Escena del Crimen
La mesa vuelta de cabeza
cortinas con patrones de sangre expulsada,
hecatombe toda la habitación
un claro de luna oliendo glóbulos chamuscados.
Bien asentadas estaban las posaderas del ajedrez
cuerpo reflejado en fríos azulejos
equino sacrificado toma una torre
lagunas de hemoglobina
alfiles persiguen el perfume de la reina
pocos segundos le restan al cuerpo
reina acorralada, obligada a subirse la falda
el cuerpo sujeta en la mano derecha la torre negra
el rey, autócrata disfrazado de merolico renacentista
se encuentra a un costado del tablero,
el dedo índice de la mano derecha apunta
a un gambito sobreviviente
peón coronado, la otra reina vuelve para proteger
la estrategia de un Vermont en sus últimos tragos
nadie contesta, gritos, derriban la puerta
arriba, abajo, la reina jadea, su cuerpo se moja
pestañeos nerviosos en el juego,
ojos al acecho del contrincante.
Movieron el cuerpo, la torre voló
el dedo índice perdió su razón,
no pudieron revelar el último suspiro del cuerpo
no pudieron imaginar su último esfuerzo
su última batalla,
nunca atraparon al culpable del enroque
nunca descifraron la última voluntad de la víctima,
su mensaje póstumo.
Antonio Guevara