La Habana (PL).- Un pelotero que fue seleccionado 14 veces para el Juego de Estrellas (siete como torpedero y otras tantas como tercera base), tres veces Jugador Más Valioso de la Liga Americana, ganador de 10 Bates de Plata y dos Guantes de Oro, debería tener un puesto seguro en el firmamento del béisbol.
Pero si ese jugador fue inscrito el 27 de julio de 1975 como Alexander Emmanuel Rodríguez Navarro y bautizado en los diamantes como A-Rod, las cosas cambian un poco.
Rostro visible y aparentemente saneado, de la célebre Era de los esteroides, Rodríguez saldó su deuda con la justicia, pero quizás no con la afición, a la larga su principal legitimadora.
Por eso lo chiflaron cuando volvió a los terrenos en 2015, luego de cumplir una sanción por dopaje que marcará con el enorme peso de la duda sus excepcionales rendimientos, pues se trata de un cinco veces líder anotador y cuatro veces de total de bases de la Liga Americana.
Además, en cinco ocasiones fue primero en jonrones, cuatro en porcentaje de slugging y dos veces en impulsadas y OPS, siempre en el Joven Circuito, donde además conquistó el título de bateo en 1996, el de dobles ese mismo año, el de hits en 1998 y el de extrabases en 2001.
Por si esto fuera poco es el recordista de Grandes Ligas en Grand Slams conectados (25), jonrones para un jugador de ascendencia hispana (696), y el más joven de todos los tiempos en conectar 500 y 600 cuadrangulares, entre otras marcas relevantes.
En 14 de sus temporadas en activo produjo más de 200 carreras (anotadas más impulsadas), más que cualquier otro jugador en la historia, y llegó a poseer el mayor contrato en la historia del béisbol, ese de 275 millones de dólares por 10 años con los New York Yankees.
Entre sus récords se encuentra el torpedero que más carreras anotadas (141), slugging (.631) y extrabases (91) ha conseguido en una temporada, los tres topes en 1996, mientras en 2001 añadió el de más bases recorridas (393) y en 2002 el de jonrones (57), para un defensor de esa posición.
Sin embargo, las lesiones mermaron su rendimiento y no pudo cumplimentar el último año de su pacto con la franela más famosa del béisbol mundial.
El domingo 7 de agosto último el pelotero de origen dominicano anunció su retiro del béisbol, y el viernes 12 jugó su último partido frente a los Tampa Bay Rays, donde conectó un extra base en la primera entrada.
LA SOMBRA DEL DOPAJE
Dentro de los terrenos fue muy asombroso lo que consiguió, y no sería suficiente con varias páginas, pero nadie sabe si se debió a su talento natural o a la ayuda de sustancias prohibidas.
Ya en 2009 fue publicado que había dado positivo por esteroides anabolizantes en 2003, y su nombre apareció en una lista de 104 jugadores de Grandes Ligas salpicados cuando estalló el escándalo de dopaje generalizado.
En ese momento no hubo sanción, y el propio A-Rod admitió el uso de drogas entre 2001 y 2003, aunque alegó que había dejado de usar esas sustancias después de la pretemporada de ese año.
«En ese entonces, (el béisbol) era una cultura diferente. Había mucha inseguridad. Yo era joven, fui estúpido, fui ingenuo, y quería demostrar a todos que yo era digno de ser de los mejores jugadores de todos los tiempos», explicó al respecto.
Rodríguez confesó que él y un primo compraron una droga no identificada de venta libre en la República Dominicana, y se inyectaba dos veces al mes durante los seis meses de la temporada.
El jugador explicó que no sabía si él estaba usando el medicamento correctamente o si era seguro. «A pesar de que ciertamente sentí más energía, sería difícil asegurar si me dio una ventaja competitiva», indicó.
Pero lamentablemente eso no fue todo, pues el periódico Miami New Times informó en enero de 2013 que el toletero recibió sustancias dopantes de una clínica médica en Miami durante su tiempo con los Yankees, y eso le costó perderse la campaña de 2014.
Previamente había sido ligado al doctor canadiense Anthony Galea, especialista en medicina deportiva, quien fue juzgado por distribución de hormonas de crecimiento a los atletas.
Galea confirmó que trató a Rodríguez, pero dijo que sólo le prescribió anti-inflamatorios.
¿Dónde está la verdad? Difícil saberlo, pero seguramente un asterisco adornará los números de Alex Rodríguez en cada guía estadística, y su nominación al Salón de la Fama también podría ser infructuosa.