Como en cualquier familia por lo general el patriarca del hogar es el ejemplo a seguir, ya sea por su sabiduría, experiencia o madurez, pero sobre todo con una ética moral. Al menos eso es lo que se espera en teoría en el núcleo familiar sin embargo no siempre es así, pero de lo que sí lo es que el resto de los que viven dentro de ese hogar serán influenciables a lo que la cabeza de la casa haga.
Así como en una familia el patriarca es el ejemplar a seguir, lo mismo sucede con nuestras instituciones de gobierno, presidentes municipales, gobernadores y porque no hasta de la figura presidencial. Si tenemos buenos líderes evidentemente habrá buenos funcionarios, y de no tenerlos es más que obvio que sus subordinados menos lo serán.
Es contradictorio que por una parte exista una preocupación porque los indicadores de robo van al alza, pero las denuncias por parte de la ciudadanía van hacia la baja. Y reafirmando esto simplemente solo por mencionar en un fraccionamiento cerrado de la localidad atraparon a una rata, pero de dos patas, haciendo sus fechorías. Los vecinos se organizaron y una vez detenido se lo entregaron al presidente de la colonia para que diera conocimiento a las autoridades de seguridad pública.
Pero cuál fue la sorpresa que en lugar de hacer lo que la lógica o sentido común debió de haber hecho, simplemente lo liberó y al ser cuestionado simplemente respondió que no tenía ningún sentido ya que era más el tiempo que se tardaría en llegar la unidad de seguridad pública, el papeleo de la denuncia y todo aquello que conlleva la detención por robo en el interior de una vivienda para que dure unas cuantas horas y lo dejen libre. Todo ese proceso tardaría hasta el amanecer contando que existe un horario para hacer una denuncia y la verdad era más apreciable el tiempo de su trabajo.
Por una parte, aquellas campañas publicitarias sobre la denuncia no hacen eco en la población por la sencilla razón de que la corrupción, y más cuando en muchos casos existe una correlación entre ladrones y quienes dicen ser representantes de la ley y orden.
Lo anterior mencionado es solo en una pequeña escala y retomando lo que es un patriarca y si a eso lo elevamos a nivel presidencial como ha sido el escandalo presidencial de la primera dama presidencial con el caso de la “casa blanca”, y no siendo suficiente con ello ahora nuevamente la esposa del presidente Enrique Peña Nito, Angélica Rivera Hurtado, se ha visto involucrada en lo que es una segunda “casa blanca” después de una investigación por el periódico británico “The Guardián” en donde exhibe un presunto conflicto de interés de la propiedad de lujo en Florida, EE. UU., con la empresa Grupo Pierdant, competidora para administrar los puertos mexicanos y que presuntamente se le ha favorecido con contratos del gobierno federal. De acuerdo a este periódico extranjero calcula el valor de la propiedad en unos 2.5 millones de dólares.
Retomando el tema del patriarca a seguir y el gobierno federal podrá decir misa para justificar la procedencia del dinero, aunque eso solo es un protocolo porque ante los ojos de los mexicanos la imagen presidencial está por los suelos y eso lo puede hacer en el nivel presidencial eso significa que es un ejemplo a seguir y más que justificado para muchos líderes en nuestro país en específico aquellos que fungen como alcaldes y gobernadores.
De poco tiempo a la fecha se ha observado que funcionarios públicos que antes de trabajar en cualquier puesto de gobierno se daban sus baños de pueblo y compartían como quien dicen el pan y el vino con el pueblo, han resultado ser exitosos empresarios de la noche a la mañana y una vez que olvidaron esos baños de pueblo y comida “pueblerina”, pasaron a comer puro caviar.
Desde el primer caso de la “casa blanca”, se ha observado una epidemia en éste sexenio federal que tanto alcaldes, gobernadores y funcionarios públicos de diferentes dependencias gubernamentales han tratado de imitar exactamente lo mismo, aunque en menor escala por la sencilla razón del presupuesto asignado en cada estado y localidad.
Y de la misma manera como se ha justificado el gobierno federal y “tapando” los escándalos de presuntos desvíos a empresas favorecidas con contratos ligados con instituciones gubernamentales, han sido los mismos pretextos para gobernadores, alcaldes y subordinados por la sencilla razón de que tienen un patriarca quien enseña el camino de cómo hacerlo y la manera de salir impunemente, pero sobre todo el cebo en donde lo que antes se conocía como el cuarto poder, es decir, la prensa ha pasado a ser simplemente algo sin poder
quedando ahora en vez de cuarto poder, en “quisiera poder en el cuarto”.
Mientras el país tenga líderes que ponen en duda el uso de los recursos que todos los mexicanos generamos con nuestros pagos de impuestos, siendo éstos un ejemplo para el resto de quienes fungen un trabajo de gobierno un puesto muy tentador para hacer cualquier cosa y salir impune, o bien, cuál es el mensaje que están dejando todos estos escándalos presidenciales.