El documento que muchos “arquitectos políticos” construyeran allá por 1917 para darle vida y vigencia a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, no tiene ni un ápice de desperdicio. Sus 136 artículos y sus transitorios, es la joya perfecta que protege desde hace casi cien años, a toda la sociedad mexicana, incluso hasta los ciudadanos extranjeros que llegan y se van a otros lares del mundo.
Pero como siempre, en cualquier parlamento surgen la rapiña de ideas… que “de la nada”, los antagonistas, los detallistas, los que lo saben todo, aquellos perfeccionistas iluminados que creen que en el pasado que fueron seducidos para “conquistar” una Diputación Federal -gracias al intercambio de cuotas de poder, que siempre ha otorgado, generado y distribuido el propio Sistema-Gobierno-, siguen siendo los relucidos.
Señala el coordinador del PRI en la ALDF que la propuesta del Constituyente perredista Jesús Ortega, para garantizar ese derecho, jamás dejará de ser un reconocimiento al trabajo de los legisladores priistas; afirma que la Ley de Voluntad Anticipada constituyó un avance en los derechos de las personas enfermas en etapa terminal.
Reformar la Ley de Salud para implementar en la Ciudad de México la eutanasia como un derecho más de los capitalinos, contemplado en el marco jurídico, ha sido una iniciativa constante de los diputados del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Asamblea Legislativa.
El coordinador del grupo parlamentario en la VII Legislatura, Israel Betanzos Cortes, refiriere que ese derecho ciudadano se discute en la Asamblea Constituyente y es un representante de un partido de izquierda (Jesús Ortega) quien promueve su inclusión en la Constitución Política de la Ciudad de México. Los agobia el oportunismo, acusan otros de sus pares.
Subraya que la propuesta del constituyente para garantizar el derecho de autodeterminación personal a quienes por alguna enfermedad terminal solicitan “la muerte asistida”, es un reconocimiento al trabajo que por varias legislaturas realizaron los diputados del partido tricolor.
Empero, celebra el cambio de posición del representante de izquierda, que en legislaturas pasadas impidieron la aprobación de esta iniciativa, creando la Ley de Voluntad Anticipada para que los enfermos en etapa terminal fueran atendidos con cuidados paliativos hasta que la misma naturaleza de su enfermedad los ayudara a bien morir.
El líder parlamentario de los priistas, también afirma que la Ley de Voluntad Anticipada en la Ciudad de México, constituyó un avance en el reconocimiento de los derechos de las personas enfermas en etapa terminal.
Sin embargo, coincide con el constituyente en que es necesario plasmar en la Constitución local el derecho a “la opción de bien morir” y que no haya consecuencias sobre quien apoye a las personas que decidan morir con dignidad en casos extremos, con lo que no se contrapondría la obligación del Estado de tutelar la vida.
Betanzos Cortes insiste que en un país y sobre todo en una ciudad donde se tutela el derecho a la libertad, se debe respetar la opción de bien morir de aquellos que enfrentan una enfermedad incurable.
Dice que la eutanasia es un proceso que se inicia con la petición voluntaria y reiterada del enfermo que tiene un padecimiento intratable, mortal, o que por caso fortuito o causas de fuerza mayor tiene una esperanza de vida menor y se encuentra imposibilitado para mantener su vida de manera natural y con una calidad de vida mínima e incompatible con su dignidad personal.
Reitera que en el proceso de transformación de la ciudad es importante contar con un marco jurídico que garantice el ejercicio del derecho a la libre elección de las personas respecto a la negativa de someterse a medios, tratamientos o procedimientos médicos que pretenden prolongar de manera innecesaria su vida, protegiendo en todo momento su dignidad, cuando por razones médicas sea imposible mantener su vida de manera natural.