Roma, 27 ago (PL) Con dolor Italia despide hoy a una parte de sus hijos muertos en el terremoto del último miércoles el cual privó de la vida a 290 personas, muchos de ellos niños.
En su homilía al inicio del funeral de los 49 fallecidos en Arquata y Pescara del Tronto, el obispo de la ciudad de Ascoli Piceno, Giovanni D’Ercole, habló de un pueblo que sufre traicionado «por el baile destructor de la tierra».
Definió al terremoto como una guerra y dijo: «la naturaleza no nos perdona y tenemos que defendernos, por eso es aconsejable hablar con la naturaleza y no provocarla indebidamente».
A la ceremonia asistieron el presidente, Sergio Mattarella, el primer ministro, Matteo Renzi, los presidentes del Senado, Pietro Grasso, y de la Cámara de Diputados, Laura Boldrini, así como el vicepresidente del Parlamento Europeo, David Sassoli.
Al concluir el acto, Mattarella saludó a los familiares de las víctimas y en respuesta al pedido de apoyo de una de ellas, le aseguró que «no los abandonaremos, no los dejaremos solos».
Con anterioridad el jefe de estado visitó Amatricie y Acumoli, dos de las localidades más afectadas por el sismo, donde dialogó con personas albergadas en centros temporales de acogida, cuyos hogares fueron reducidos a piedra y polvo por la fuerza de la naturaleza.
En Amatrice, donde prosigue la remoción de escombros en procura de sobrevivientes, Mattarella elogió la labor de los socorristas, muchos de ellos voluntarios, a quienes agradeció «por todo lo que están haciendo, un esfuerzo extraordinario».
En los alrededores del gimnasio municipal de Ascoli Piceno miles de personas se congregaron para compartir el dolor con los familiares de los fallecidos y expresarles solidaridad en un momento de tanta angustia.
En correspondencia con la jornada de luto decretada por el gobierno, la bandera nacional ondea hoy a media asta en todas las instituciones públicas del país, en tanto los principales medios de comunicación masiva continúan brindando una amplia cobertura de la tragedia.