Desafío: Educación Olvidada

Rafael Loret de Mola
Por Rafael Loret de Mola

  • ISIS, Peña, Trump
  • Educación Olvidada
  • Evaluaciones Torpes

La violencia no surge por generación espontánea; tiene nombre y, no pocas veces, apellido. Debemos considera esta condición incontrovertible para podernos explicar los fenómenos de increíble sadismo que se están dando no sólo en México sino en casi todo el globo terráqueo. En las últimas semanas, desde el atroz atentado en París, hemos registrado las matanzas en Kabul, Berlín, Japón y varios estados de la Unión Americana como Florida, Texas, Lousiana e incluso Nueva York. Cada vez nuestra capacidad de asombro, que creímos agotada, aumenta un peldaño más ante la inaudita crueldad desplegada y la caída de inocentes como si se tratara de naipes mal colocados.

Pareciera que estamos siendo azotados por un huracán de rencores profundos capaz de devastar a la humanidad; y, pese a ello, hay muchos que permanecen tan tranquilos creyendo que todo es sólo una exageración mientras no lleguen los tiroteos y la devastación hasta nuestros hogares, colonias o barrios. Para muchos sólo la inmediación cuenta y lo demás debe observarse a la distancia al grado de cuestionar a quienes se conduelen por los sucesos lejanos y se solidarizan con el dolor de las sociedades afrentadas si no es la mexicana. Una visión bastante egoísta y torpe, por no escribir algún epíteto, que no se asienta en la realidad del mundo globalizado sino en el esquema virtual de cuantos ejercen de reporteros con su celular bien enfocado.

Cuidado con las deformaciones de las redes sociales, que han modificado la información en el mundo y obligado a los profesionales a seguirlas porque es allí donde surgen las noticias relevantes, por cuanto a que, no pocas veces, las deformaciones e interpretaciones plantean situaciones inexistentes. Hace dos semanas, por ejemplo, en plena fiebre de terror por la matanza en el malecón de Niza, se divulgó que la emblemática Torre Eiffel estaba en llamas cuando no era así sino un efecto del estallido de un camión cargado de fuegos artificiales dispuestos para celebrar la Toma de la Bastilla el pasado 14 de julio. Muchas veces la precipitación puede causar serios trastornos en una comunidad, la cibernética, ávida de noticias para compartir.

Para desgracia de los mismos, los periódicos y los demás medios masivos de comunicación, no han sabido adaptarse a los nuevos tiempos exhibiendo la importancia del profesionalismo en los informadores y editorialistas que van a la zaga de quienes simplemente encuentran en Internet cuanto requieren para sentirse informados y al segundo. El desplazamiento, además, tiene una razón de fondo: la pérdida permanente de credibilidad entre quienes ejercen la vocación periodística llevados por las versiones oficiales siempre acomodadas a los intereses de la superioridad política.

Lo estamos observando, ahora mismo, con la campaña del candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, el “pato” Donald Trump, quien tiende a acaparar medios de enorme cobertura, como el USA Today que se distribuye en toda la nación norteamericana y llega hasta las puertas de la mayor parte de hoteles y moteles distribuidos por el amplio territorio. Pues bien, desde su proclamación en la Convención respectiva en Cleveland, el anunciante favorito es Trump con páginas enteras de propaganda exaltando siempre, si bien con sentencias menos agresivas a las utilizadas en su recorrido por alcanzar la nominación, su proclividad contra los emigrantes, los negros y cuantos tengan apariencia de ser originarios de Medio Oriente y por ello ser encapsulados como sospechosos.

Por supuesto, de tanto repetirlo el multimillonario farsante –usa a muchos negros, mexicanos y asiáticos en sus empresas-, no son pocos quienes han creído y asumido su postura como propia. Y no lo ocultan, además, en un país que no ha logrado sacudirse las viejas fobias racistas –que no son tan antiguas si consideramos que hace menos de medio siglo llegaron las vindicaciones mayores y aun así no se han acomodado del todo los “bandos” de blancos y afros en la perspectiva actual-, pese a que un presidente de color –negro como la propia Michelle Obama citó en su espléndido discurso en la Convención Demócrata-, casi cumple ya ocho años despachando en la oficina oval.

Es paradójico que a quien rompió el tópico de los mandatarios blancos dando así cauce a la idea de encabezar a una nación plural y no racista, pudiera ser seguido de un elemento que ha hecho resurgir, en proporciones alarmantes, aquellas antiguas condiciones basadas en los rencores y las divisiones que sólo suelen cargar con desgracias, odios irreconciliables y vendettas permanentes como modus vivendis. Por desgracia no nos equivocamos cuando expusimos que la victoria de Barack Obama en 2008 no sería sino anécdota considerando que el personaje era blanco por dentro, formado como tal pese a su ingente infancia con orígenes kenianos y nacimiento en Honolulú.

Obama no se salió del cauce de la guerra; lo alentó y siguió la costumbre brutal de hacer soplar los vientos belicistas para asegurar la bonanza de la industria armamentista, primero, y obtener recursos naturales en las naciones invadidas. En otros tiempos, digamos después de la Segunda Guerra Mundial, los vencidos por los Estados Unidos alcanzaban la bonanza; allí están los casos de Alemania, Japón e incluso Italia. En la actualidad, el sometimiento es brutal y sin posibilidades de intentar un futuro; vean cuánto ha sucedido en Afganistán, Libia, Irak y ahora Siria. Siempre una guerra para equilibrar la economía al gusto de Wall Street.

