Por Irma Gallo
A caballo entre el ensayo y la memoria, Jorge Volpi disecciona a su padre, como el cirujano que fue, para adentrarse en lo que le significó cada parte de su cuerpo: las manos, cuando ya no pudo utilizarlas para operar o el cerebro, para él que estaba orgulloso de ser el único en su familia que estudió una carrera universitaria.
Además, Volpi lleva este Examen de mi padre hacia México, el país que sufre por más de 100 mil muertos y 50 mil desaparecidos.
“El libro parte de la muerte de mi padre, el 2 de agosto del 2014. Él nos contaba que cuando murió mi abuela hizo un año de luto en el cual él siempre usó una corbata negra, en esa época era lo que se acostumbraba. El luto o la manera de recordarlo que se me ocurrió fue que, durante un año, el 2015, escribí un libro que girara en torno a él y nuestra relación. Un ensayo al mes que partiera de una parte del cuerpo, que esa parte del cuerpo me hablara de la relación que mi padre tuvo con ella, que pudiera contar un poco la historia médica o anatómica de esa parte del cuerpo, luego su relación conmigo y a partir de ahí hacia donde me llevara”, comentó Jorge Volpi, escritor.
Este homenaje a la memoria de su padre no está desprovisto de la narración de episodios en los que Volpi se deslinda completamente de su progenitor en aspectos como su visión sobre el sexo o sobre la política.
“Para contar una historia personal tenía que ser lo más sincero posible y decir mi verdad, contando sus aspectos negativos y positivos”.
El declive físico del padre de Jorge Volpi coincide con la descomposición social del país, a partir del 2006, cuando Felipe Calderón le declaró la guerra al narco.
“Lo que ha pasado en el México de estos últimos 11 años es un México en donde tenemos 150 mil muertos, probablemente 50 mil desaparecidos, entre los cuales se incluyen los 43 jóvenes de Ayotzinapa que no hemos podido enterrar”.
Examen de mi padre es publicado por Alfaguara.