La educación física, el deporte y el periodismo mexicano se encuentran de luto con la desaparición del maestro Antonio Eduardo Barragán Beltrán, acaecida ayer en la Ciudad de México a los 77 años de edad.
Muchos maestros, así como innumerables cronistas deportivos y periodistas de varias áreas, recibieron las enseñanzas y amistad de uno de los periodistas más connotados de su tiempo, y muchos de ellos extrañarán haberlo conocido.
De fácil trato, Toño, quienes lo conocimos a lo largo de nuestro peregrinar por el periodismo, principalmente quienes cubrimos las actividades deportivas, tenía más de 46 años en el llamado el mejor oficio del mundo.
Nacido en esta capital, de una familia dedicada al peridosimo, desde muy joven impulsado por su padre, incursionó al igual que sus hermanos Miguel, Manuel y Daniel, todos ellos ya fallecidos, en las redacciones de los diversos medios de comunicación en los que trabajó.
Además de ser redactor en el Periódico El Universal, también se desempeñó como excelente locutor de Radio. El Núcleo Radio Mil fue su casa durante muchos años, en donde tuvo como jefe a José Bravo Monroy.
También trabajó para Radio Acir bajos las órdenes de Guillermo Ochoa, y posteriormente también plasmó con su pluma las páginas del Economista, y más tarde en El Heraldo de México, además de otros periódicos a nivel local, en donde ocupó importantes cargos.
Todos seguramente recuerdan sus notas informativas, no solamente en las páginas escritas de los medios en donde laboró, así como también en sus narraciones de los innumerables acontecimientos deportivos.
Cubrió centenares de eventos a nivel nacional e internacional. Desde Juegos Deportivos Escolares, campeonatos nacionales de muchas disciplinas deportivas, Juegos Nacionales del Sector Obrero, Campesino, así como Campeonatos Mundiales de muchas especialidades entre los que sobresalieron los Campeonatos de balompié en 1970 y 1986, celebrados en México, así como otros efectuados en Europa y Sudamérica.
También narró Juegos Centroamericanos, Panamericanos y Olímpicos. Al lado de leyendas del periodismo deportivo, quienes desafortunadamente ya no están entre nosotros. Sus entrevistas siempre resultaron atractivas para los lectores y radio escuchas.
Su inquietud, los llevó a cubrir también información general, en casi todas las fuentes, desde las religiosas, culturales, policiacas, y algunas de carácter institucional. En su paso por el radio, al igual que su hermano Manuel, Dejó plasmado su conocimiento a las nuevas generaciones de periodistas radiofónicos y cuadrafónicos.
Lo recordamos cuando trasmitió en vivo la llegada del Papa Juan Pablo II a nuestro país, al narrar en directo la noticia, cuando tuvo cerca el Sumo Pontífice, la voz se le quebró y comenzó a llorar y ya no pudo continuar con su narración.
Su sapiencia, lo llevó a brillar con luz propia en eventos como la competencia automovilística de Fórmula Uno en vivo, así como diversas ocasiones en lo referente al Maratón Internacional de la Ciudad de México.
Su estupendo tono de voz, lo llevó a convertirse en el locutor de diversos eventos en varias instituciones. Cabe recordar que fue la voz autorizada en las diversas competencias ciclistas organizadas por el INJUVE y posteriormente el CREA, También narró competencias para el INDE y la Comisión Nacional del Deporte (CONADE).
A Toño le sobreviven su esposa Ernestina Sánchez, así como sus hijas Nadia y Alma, y varios nietos. Sus familiares más cercanos coincidieron que Antonio amaba la vida, no deseaba morir sin antes acercarse a sus amigos profesores y periodistas.
Su esposo y padre, respectivamente dijeron que se trataba de una persona muy sabia, con la que se podía hablar de todos los temas, mismos que abordaba con optimismo, y gran determinación debido a sus múltiples años de experiencia.
En los últimos años, el extinto comunicador radicaba en la Ciudad de Veracruz, así como en la Ciudad de México, debido a los padecimientos cardiovasculares que sufrió. Tuvo dos infartos antes de quedarse dormido y morir en su casa.
Además de los múltiples consejos que a lo largo de sus transitar por la vida, educó con intenso amor a sus hijas, quienes recuerdan que les señaló que siempre deberían andar por la vida con la cabeza en alto.
Para dar el último adiós a este brillante comunicador, se dieron cita los profesores Guadalupe García, y sus hijos Igor e Irina Barragán, así como decenas de familiares y amigos. Un trío estuvo presente en el velatorio.
Sus restos fueron velados en la sala 10 de la agencia funeraria Gayosso-Sullivan, y posteriormente cremados.