El presidente de la Conatrib y del TSJCDMX, magistrado Édgar Elías Azar, fue claro y contundente ante la presencia del Jefe del Ejecutivo Federal: “Los poderes judiciales no pueden seguir bajo el yugo de la negociación presupuestal”.
Su histórica declaración política se dio en el marco de la clausura del Encuentro Nacional de Procuración e Impartición de Justicia 2016, a la que acudió el presidente Enrique Peña Nieto, en la sede del poder judicial de la Ciudad de México, donde avizoró de una seria advertencia: “Así comienza el sometimiento y los pasos en reversa”, y “el único sometimiento de los jueces es a la Constitución, la ley y la justicia”.
El presidente Enrique Peña Nieto, atento como siempre en todos sus actos políticos, observó y escuchó al jurista y político guerrerense, con extraordinaria atención.
El magistrado Elías Azar, con su peculiar estilo de decir las cosas, precisó: “Hoy es momento de reclamar la independencia financiera de la judicatura, así como el apoyo del Ejecutivo para hacer no impugnables jurídicamente las decisiones de los plenos de magistrados de los tribunales en el tema de la auto-limpieza interna, porque de ello dependen la calidad judicial”.
También solicitó al titular del Ejecutivo, a nombre de los 32 poderes judiciales locales, su respaldo para lograr el reconocimiento constitucional de la Conatrib, ya que sin éste su trabajo y unión carece de sustento jurídico suficiente, y del peso legal necesario para hacer que sus acuerdos permeen.
En el Edificio de Salas Penales del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México (TSJCDMX), Elías Azar consideró que este es el siglo de los jueces, y reivindicó el derecho de estos a reclamar, en el marco de la libertad y de las posibilidades jurídicas para hacerlo. Nadie –aseveró- debe tener prohibido reclamar, mucho menos los jueces, que son quienes protegen el valor más preciado de la sociedad.
En ese sentido, enfatizó que los poderes judiciales no pueden ser dependientes de la generosidad de otros poderes del Estado, porque así no se llega a la modernidad estatal.
Con la presencia de procuradores y fiscales, presidentes de tribunales locales, jueces, magistrados y funcionarios, Elías Azar insistió en la necesidad de que –aun cuando este importante sector pertenece al Parco de la Unión-, la judicatura sea realmente independiente y goce de plena autonomía, así como del reconocimiento jurídico y social en su labor administrativa y judicial.
El también presidente del TSJCDMX, reconoció el reclamo de justicia que cada vez se exige con mayor fuerza social, lo que conduce a la sociedad a cuestionar el actuar del poder político. Pero en esto no debe verse perversión alguna, planteó; y dijo que esto debe tomarse como resultado del ejercicio democrático.
Expresó al presidente Enrique Peña Nieto que la política de los jueces es combatir con la ley, la Constitución y los derechos en la mano, a favor de la libertad, la igualdad y la justicia; combatir –abundó- contra la tiranía monstruosa del absolutismo aparentemente jamás superado.
También refrendó al primer mandatario el compromiso para seguir fortaleciendo su empeño a favor de la justicia cotidiana, y le recordó que en todo el país se implementó la Reforma Penal en su totalidad y con resultados exitosos, además de que se trabaja en la implementación de la oralidad en las materias civil, familiar, mercantil y de justicia para adolescentes.
En el acto estuvieron el procurador General de la República, Raúl Cervantes Andrade; los secretarios de la Defensa Nacional y de Marina, general Salvador Cienfuegos Zepeda y el almirante Vidal Soberón Sanz, respectivamente.
De igual manera, el consejero Jurídico del Ejecutivo federal, Humberto Castillejos Cervantes; el comisionado nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia; el gobernador de Morelos, Graco Ramírez Garrido Abreu; los presidentes de las mesas directivas del Senado y de la Cámara de Diputados, Pablo Escudero Morales y Edmundo Bolaños Aguilar, respectivamente, así como el procurador general de Justicia de la Ciudad de México, Rodolfo Ríos Garza.
La democracia parece sufrir
Señor presidente, en este foro nos reunimos colegas que procuran e impartimos justicia de toda la federación mexicana. Nos reunimos con un propósito y con un tema crucial de estos tiempos y de todos los tiempos; un tema al que usted, con energía y claridad de miras ha dedicado su laboriosa e inteligente coordinación y liderazgo, y de eso, señor presidente, estamos todos conscientes; y me refiero, desde luego, al tema básico de cualquier civilización, que es precisamente justamente la justicia, a su impulso, a su fortalecimiento y a su consolidación democrática en el ánimo ciudadano.
