La Habana, 7 nov (PL) Hillary Clinton está más cerca que nunca de convertirse en la primera mujer presidenta de Estados Unidos, al menos así lo indican las encuestas que hoy la mantienen al frente de una cerrada carrera hacia la Casa Blanca.
Su suerte, este 2016, no ha sido la misma que sufrió hace ocho años cuando puso en espera sus aspiraciones luego de que el actual mandatario, Barack Obama, consiguiera los votos necesarios para ser el candidato del Partido Demócrata.
Las enseñanzas de entonces, y su desempeño como secretaria de Estado durante el primer mandato de Obama (2009-2013), le dieron nuevas armas para imponerse en las primarias partidistas y luego estar todo el tiempo liderando los sondeos a nivel nacional.
Esa superioridad, sin embargo, se tambaleó en las últimas semanas después de que el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) anunciara la reapertura de una investigación sobre el uso de un servidor privado de correo electrónico cuando estaba en el Departamento de Estado.
Tal hecho y otros escándalos vinculados con su fundación familiar han marcado la campaña y han sido empleados en frecuentes ataques de su adversario republicano, Donald Trump.
Solo con los comicios de este 8 de noviembre se conocerá cuánto daño hicieron esos acontecimientos en las posibilidades de Clinton, considerada por analistas y detractores como poco carismática, pero cuyo principal valor parece radicar en su experiencia.
Y es que Clinton, abogada de formación, cuenta con más de cuatro décadas vinculada a la vida política estadounidense y en los últimos 20 años se ha mantenido de una manera u otra en el centro de ese escenario.
Quizás por eso Obama afirma que nunca ha existido una persona más preparada que ella para asumir la presidencia.
La candidata nació el 26 de octubre de 1947 en Chicago, Illinois, y durante las décadas de los 60 y 70 tuvo una educación de élite hasta que en 1973 se graduó como abogada en la Facultad de Derecho de la Universidad de Yale.
Dos años después se casó con William Clinton, y cuando fue elegido gobernador de Arkansas en 1978 ella se convirtió en la primera dama del estado, además de ser nombrada por el entonces presidente James Carter como miembro de un organismo creado por el Congreso para dar asistencia legal.
Varios medios de prensa la incluyeron entre los 100 abogados más influyentes del país en 1975, 1979, 1988 y 1991.
En 1992 su esposo fue elegido como el presidente número 42 de Estados Unidos y en su periodo como primera dama, hasta 2001, Hillary se centró en temas como el acceso a la salud y los derechos de la mujer, además de participar en el panorama político de una forma sin precedentes.
Fue en esa etapa cuando enfrentó la noticia del adulterio de su esposo con la becaria Monica Lewinsky en 1998.
En esa oportunidad recibió entonces muestras de apoyo de gran parte de la sociedad norteamericana, incluso tras la decisión de continuar al lado de su esposo hasta el término del segundo mandato, y a partir de entonces se dedicó a su propia carrera.
En el año 2000 fue elegida como la primera mujer senadora por el estado de Nueva York, cargo que reeditó en 2006, y a inicios de 2007 anunció su intención de presentarse como precandidata demócrata a la presidencia.
Tras vencer en las elecciones de 2008, Obama la eligió como secretaria de Estado con el propósito de mantener la unidad del partido, y en 2015 la exsenadora se lanzó nuevamente a la lucha por la presidencia.
LAS PROPUESTAS DE CLINTON
Aumentar los impuestos a los más ricos, elevar el salario mínimo a 15 dólares por hora, realizar una reforma migratoria integral, fortalecer los tratados de libre comercio y alentar una política exterior intervencionista son algunas de las principales propuestas de Hillary Clinton.
Según su plan de gobierno, mantendría los impuestos para la mayoría de los estadounidenses, pero los incrementaría en el caso de los ingresos más altos, a fin de usar ese dinero en programas de educación universitaria gratuita para estudiantes de familias de renta baja y media.
En términos de comercio exterior se ha mostrado variable, pues si bien anteriormente apoyó el Tratado de Asociación Transpacífico, durante su campaña manifestó que no lo considera la mejor oferta para Estados Unidos.
Pese a ello, asegura que mantendrá los acuerdos comerciales para incentivar una economía global, y que promoverá junto a sindicatos y empresas un plan «Hecho en Estados Unidos», con vistas a incentivar la manufactura y la compra de productos nacionales.
Sus ideas incluyen expandir las inversiones en energía sustentable e investigación científica, así como en la construcción de la infraestructura más audaz.
En el importante tema la inmigración, habla de una reforma integral que incluya la posibilidad de acceso a la ciudadanía para quienes viven indocumentados, y defiende los programas implementados durante la administración de Obama.
Agrega que se cerrarán los centros privados de detención para inmigrantes indocumentados y reforzará el personal y la tecnología para mejorar el trabajo de la Patrulla Fronteriza.
Sobre el debatido asunto del control de armas, Clinton dice que establecerá restricciones razonables sobre la responsabilidad de los fabricantes de armas y las ventas por Internet, además de endurecer el chequeo de antecedentes los compradores para excluir a criminales y psicóticos.
En materia de política exterior, manifiesta que creará alianzas para derrotar al Estado Islámico y estabilizar al Medio Oriente, al tiempo que respalda el acuerdo alcanzado con Irán sobre su programa nuclear.
Clinton ha reiterado su apoyo a los pasos dados por el presidente Obama para cambiar la política de su país hacia Cuba, y considera como fallido el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Washington a la isla.
Tras una caída de su cómoda ventaja en las encuestas, el FBI reiteró este domingo que no presentará cargos contra ella por el uso de un servidor privado de e-mails.
El anuncio, realizado a menos de 48 horas del día de las elecciones, podría ayudarla a recuperar parte del terreno perdido; está por verse si será suficiente para llevarla de nuevo hasta la Casa Blanca, esta vez como presidenta.