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Resulta patético que mientras su mujer, Ernestina Fernández Méndez, enfrenta la posibilidad real de que el Congreso local la destituya como presidenta municipal de Tehuacán, Álvaro Alatriste haya empezado su “campaña” para la gubernatura de Puebla en el 2018.
“Super (sic) Alvaro (sic) Alatriste, del pueblo para Puebla” es el lema de “precampaña” de quien no contento con ser cómplice de la ingobernabilidad, inseguridad y violencia que predominan en Tehuacán, cree que puede seguir medrando del presupuesto público y le apuesta a la desmemoria de los ciudadanos, para intentar apoderarse de todo el estado: Ingobernabilidad y muerte convierten a Tehuacán en la “Ciudad Juárez” de Puebla.
El “Monstro” ya mandó rotular vehículos con su slogan, para promoverse como supuesto aspirante a algún cargo de elección popular en el futuro cercano, como lo demuestra esta foto que circuló en redes sociales durante varios días y que generó risas, burlas y hasta cierto temor en los tehuacanenses, que ya saben que Álvaro Alatriste tiene el dinero suficiente para obtener cualquier candidatura priísta que se le antoje.
La locura de que Álvaro Alatriste piense que, en algún momento, podría ser candidato del PRI a gobernador comprueba que tanto él como su mujer ya perdieron el piso y no tienen ni idea del rechazo que generan en la mayoría de la gente de Tehuacán, a pesar de que perdieron las elecciones federal del 2015 y local del 2016.
LAS MONSTRUOSIDADES POLÍTICAS DE ÁLVARO Y ERNESTINA
Es que los llamados “Monstros” tehuacanenses se caracterizan por realizar apuestas políticas fallidas: para la elección interna del candidato priísta a gobernador, entre 2015 y 2016, apoyaron con todo a Enrique Doger Guerrero, que resultó derrotado por Blanca Alcalá Ruiz. Después, respaldaron a la aspirante de su partido y, nuevamente, fueron vapuleados.
Incluso, durante los foros de consulta organizados por el gobernador electo, Tony Gali, para integrar el Plan Estatal de Desarrollo, la presidenta de Tehuacán, Ernestina Fernández, se aventó la puntada de declinar su participación, a pesar de que se le corrió la cortesía de invitarla:Participación ciudadana en foros convocados por Tony Gali supera expectativas.
Además, para presionar a que los diputados locales le aprueben sus cuentas públicas, Ernestina Fernández hace lo mismo de siempre: victimizarse, decirse víctima de complots imaginarios y denunciar que las acusaciones en su contra tienen tintes partidistas, a pesar de que fue ella –desde el inicio de su gestión- la que politizó todo y la que decidió mezclar la gestión pública con sus ambiciones e intereses partidarios.
CONGRESO LOCAL LA DESTITUYE O DEJA QUE TEHUACÁN SE SIGA PUDRIENDO BAJO SU MANDO
El problema para ella es que su gobierno es tan malo, cuestionable y repudiado, que ni al PRI le conviene defenderla, como lo ratifica el hecho de que, hasta ahora, ni Jorge Estefan Chidiac, Rocío García Olmedo y ningún diputado priísta del Congreso local, como Silvia Tanús o Pepe Chedraui, han salido a apoyarla públicamente.
La realidad es que depende únicamente de la Legislatura poblana el que se le destituya como presidenta municipal o se permita que Tehuacán se siga pudriendo bajo su mandato, porque el gobierno del estado, el morenovallismo, no se involucrará en el tema, al estar totalmente inmerso en el tema de la Entrega-Recepción de la próxima administración.
En lo que va del actual gobierno estatal, solamente un edil fue destituido o removido: ocurrió en marzo del 2012, cuando el ex edil panista de Acatzingo, Eliseo Zayas Jaén, fue encarcelado por la entonces Procuraduría General de Justicia (PGJ), luego de que uno de sus guardaespaldas asesinara a un manifestante que protestaba afuera del Palacio Municipal.
Zayas Jaen fue acusado de “delitos en la administración de la justicia” y, aunque salió de prisión un año y 3 días más tarde, luego de obtener un amparo federal, nunca recuperó la presidencia municipal de Acatzingo, a pesar de que se comprobó que no tuvo nada qué ver con el homicidio y de que tampoco ayudó a su guardia a evadir la justicia: Razones legales, políticas y humanas por las que José Juan Espinosa debe dejar el ayuntamiento de San Pedro Cholula.