Panamá, 17 sep (PL) Estudios de la investigadora de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología en Panamá Miryam Venegas revelan que el calentamiento global y los cambios climáticos podrían alterar la proporción de género en los cocodrilos.
Y es que el sexo de las crías es determinado por la temperatura, explicó la especialista, que desde 2008 desarrolla un proyecto en Coiba, en el Pacífico panameño, en el cual hacen conteos y capturas nocturnas de cocodrilos en colaboración con entidades del Estado, estudiantes y miembros de las comunidades, para censar, marcar y determinar el género de los animales.
«En épocas en que los cambios climáticos fueron duros y las sequías intensas, pudieron tener sus crías en lugares secos», explicó la especialista al referirse a los mecanismos de adaptación de estos reptiles, quienes fueron los primeros organismos en poseer embriones envueltos en conchas duras, lo cual les permitió alejarse del agua.
También pueden tener circulación cerrada completa, condición que demanda mayor gasto de oxígeno y energía, y abierta, que hace que su rata metabólica sea más baja, lo cual les permite pasar mucho tiempo sumergidos en agua o meses durmiendo o semidormidos, precisó.
La «doctora cocodrilo», como la conocen sus colegas aquí, resaltó que los saurios resultan importantes en los ecosistemas porque conectan mar y tierra, con sus heces fertilizan el suelo, son indicadores ambientales y regulan poblaciones de otras especies.
«Si los cocodrilos llegan a faltar, se alteran los ecosistemas de manglares y arrecifes. También se deben proteger porque forman parte de la historia, ya que a través de los siglos fueron apreciados por diversas culturas, como la egipcia y las precolombinas», sentenció Venegas.
Además de su valor ecológico, estos animales resultan un potencial económico y de desarrollo para las comunidades, especialmente los que habitan en Suramérica, pues generan el 70 por ciento del negocio de las pieles en el mundo, lo cual representa dividendos por cerca de 400 millones de dólares anuales, apuntó.
La también miembro de la Asociación de Medicina Veterinaria detalló los proyectos de criaderos in situ y de manejo de vida silvestre que actualmente desarrollan Venezuela, Brasil, Argentina y Panamá, nación esta última donde existen dos granjas de cocodrilos.
Los saurios viven entre 50 y 60 años en estado silvestre, siendo las principales causas de muerte el quedar atrapados en artes de pesca, ser golpeados por las hélices de los barcos y el urbanismo, al destruir su hábitat.
Como dato curioso vale destacar que cuando un ejemplar es trasladado de lugar, difícilmente los que viven allí los acepten, y por ello, generalmente regresan al mismo sitio, en tanto cuando un cocodrilo de tierra firme llega a una isla, se afecta su capacidad de enfrentar las enfermedades.