Washington, 23 oct (PL) Más que a Dodgers de Los Ángeles o a su as Clayton Kershaw, para no pocos, Cachorros de Chicago derrotó el sábado con su boleto a la Serie Mundial del béisbol estadounidense a la archimencionada Maldición de la Cabra.
Kyle Hendricks lanzó una joya de pitcheo en el Wrigley Field, ante más de 42 mil fanáticos en la llamada Ciudad de los Vientos, y el bateo oportuno de Kris Bryant, Anthony Rizzo, Dexter Fowler, Addison Russell y el venezolano Wilson Contreras llevaron a Cachorros a un Clásico de Otoño por primera vez desde 1945.
Fue en ese fatídico año, al menos para los seguidores del equipo, que Billy Sianis pronunció una frase que por siete décadas ha atormentado a la gente en el norte de Chicago: «Los Cachorros nunca más volverán a ganar».
Cuentan que el inmigrante griego y propietario de una popular taberna cercana al Wrigley se apareció en el estadio con su mascota, una cabra llamada Murphy, antes del cuarto juego de la Serie Mundial frente a Tigres de Detroit, pero los porteros le impidieron el acceso, alegando una política que prohibía la entrada de animales a la instalación.
También dicen que el olor de Murphy no agradó a algún que otro aficionado en el área de compra de los boletos, y el molesto Sianis encontró como único consuelo lanzar su maldición.
Pese a tener en ese momento ventaja 2-1 en el enfrentamiento con los Tigres, Cachorros terminó perdiendo el duelo en siete partidos, y la nada grata profecía del tabernero comenzó bien temprano a cobrar forma.
Si bien Cachorros de Chicago (la ciudad tiene otra novena, las Medias Blancas) alcanzó anoche el Clásico de Otoño después de una temporada regular de ensueño, ganó 103 y perdió 58, su trabajo solo estará completo con un triunfo sobre Indios de Cleveland, el campeón de la Liga Americana.
De vencer La Tribu en la serie prevista a partir del martes en sus predios, el Progressive Field, seguramente muchos declararán viva a la Maldición de la Cabra, y entonces habrá que decir que aún no ha llegado el momento de perdonar «el insulto» sufrido aquel 6 de octubre de 1945 por Sianis y su querida Murphy.
La última vez que Cachorros logró el título en las Grandes Ligas fue en 1908, lo cual indica que casi cuatro décadas de sequía ganadora no pueden achacársele al inmigrante griego y su mascota, aunque en realidad todos parecen ignorarlo.
No pocos hechos extraordinarios han pasado desde el incidente de la cabra para alimentar la leyenda, y ni siquiera había sido suficiente con dejar entrar al centenario Wrigley Field a una descendiente de Murphy, como ocurrió en la jornada inaugural de 1984.
Desde un gato negro que se las ingenió en 1969 para pasearse por el banco de los Cachorros hasta el fanático Steve Bartman, quien impidió en 2003 al jardinero Moises Alou capturar un batazo de foul, inusuales eventos fueron vinculados con la maldición.
Ayer, poco después del triunfo que dio el boleto a Chicago a la Serie Mundial, el manager Joe Maddon advirtió: «Hay que ganar cuatro juegos más para celebrar de verdad».
Tal vez por su mente no estaba pasando la Maldición de la Cabra, o tal vez sí, lo cierto es que habrá que esperar unos días para saber si el hechizo sobrevive o si será necesario buscar bien en la historia alguna explicación para la mala suerte de Indios de Cleveland, que no vence en un Clásico de Otoño desde 1948.