La Barrales vive otra dimensión

Por Blas A. Buendía

blasalejo@yahoo.com

Si Alejandra Barrales no fuera del Partido de la Revolución Democrática, tendría una concepción de lo que su partido, el PRD-Gobierno, ha transformado a la Ciudad de México, a la que según su “percepción”, es el territorio más seguro del país.
La paradoja de las declaraciones de políticos hacen confundir a la sociedad, sin embargo, y no por ser la lideresa del partido amarillo, sino que tendría que asistir con el optometrista y con un sicólogo para definir su capacidad visual y de sentimientos, la capital de la República vive una situación mucho muy diferente.
Y es lo malo que cuando ese tipo de gente pudiente que cuenta con todas las comodidades personales, dinero, joyas, propiedades y agentes especiales a sus servicios, pierden el piso…, “al ladrillo político que cuando se suben ven a todos chiquitos”.
Pero hay que darle el “beneficio de la duda”, y entenderla que la señora Barrales está viviendo en otra dimensión, en una ciudad diferente a lo que fue en el pasado reciente el Distrito Federal.
¿Quién sabe de dónde diablos no acepta que la Ciudad de México es el territorio más seguro del país? ¿Qué no lee las estadísticas de la Procuraduría General de Justicia? ¿O qué le pasa? ¡Y no digamos lo que ocurre en la ciudad subterránea que es el Metro!
En un doble lenguaje y pese a ello, la presidenta nacional del PRD Alejandra Barrales Magdaleno, consideró preocupante la visión del PRI para atacar los problemas de inseguridad, promoviendo la idea que el Ejército realice patrullajes en la calles de la Ciudad de México, que –dijo- es el territorio más seguro del país.
Peor aun cuando el Gobierno federal enfrenta una crisis de credibilidad sobre la actuación de los cuerpos de seguridad, con hechos como los ocurridos en mayo pasado en Tanhuato, Michoacán, y su pretensión de desacreditar la versión de la CNDH (Comisión Nacional de Derechos Humanos), que documentó allí la ejecución de 22 civiles por elementos de la PF (Policía Federal) en un enfrentamiento con integrantes del Cártel Jalisco Nueva generación.
Por otra parte, la señora Barrales podría tener razón. Pareciera que no solo la capital del país, sino en toda la nación, México ya vive en un Estado de Sitio, sobre todo hay que reconocer que México cuenta con un Estado fallido.
Pretender que se van a resolver los problemas de inseguridad con el Ejército en las calles y con más armas, ha sido una visión equivocada, porque el problema no solamente no se ha revertido, sino sigue creciendo, comentaría en la víspera de asistir a una reunión con diputados electos del PRD a la Asamblea Constituyente, que amalgamará junto con el proyecto de los Iluminados, lo que será la Constitución Política de la Ciudad de México.
Dijo que si bien hay mucho por hacer en materia de seguridad, porque “la Ciudad de México no es una isla y los problemas de narcotráfico y delincuencia que atraviesan todo el país también le afectan, sigue siendo el territorio más seguro del país”.
La señora Barrales, sin embargo, no dejó de echarle florecitas al Gobierno de Miguel Ángel Mancera Espinosa, con el reconocimiento sobre el producto de un trabajo con visión social que durante 18 años han realizado los Gobiernos de izquierda en la ciudad, porque eso ha permitido blindarla de alguna manera.
Y vaya circunstancia de ocultar las calamidades que se viven a diario en la capital de la República.
Pero el robo y la violencia a usuarios del transporte público representa en promedio 1.4 por ciento de los delitos que se denuncian en total en la capital, revelaría el presidente de la Comisión de Seguridad Pública en la Asamblea Legislativa, Gonzalo Espina Miranda.
De acuerdo a un balance hecho por el Grupo Parlamentario del Partido Acción nacional en la Asamblea Legislativa, durante los primeros seis meses de 2016, se tiene un registro de mil 132 delitos denunciados, mientras que en el mismo periodo del 2015 hubo mil 307 denuncias por delitos a pasajeros del Metro, es decir, fue el año más violento para los usuarios de transporte público.
El análisis de la Comisión de Seguridad Pública refleja una leve disminución en delitos para el transporte público que va del 13 por ciento en comparación del 2015 con 2016 durante el primer semestre.
Se puede apreciar también que en el STC-Metro aumentaron los delitos en 48 por ciento al igual que en el transporte eléctrico (RTP, Tren Ligero y Trolebús), en un 18 por ciento.
Para Acción Nacional, el problema de inseguridad se encuentra en los llamados microbuses, RTP, Tren Ligero y Trolebús; ahí la característica son de laentar, ya que la sociedad se enfrente a sistemas obsoletos a los cuales les urge una renovación y un reordenamiento.
El diputado Espina Miranda reconoció el esfuerzo de la SSP-CDMX por reducir estas cifras delictivas, aunque explicó, el problema se debe focalizar en aquellos sistemas de transporte que mantienen sus números de robo tales como el Metro, el RTP y los Transportes Eléctricos.
En el Metro, por ejemplo, que es el transporte toral de la Gran Ciudad, después de las 21 horas la vigilancia de los policías es prácticamente nula, porque se ha observado que en sus más de 120 estaciones, lucen desiertas con el asecho de los ladrones recurrentes.
Entonces con estas evidencias en las manos, ¿de dónde la señora Barrales presume que el esfuerzo del poder de la izquierda convertido Gobierno, se niega en que el Gobierno federal blinde la seguridad del centro del país con la utilización del Ejército?
Y otra más…
Desde cuando la sociedad mexicana estaba respaldada por una economía que “sí alcanzaba con lo que se ganaba”, perteneciendo ahora a la nostalgia y que ese tipo de historias solo se puede consultar en las hemerotecas para la reconstrucción melancólica de millones, los últimos tres sexenios del binomio PRIAN, tuvieron la desdicha de encaminar y transformar a México en un Estado fallido, producto del neoliberalismo voraz y dictatorial por el Tío Sam, a través de sus mecanismos de alta inteligencia y espionaje, entre la CIA y la DEA.
Ciertamente, el adelgazamiento de la burocracia –ordenado por el orden mundial monetario a través de la política neoliberal- se fue promocionando para que millones de empleados se registraran en el programa de “renuncia voluntaria”.
Paulatinamente y de forma beligerante, se fue organizando a todo un ejército de desempleados que hoy en día luchan por el pan de cada día, generándose además, un inaudito y bestial fenómeno de inseguridad que en todo territorio mexicano lo tiene azotado el crimen organizado, perdiéndose la confianza de la autoridad, y cuyo país ha caído en un vacío de mimetización con las consabidas acciones disfuncionales.
El objeto del mimetismo es engañar a los sentidos de cada sociedad que convive en el mismo hábitat, induciéndoles una determinada conducta, y que en la actualidad millones la sufren en México.
De las cifras negras generadas por el narcotráfico, es mejor ni por qué citarlas, son bestialmente alarmantes que merecen otro capítulo.

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