Seguirá siendo polémico la reunión que hubo entre Peña y Trump, así como la parodia estadounidense de Saturday Night Live en el 2015 como si fuera una predicción del futuro sobre las intenciones del candidato Donal Trump, de hacer el muro sobre la zona fronteriza de entre ambos países.
Lo más criticable de todo es la nula respuesta de Enrique Peña Nieto en su momento cuando Trump hace mención sobre no saber quién iba a pagar la construcción, y ese fue un único momento que tuvo el Presidente de México para poder levantar su popularidad defendiendo los intereses de nuestro país, pero queda muy en claro la posición indiferente que tiene para quienes votaron por él y con respecto al resto de los mexicanos.
Para comenzar ni siquiera debió de haberlo invitado después de tantas declaraciones racistas en contra de los mexicanos, tampoco fue para aclarar el problema del narcotráfico como algo de exclusivo de nuestro país, cuando en realidad si existen los narcotraficantes es gracias al gran consumismo que tienen los “gringos”, lo mismo sucede con el tráfico de armas que provienen de Estados Unidos.
La construcción de un muro en lo particular no le veo ningún problema ya que es la misma situación de un particular si es su decisión cerrar el frente de su propia casa, esas cosas son decisiones de cada quién.
Ese problema social siempre será algo compartido en todos aquellos países que están pasando por alguna crisis, falta de trabajo, pobreza extrema o las condiciones estructurales para una economía generadores de trabajo se reactiven, es la migración de su población a lugares donde pueden tener una oportunidad para mejorar sus condiciones de vida para sus familias.
Los países que pagan este precio de posibles oportunidades sufren con el problema de la inmigración ilegal en donde existen naciones que destinan recursos fuertes para mantener blindadas sus fronteras.
Recordemos hace unos años cuando EE.UU., había comenzado a construir un muro que cubriría toda la frontera desde Baja California hasta Tamaulipas hasta terminar toda su zona fronteriza con el norte del país, porque los ilegales hondureños de países latinoamericanos cruzaban la frontera a través de México huyendo de las dictaduras, la pobreza extrema de sus naciones incluyendo a una gran parte de la población mexicana que también hace uso de esta inmigración hacia el famoso sueño americana.
En aquel tiempo causó gran polémica principalmente para los mexicanos haciendo protestas y hasta retando a las autoridades estadounidenses que ni una barda detendría cruzar la frontera, sin embargo, para el vecino del norte no le importó ni tampoco pregunto opiniones externas ya que como dicen por ahí cada quien sabe lo que hace en su propia casa.
Aunque posteriormente el proyecto americano fue cancelado después de gastar más de mil millones de dólares en donde se tenía contemplado lo más moderno en cuestiones de seguridad como cámaras, sensores de todo tipo (movimiento, calor corporal, nocturna) y radares de todo tipo para evitar el paso de los indocumentados. Optaron por reforzar la vigilancia como tradicionalmente se venía haciendo por décadas. Situación que va quedar igual si a eso le sumamos las intenciones de Donal Trump de meter tecnología para detectar los túneles que cruzan su territorio y construidos principalmente por los narcos para hacerle llegar a su principal consumidor las drogas.
Las actuaciones de agresión que han tenido autoridades y ciudadanos estadounidenses en contra de los mexicanos ilegales siempre han causado indignación, repudio y desaprobación no solo para la población, sino también para autoridades del país.
Las leyes impuestas para los inmigrantes en el vecino país del norte se han visto como injustas y extremistas, sin embargo, tanto las autoridades mexicanas como la población nada más vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el nuestro, con lo que hacemos con los inmigrantes hondureños, salvadoreños y cubanos que pasan por nuestro territorio para tratar de lograr llegar hasta los Estados Unidos.
Sin tener ninguna consideración de las personas migrantes al recorrer el largo trayecto en el territorio nacional, viajan en condiciones de extrema vulnerabilidad, enfermos, sin medicamentos ni recursos para posteriormente ser víctimas no solo de los delincuentes del crimen organizado, sino primeramente por las autoridades municipales y federales quienes los extorsionan maltratándolos para nada más irlos a dejar cercano a la frontera norteamericana para que no sean un estorbo en el país.
Pero como solo vemos la paja en el ojo ajeno no volteamos a ver lo que hacemos con éstos inmigrantes y menos a estar escuchando si hay reclamos por parte de los países de donde sus compatriotas son objetos de abusos y extorciones.