De allí las reacciones. El terrorismo es derivación de la antigua guerra de guerrillas con la que los débiles podían equilibrar fuerzas apostando a la sorpresa y a la estrategia oculta, lo mismo bajo la Resistencia francesa que en los tiempos del Centauro del Norte a quien nunca deberíamos olvidar aunque, para algunos tuertos, siga siendo visto como un pillo gigante. Quizá lo fue pero devolvió la dignidad a los suyos, a los mexicanos en su mayoría aplastados como bestias por sus patrones, y logró invadir a la potencia del norte saliendo bien del trance y convirtiéndose en icono de un lado y otro de la frontera. Ahora mismo, Columbus vive de la imagen del personaje excepcional.

Por ello no puede desestimarse una tremenda versión acerca de la presencia de guerrilleros durante el trágico desalojo en Nochixtlán, Oaxaca, el jueves 23 de junio pasado –luego seguirían otros enfrentamientos-, dispuestos no sólo a apoyar los bloqueos carreteros sino a guerrear con las fuerzas federales a las que le s impusieron el flagelo de más de ochenta heridos, dos de ellos ciegos, uno con heridas en los testículos y alguno más inválido. No se tiene cuenta de muertos en las filas oficiales como sí las hubo entre quienes sostenían el “plantón”, maestros, pobladores y guerrilleros a quienes no quiere señalarse para no ahondar más el escándalo. La versión oficial insiste en que sólo fueron seis quienes perdieron la vida; pero los testigos directos hablan de, cuando menos, doce asesinados de manera brutal.

La paz no puede sembrarse cuando la ausencia de liderazgos y la deformación política son tantas que es imposible defender y reparar el estado de derecho. No olvidemos que el conflicto ha llegado a este punto por consecuencia de la absurda, prepotente y necia postura gubernamental dirigida a no ceder en un solo punto una reforma educativa jamás consensuada con quienes deberían cumplirla en primera instancia porque el objetivo de la misma era más bien laboral y no recala en lo esencial: la mejoría de los planes de estudio, modernizándolos, y el mantenimiento y mejoramiento sustantivo de la infraestructura educativa. De ello, claro, bien se cuidan de NO hablar los represores señalando sólo hacia los daños causados por bloqueos, marchas y plantones… derivados de la ceguera gubernamental y la ausencia de salidas para ofrecer al gremio en rebeldía.

Si el Estado Islámico convoca a entrecruzar atentados y Trump promueve el odio profundo como arma de campaña –ya les diré por qué puede ganar aun sin el apoyo de las minorías étnicas-, la insensibilidad de peña nieto es el origen de los males de México, no sólo el de la corrupción sino, más que eso, la tendencia brutal a depreciar la vida como si fuera el pobre peso mexicano.

Debate
Lo que se olvida, con enorme facilidad además, es el numen de quienes se oponen a una reforma educativa destinada sólo a concentrar los controles, a favor del gobierno claro, para poder destazar, desocupar plazas laborales y cubrirlas con elementos afines a la enseñanza oficial, basándose en un tremendo error ancestral provocado igualmente por regímenes corruptores: la compra-venta de asignaciones para la enseñanza.

La utopía, alguna vez anunciada, de mejorar la educación de acuerdo al entorno de cada escuela, esto es con tendencia a la vindicación de los indígenas marginados por ejemplo, y superar los arquetipos ya vencidos por obra y gracia del dinamismo científico, ha quedado en el vacío más absoluto y provee de elementos suficientes para justificar las protestas masivas.

No le interesa a la administración peñista la superación de nuestros niños y jóvenes sino el pulso contra los mentores que se acogen a una plaza para sobrevivir mientras se generaliza el antiguo vicio sindical de operar cada una de ellas basándose en una despreciable corrupción de los dirigentes, sí, pero sobre todo de un gobierno que cuanto toca lo vuelve sucio, inmoral.

¿Han escuchado mencionar al secretario de Educación, el exquisito Aurelio Nuño Mayer, las deficiencias de los planes de estudio y los programas anuales? Lo suyo es mantener el impasse para intentar hacerse de los controles pasando la responsabilidad a los gobernadores acotados quienes no pueden sino esperar que las bombas les estallen en las manos, sin exculparlos por su indiscutible responsabilidad en el uso y abuso de las fuerzas estatales y municipales.

Somos rehenes de la violencia por efecto de la soberbia gubernamental. Esta es la realidad y no otra.

La Anécdota
Las célebres evaluaciones son una caricatura. Me cuanta una cercana amiga mía quien ingresó como mentora en el nivel pre-escolar, lo absurdo que resultó la implementación de las mismas, a través del CENEVAL –Centro Nacional de Evaluación-:

-Me pidieron que les enseñara a treinta niños, entre cuatro y cinco años, el valor de los símbolos patrios; para aprobar era necesario realizar un video de cuarenta minutos con el testimonio de las tres decenas de alumnos. Y todos debíamos ver hacia la cámara pero sin que los pequeños lo supieran. ¿Cómo podía hacerlo sin darle la espalda sea a la cámara o a los chicos?

Brillantes métodos de los “sabios” de la modernización educativa. ¡Farsantes!

La tergiversación es el arma que mejor funciona a la propaganda política.
Quizá por ello no todos los mexicanos repelen a peña
sino sólo ocho o nueve de cada diez.
¿No es hora de que cese la farsa?

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