uniformados? De ellos nadie habla.
-Hay documentos incontrovertibles de que fueron a reprimir… y lo hicieron.
-Sí, pero en todo caso obedecían órdenes. Y cayeron ochenta elementos, dos de los cuales perdieron los ojos, dos más los testículos y otros horrores que les cambiarán la existencia. Y nadie menciona esta parte. ¿Sabe por qué? Hay una razón: no se quiere reconocer la existencia y, por tanto, la intervención de grupos subversivos, o guerrilleros, allí mismo que les dieron con todo a los agentes… y se llevaron por delante hasta a decenas de mujeres mancilladas y golpeadas en sus órganos reproductores. Fue una salvajada.
Tampoco puede negarse, a estas alturas, el explicable malestar que va degenerando en odio, de los ciudadanos afectados a quienes se impide el paso a sus centros de trabajo, sus notarías, sus consultorios, sus despachos. El enfado es creciente y no parece reversible. Pero no es una pugna entre quienes están a favor de “los maestros” –ya no son sólo éstos-, o en contra de los mismos; sucede que quienes defienden la causa contraria a las deformes reformas peñistas suelen contar con el apoyo de miles… que ya no toleran al gobierno. Esto es: la lucha está entre quienes apoyan a los maestros y sus aliados y cuantos, sin mayores argumentos salvo los del egoísmo de generar carreras sucias, defienden al indefendible régimen en curso. En pro y en contra del gobierno para decirlo sin eufemismos. Y en este trance, a pesar de los obstáculos tremendos, no se pierde de vista que la responsabilidad por la creciente ingobernabilidad la tienen quienes, desde el poder, se negaron a dialogar, condicionando posiciones a la aceptación de una reforma totalmente incongruente y jamás consultada al gran mandante –la sociedad en su conjunto-, y luego no supieron destrabar marchas, plantones y bloqueos.
Fue ridícula la postura, por ejemplo, de Osorio Chong al recibir a comisiones de maestros disidentes ofreciéndoles sólo… otra reunión evaluativa sin ceder un ápice ni ofrecer salidas como, por ejemplo, una revisión de la cuestionada reforma educativa –y lo mismo cabe para la energética-, para reducir los espacios de la confrontación y suavizar la intolerancia de los bandos enfrentados. Incluso cabe expresar que a los propios maestros, los de verdad, se les ha salido el ferrocarril de la justicia, descarrilado por las negociaciones soterradas que elevan los niveles de los chantajes mutuos. En este punto desaparece el “estado de derecho”.
De allí, igualmente, los asesinatos de alcaldes en San Juan Chamula, Chiapas, y Pungarabato –Ciudad Altamirano-, Guerrero, zonas de altísimos riesgos. En esta segunda localidad se “perdió” el vehículo que condujo a mi padre, Carlos Loret de Mola Mediz, hacia su asesinato, con la complacencia de los miserables de la madrid y bartlett. Por ello, y otros motivos, conozco bien la zona y puedo asegurarles que no hay ley cuando ésta no se hace respetar y sirve sólo a los intereses caciquiles.
Claro, el señor peña pidió perdón… pero por su casa blanca. No así por los genocidios –son múltiples y no sólo los conocidos-, ni por la desigualdad social extrema provocada por las malas políticas financieras de la mano de quien se siente seguro precandidato presidencial, Luis Videgaray Caso montado sobre los lomos de Enrique Ochoa Reza. Los mexicanos tenemos mucho menos que cuando inició el sexenio de la barbarie así como estábamos a la baja cuando dejó el vomitivo calderón la residencia oficial y todavía más poco de cuanto contábamos al prometer los fox el cambio que nunca se dio.
Trabajamos más, ganamos menos, disfrutamos casi nada. El territorio nacional, en venta junto a playas y paraísos mágicos, está en manos de consorcios trasnacionales. Los canadienses son dueños de nuestro oro y del agua que requieren para extraerlo esclavizando a los mineros; y no sólo eso: si advertimos, las condiciones sociales son peores a las prevalecientes en 1910 bajo los bigotes de Don Porfirio. Lean “la Sucesión Presidencial en 1910” de Madero y compruébenlo. Les aseguro que será un buen ejercicio.
Debate
No hay líderes. Acaso por ello no son pocos quienes voltean hacia Andrés Manuel a pesar de sus pecados extremos de intolerancia y su radicalismo en ciertos renglones. ¿Se lo imaginan dialogando con el “pato” Donald Trump quien va en camino despejado hacia a Casa Blanca, la de la avenida Pensilvania en Washington? No puedo siquiera visualizarlo ni esperar fruto alguno de semejante enlace al que debemos atenernos por la geografía y la dependencia. Para nuestra desgracia, las interrelaciones con los Estados Unidos son, ahora y por muchos años, rectoras para nuestro propio desarrollo. Quien no lo entienda así es tuerto o tiene la cabeza hundida en la tierra como los avestruces.
En este momento, sin duda, la causa de Trump es la que mayores avales atesora además de un férreo control de la prensa como no se había visto… desde la conjura para asesinar al presidente Kennedy en noviembre de 1963, hace ya cincuenta y dos años. Y tal circunstancia no debe soslayarse en un momento en el cual los vacíos de poder se acrecientan y el gobierno mexicano aumenta y exhibe su propia vulnerabilidad.
¿Qué puede hacerse si a la vista del mundo entero estamos sojuzgados por un régimen soez, desprestigiado y sin la menor autoridad moral? Insisto: la única salida razonable es concederle al señor peña licencia definitiva o su renuncia por causas de extrema gravedad ante la visión de un país en estado de indefensión y de ingobernabilidad. Sólo así recuperaría México su antigua jerarquía en materia diplomática y su condición de liderazgo entre las naciones latinoamericanas cuyos mandatarios, en su mayoría, voltean hacia nuestras instituciones con desprecio.
La coyuntura es una de las más serias planteadas desde la normalización institucional tras los estragos de “la bola”. Y debemos enfrentarla sin pérdida de tiempo. Si el señor peña pidió perdón por lo menos es porque quiere que olvidemos lo más. No tiene remedio histórico y debe irse por el bien de la nación.
La Anécdota
Ni los más acendrados panistas pueden explicar cómo se dio el trance entre los fox y los calderón. En tiempos del primero, bien lo recordamos, la inquieta martita no ocultaba sus ambiciones sucesorias que frenó, muy a tiempo y con enorme riesgo, el duranguense Manuel Espino Barrientos.
Pero, a diferencia de los fox, calderón inició su mandato asegurando que su consorte no se parecería a martita sino a Nilda Patricia Velasco de Zedillo en alusión a la gris actuación de ésta, entre sombras y tratamientos psiquiátricos.
¿Quién hubiera imaginado que calderón nos estaba tendiendo la trampa para habilitar a “su” Margarita como aspirante presidencial imbuida del virus “Hillary” o de la pandemia “Evita”?
Si, concedo en esto la razón al señor de las hebillas de plata: calderón es vomitivo.
Dejémonos de especulaciones.
Lo mejor para México es la salida de peña aunque le falten de ejercicio dos años y cuatro meses.
Debe irse ya para refrescar a la clase política y salir del atolladero del desprestigio institucional que nos asfixia a todos.
Difícil, pero necesario.