Me refiero a la justicia entendida como el valor de los valores y no como un valor más, ni como un elemento entre otros dentro del basto mundo democrático.
En estas épocas donde la democracia parece comenzar a sufrir de innegables fracturas y fragilidades que requieren de respuestas institucionales y respuestas de individuos diestros y comprometidos, como usted, para no sucumbamos ante la desesperación.
Su compromiso con la justicia es tangible. Es usted, señor presidente, el segundo que visita este Tribunal de Justicia en su historia desde aquella visita en 1964 donde el señor licenciado Adolfo López Mateos, también mexiquense, inauguró el emblemático edificio de Niños Héroes.
Hoy la justicia necesita líderes; líderes como usted que sepan construir vías que faciliten la competencia justa, que combatan las desigualdades, pero sobre todo que reconozcan la importancia de proteger los derechos más preciados de los seres humanos a través de las decisiones judiciales.
Este mundo globalizado que cada vez se ve más sacudido por un activismo político vacío, que confunde individuos y convence sociedades.
Sucesos que son inéditos en la historia moderna de la humanidad y que han trastocado la creación de un mundo de problemas y soluciones comunes y de fronteras porosas.
Todos los sabemos, en tanto humanidad, requerimos de respuestas conjuntas y armónicas, las que por definición son antagónicas con las de aquellos que, en nombre de la soberanía e independencia estatal, rehúyen de la jurisdicción internacional y escapan de los reclamos más caros de sus propias sociedades.
Ésas, como usted lo sabe, no deben ser las respuestas, no son las respuestas que auxiliarán o que curan las incertidumbres del progreso democrático. Esas son las acciones de individuos que en su soberbia política dañan a la tradición liberal negando los derechos de sus ciudadanos que, en su miedo, sólo generan descontento, desorden y tiranía. Aquí señor presidente estamos los jueces para acompañarlo en el diálogo internacional que se está generando. En ese diálogo que retribuye y alimenta.
Las sociedades demandan cada vez más y con mayor énfasis: justicia. Ya no hay conformismos. Ya no hay verdades que se detengan en muros ni ideales que no logren traspasar fronteras.
El reclamo de justicia que se exige cada vez más con más fuerza social conduce a que las comunidades de individuos cuestionen constantemente el actuar del poder político.
Pero en ello no debemos de ver perversión alguna, y no debemos ver reyerta ciudadana; veámoslo simplemente como lo que es: como el resultado del ejercicio democrático; donde hay reclamo, es porque hay libertad y porque hay posibilidades jurídicas para dirimirlo. No reclama quien no tiene posibilidad de solucionar su reclamo, y tampoco reclama el que no puede o lo tiene prohibido y nadie lo debe tener prohibido y mucho menos los jueces que son quienes protegen el valor más preciado de la sociedad.
Los poderes judiciales no pueden seguir bajo el yugo de la negociación presupuestal. Los poderes judiciales locales no pueden ser dependientes de la generosidad de otros poderes del estado, y es así como comienza el sometimiento, es así como se dan pasos en reversa, sin realmente llegar a la modernidad estatal.
Es momento, hoy y siempre lo ha sido, de solicitar encarecidamente que se nos dé plena autonomía financiera. No podemos seguir convirtiendo nuestras casas de justicia en palacios al servicio de otro. Ante lo único que nos sometemos, y que quede claro, los jueces del país sólo nos sometemos a la Constitución, a la ley y a los principios de la justicia.
Si el siglo XIX fue el siglo de los parlamentos, el XX de las administraciones públicas, el siglo XXI se comienza a configurar como el siglo de los jueces; pero de los buenos jueces, de aquellos que están comprometidos con los principios republicanos y con la justicia. Le rogamos todos los jueces y los tribunales del país, que nos asegure, que nos ayude a asegurar constitucionalmente la inimpugnabilidad jurídica de las decisiones de los plenos de magistrados en el tema de auto-limpieza judicial. No podemos asegurar la calidad judicial sin estos recursos para garantizarla.
Para llegar a eso, debemos ser realmente independientes, gozar de plena autonomía y del reconocimiento jurídico y social de nuestra labor administrativa y judicial.
