Nuestra sociedad es muy compleja de entender y posiblemente si nosotros perteneciéramos a otra cultura o nación también juzgaríamos a cualquiera si viéramos una comunidad que no le tuviera miedo, pero aún más festejar lo que para cualquiera sería difícil de concebir racionalmente el conmemorar a los muertos.
Así somos nosotros los mexicanos por un concepto cultural desde tiempos antiguos de una o de otra manera la muerte se le ve como parte de la vida y sin prejuicios o temores, y hasta con un sentido del humor.
Sin embargo, a los muertos nada más son recordados por nuestra sociedad, el día 02 de noviembre con motivo de Día de Los Muertos, por considerarse una tradición dentro de nuestra cultura.
Es el único día en donde se le pone más atención a nuestros seres queridos y familiares que han fallecido para visitarlos en el cementerio, pero en otros casos ni eso, en donde sus razones pueden ser desde la inexistencia de linaje familiar hasta la migración a otros Estados o país en donde la complicación de visitar a sus seres queridos en un panteón les resulta difícil.
Pero no solamente a ellos se les puede olvidar sino también a las autoridades en donde un filón de oro de millonarias ganancias es muy posible que se le esté fugando como agua de río a las tesorerías de los 38 municipios de Coahuila.
Además, no se descarta el tráfico de influencias en la venta de quinquenios, tumbas monumentales donde dicen que están intestados.
Los cementerios por lo regular todo el año están llenos de mugre, basura y trabajos de brujerías de todo tipo. Sólo el mes de noviembre se le da una manita de gato esto porque las personas que van a visitar a sus deudos les llevan un puñado de flores que al día siguiente están marchitas.
Los familiares de los muertos son en gran parte culpables del polvo y del olvido que hallan en los panteones y hasta duermen tranquilos luego del 2 de noviembre porque saben que quienes mueren ya no vienen a perturbar a quienes viven en este mundo.
Llevar flores a los cementerios es cosa de mera presunción porque tal vez en la vida no prodigaron amor y ternura a sus padres o familiares y cuando aparece el fantasma de la ancianidad los arrojan a los asilos.
Son muchos los coahuilenses que compran los lotes de quinquenio en donde solo tienen permiso de mantener ahí los restos de los que ya se fueron del espacio terrenal.
Las tesorerías municipales de las 38 cabeceras de Coahuila están obligadas por conducto de su personal de notificar a los familiares que los plazos de cinco años de los restos mortales están por vencer y en caso de no pagar de nuevo cumplirán con el reglamento de los panteones y las osamentas serán echadas al osario.
Dentro del reglamento de cada municipio existe un apartado en donde se indica que para los indigentes o sea los que en el mundo vagaron sin tener hogar y fortuna de ellos existe un espacio para ellos.
Existen varias multas de las cuales por lo general nunca se aplican porque no hay inspectores que trabajen visitando los cementerios municipales y mucho menos en aquellos privados, pero nada más por mencionar algunas de las multas en donde se pueden hacer acreedores de ellas está como el uso de tumbas intestadas.
En todos los panteones municipales solamente está permitido que por espacio de cinco años se les dará permiso a los dueños de las tumbas que coloquen adornos o monumentos. Transcurrido ese lapso, el gobierno tiene aspecto legal para ordenar su destrucción o bien que pasen a ser propiedad de los cementerios.
Aparte de la pérdida de recaudación por la falta de cobro en donde la mayor parte de los casos no existe en dónde localizar a los dueños, también es cierto que en la actualidad la mayoría de los panteones municipales se encuentran saturados sin espacio para nuevos muertitos pero también es una realidad que ahora ha crecido en las funerarias particulares de manera increíble el servicio de la cremación por encontrar un ahorro sustancial en comparación de los gastos frente a la inhumación tradicional.
En cosa de pocos años la demanda de la cremación se incrementó de un 10 por ciento hasta un 60 por ciento en donde la gente prefiere acudir a éste tipo de servicios puesto que no tienen que pagar el derecho depositar a sus seres queridos en ningún panteón, sino simplemente se les entrega los restos desde un sencillo recipiente de plástico o en una urna, cuyos precios son muy variables.
No existe estadística alguna o un padrón actualizado municipal en donde se conozca cuántas tumbas desocupadas hay, pero para conocer cuál es la realidad del funcionamiento de cada uno de los cementerios que existen en los 38 municipios de Coahuila, no es una labor de buscarle la punta a la madeja, pues es suficiente con el hecho de poner en el banquillo de las investigaciones a los administradores y además de las personas que laboran en ellas como son los veladores o custodios de los panteones en donde es muy común que son con quienes hacen las ventas de los huesos de personas muy solicitadas por estudiantes médicos y aquellas personas que se hacen llamar brujos o brujas para hacer trabajos esotéricos. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intesip.org