La Habana, 13 nov (PL) Sin dudas entre los reptiles más impopulares y a la vez más temido están las serpientes, cuyo cuerpo uniforme y resbaladizo, así como las anécdotas de cómo se apoderan de sus víctimas, evocan sensaciones terríficas.
Entre las miles de variedades de ese ofidio se destacan aquellas cuyo veneno es mortal para los animales que pueblan las sabanas, las junglas e incluso las zonas desérticas y entre ellos el ser humano que en muchas ocasiones no resiste el alto nivel de toxinas que puede inocular la mordedura de una mamba o una cobra, por ejemplo.
Hace 173 años, un sobrino de Napoleón Bonaparte, Charles Lucien Bonaparte estableció por primera vez la naturaleza proteica del veneno de serpientes, el estudio de esos ofidios evolucionó significativamente en todas las vías, principalmente en el campo de la medicina.
Si bien es cierto que la ciencia avanzó en los últimos años en la confección de antídotos para neutralizar la ponzoña, aún está por llegar la última acción para que el género humano deje de ser víctima definitivamente y se sirva de los múltiples beneficios que -además de comestibles- les pueda brindar las serpientes.
Durante aproximadamente tres décadas el veneno de serpiente se empleó con propósitos terapéuticos, y en ese quehacer científico sobresale ahora la utilización de las propiedades anticoagulantes presente en las toxinas de una víbora sudamericana, la Lance Adder, según revistas especializadas.
SOBRE EL BIEN Y EL MAL
Sobre eso existe hoy un debate interesante, los expertos en mercadotecnia pusieron sus ojos en una víbora de Indonesia, la Wagleri Tropidolaemus, a la cual mediante una amplia labor de propaganda conceden a su veneno la gracia de erradicar las arrugas, ese visible signo de envejecimiento.
De todas formas, aunque el original es lo ideal, ya el producto se sintetiza artificialmente y de los laboratorios llega raudo a los salones de belleza, aunque siempre mirado con dudas por aquellos especialistas que tienen más fe en el bisturí de la cirugía estética que en pomadas mágicas.
La crema de veneno de serpiente se elabora con el principio activo eliminando los efectos peligrosos, así que en realidad no se aplica veneno de serpiente, sino sus elementos antiarrugas, apunta el sitio digital en buenas manos.
Se recomienda la especie oriunda de Indonesia porque la toxina de su potente veneno posee efectos letales que paraliza los neurotransmisores, con lo cual evita la contracción muscular, que va dejando su huella, y que tienden a persistir y permanecer ayudada por el estrés, añaden los partidarios del boom del veneno de serpiente.
En los otros grupos se encuentran los críticos que no le conceden crédito alguno a los tratamientos con veneno de serpiente, que por lo demás son bastante caros, y hay un tercer grupo que sin denostar los citados procesos de recuperación o de mejoramiento de la piel ante su envejecimiento, consideran que los resultados son escasos.