Ciudadano presidente, esta es la ocasión y el momento que aprovecho para solicitarle, en nombre de todos los tribunales del país, su apoyo para lograr el reconocimiento constitucional de la Comisión Nacional de Tribunales que nos une y nos da fuerza. Sin este reconocimiento a la Conatrib, seguiremos trabajando sin el sustento jurídico suficiente ni el peso legal necesario, para hacer que nuestros acuerdos permeen de la manera en que lo deberían hacer.
La implementación de toda la Reforma de Justicia que usted ha impulsado con tanto atino y ahínco, mucho dependió de estos acuerdos nuestros, de los tribunales de justicia, nuestro diálogo continuo y de la coordinación constante entre los poderes judiciales locales.
Le informo señor presidente que la Reforma Penal ha sido implementada en su totalidad con resultados exitosos en toda la república, y que somos muchos los tribunales superiores que estamos comenzando a implementar, inspirados en la implementación de la penal, la oralidad en todas las demás materias: en la civil, en la mercantil, en la familiar y en la justicia para adolescentes.
Por ello, señor presidente, los tribunales de justicia de los estados le solicitamos nos permita redoblar esfuerzos y reafirmar compromisos con el Ejecutivo federal para seguir adelantando y fortaleciendo los temas tan importantes de la justicia cotidiana.
Esa justicia en la que usted ha creído y en la que ha puesto más de un empeño. Sabemos y estamos convencidos de la política que usted ha impulsado, de que prestando atención a los problemas recurrentes de la vida social se terminarán por resolver los grandes problemas nacionales.
La justicia no comienza cuando el conflicto es grande o ruidoso, la justicia comienza cuando hay una disputa que merece ser resuelta y que al resolverla se evitarán, precisamente, los conflictos grandes y ruidosos.
Señor presidente, en estos tiempos de ajustes democráticos donde el mundo se siente frágil y las instituciones tienen que ser fuertes, los poderes judiciales, señor presidente, le reclamamos que les haga una pregunta a todos los jueces del país, que nos pregunte: ¿Cuál es nuestra política democrática? ¿Cuáles son los principios que defendemos?
Y nosotros le contestaremos, señor presidente, que son precisamente las que usted persigue. Le contestaremos que nuestro empeño, igual que el de usted, es el de combatir con ley, tener la Constitución en la mano, y los derechos en la mano para defenderlos; por la libertad, y por la igualdad y por la justicia, y que coincidimos con sus esfuerzos. Esa es la respuesta que vamos a darle de esa pregunta. Combatir por estos principios con toda nuestra voluntad y con toda nuestra fuerza; nuestra política es combatir contra la tiranía monstruosa del absolutismo, aparentemente jamás superado y que tantos guiños sigue haciendo en el mundo actual.
Ésa es nuestra política y esa es la respuesta a la pregunta que usted nos puede hacer.
Siéntase seguro, señor presidente, que sus esfuerzos son reconocidos y admirados; que mientras tengamos que defender la ley, la legalidad y los actos legítimos, los jueces todos del país seremos los campeones de la democracia que todos necesitamos, de esa democracia que usted con tanto empeño y esfuerzo ha estructurado en nuestro país, y a partir de su confianza en el Poder Judicial que mucho le agradecemos.
Independencia, autonomía y pleno reconocimiento de nuestro papel en la geografía nacional, es lo que le pedimos. Pues es aquello que nos muestra plurales y solidarios, nos muestra como tribunales unidos y separados en nuestros criterios jurídicos y en nuestros disensos, pero somos lo mismo, somos todos hechos de diferentes circunstancias.
La suma afortunada de nuestro ser, la suma informa lo que hoy somos y sobre todo lo que aquí somos. Esa suma afortunada nos da destino a la judicatura y también nos da futuro, pero no al vacío; tenemos mañana y esta Comisión de Tribunales que mucho lo admira y lo respeta, tiene mañana porque tuvo un ayer y porque tuvo una historia.
Que nadie diga que nos encontró fuera de nuestros sitiales, porque no lo hemos estado. Ahí, y sólo ahí, pertenecemos, y desde ahí elaboramos el discurso judicial que se integra a la consolidación de nuestra democracia.
Buenaventura a todos y a todas; iniciemos todos con renovados esfuerzos para continuar en la brega de la justicia, y aprovechemos quienes fuimos, para seguir construyendo lo que en el futuro seremos: la gran justicia mexicana. Muchas gracias.