Por Huemanzin Rodríguez
Ciudad de México, 13/12/16, (N22).- “¡Qué lujo empezar con una Leica! –Sí, mi papá se molestó. ¡Cómo agarraste mi Leica! Y me compró una Pentax”, comentó Antonio Turok, fotógrafo.
La exposición Reflexiones: Entre la alegría y la desesperación, reúne 208 imágenes tomadas por Antonio Turok.
“Yo empiezo a los 14 años. De niño sufrí mucho de dislexia. Mi papá tenía una Leica vieja y la agarré. Los fines de semana, tomaba fotos. Y ahí es donde me di cuenta que tenía una gran capacidad para narrar historia a través de mi inteligencia visual”.
En la exposición hay varias imágenes del estado de Chiapas, lugar en el Turok ha viajado de manera regular desde 1973.
“Cuando yo llego a Chiapas la primera vez, ese mundo mágico, ese mundo diametralmente opuesto a lo que conocemos, yo dije: Aquí me quedo. Para mí un poco la idea de esta exposición tiene ese sentido, es una reflexión, en observar fotos de comunidades que no existen, la gente joven ya no se viste como se ve en las fotos. Y es un período histórico muy corto. De la década de 1970 a ahora son 40, 50 años. Esa transformación ha sido brutal”.
Turok ha documentado las guerrillas en Centroamérica, el levantamiento zapatista y los atentados en Nueva York.
“Para mí estas fotos son una reflexión sobre, si realmente hemos aprendido algo de la historia. O si vamos en retroceso. Habrá que preguntar hasta dónde el zapatismo, otro capítulo que tengo, influyó en que se acabaran los usos y costumbres, la memoria mítica, la memoria histórica”.
La exposición Reflexiones: Entre la alegría y la desesperación, estará en el Museo Archivo de la Fotografía hasta el 20 de febrero de 2017.
“Yo considero que la foto es más como la poesía. Y el video, cine es como la novela. Pero todo empieza desde el estómago, no de la cabeza. No es una situación intelectual, no es que tú lo razonas y de ahí nace la foto. Tal vez es más corazón, tripa y cerebro”.