La riqueza paleontológica de Coahuila forma una parte importante en el acervo científico del país, sin embargo, tan vasto es el territorio nacional pero los únicos lugares de acceso para su búsqueda son por medio de los ejidos que están conformados por los 31 estados, pero no todos cuentan con la suerte de poder encontrar testimonios de la historia.
Coahuila, son de las pocas entidades afortunados que pueden brindar éste tipo de investigaciones paleontológicos, pero siendo los ejidos como la única puerta trasera por donde pueden entrar los investigadores la mayoría de las veces se topan con obstáculos que la misma población ejidal no les permite realizar su trabajo por diferentes razones entre las que predomina más es la paga de los saqueadores piratas que les ofrecen más que un investigador altruista.
A esto se le suma que no hay leyes judiciales que prohíban su extracción y saqueo por desconocidos o por quienes no tienen autorización legal para realizar investigaciones para alguna institución mexicana.
Los fósiles son fáciles de encontrar. Existen un sinnúmero de caracoles, conchas de tortugas, vértebras de serpientes, dientes y huesos de dinosauros y cocodrilos son algunos de los descubrimientos que se han hecho en Coahuila, teniendo piezas importantes exhibiéndose afortunadamente en el Museo del Desierto.
Para quienes ejercen la profesión de manera formal y legal, es decir, con permiso de las autoridades coahuilenses han advertido que la zona sureste de Coahuila es la más rica para encontrar espacios que proporcionan cuadros históricos y avanzar en la investigación que a final de cuentas se queda en la entidad y que puede dar pie para complementar estudios de otros paleontólogos del país o del extranjero.
Tan vasta es la abundancia paleontológica en Coahuila que hoy se ha convertido en la manzana de la discordia entre los ejidatarios, quienes movidos por los intereses de desconocidos o “piratas del pasado”, han sacado sus garras para defender lo que según ellos es suyo y de sus comunidades. Como si se tratase de un tesoro encontrado en mares internacionales.
Aunque el Instituto Nacional de Antropología e Historia en Coahuila (INAH) sabe de la situación y del riesgo que se corre en cada cuadro inexplorado de la entidad considerándolo en territorio vasto en fósiles paleontológicos. Descalifican el saqueo por personas no autorizadas por la sencilla razón de la falta de la denuncia pública ya que carecen de una cuadrilla encargado para la vigilancia misma y sin carácter de autoridad para poder hacer una detención.
Solamente le queda a la INAH, reconocer la existencia de uno que otro “curioso” que por gusto propio se lleva cualquier fósil petrificado a su casa, pero en el fondo el mayor peligro es ni siquiera sabe realmente de qué tamaño son las piezas que se llevan a sus “casas” o más bien dicho a los museos del extranjero causando la destrucción de lo que podría ser todo un contexto informativo del cuatro paleontológico en la región.
Las leyes internas dentro de esa dependencia federal existen desde expresidente Miguel de la Madrid Hurtado, sin embargo, resulta imposible comprobarle a cualquier persona que saqueó o que cometió un ilícito con piezas paleontológicas porque jurídicamente no existe ninguna declaración federal que especifique las delimitaciones de una reserva natural donde se prohíba su explotación. Son como los casos de acusación de infidelidad imposible de comprobar porque había la necesidad de agarrarlos infraganti en el acto sexual, por tal motivo ha quedado fuera como un delito.
Por tal motivo es muy necesario nuevas propuestas en la Ley o sacar aquellos que están pendientes en los curules de los diputados que conforman la Legislatura Federal, para poder hacer estos cambios posibles y determinar un recurso destinado a la investigación paleontología, para que con esto se logre conseguir la prohibición del saqueo clandestino, y castigue al que saque piezas paleontológicas y arqueológicas en todo el país. (Premio Estatal de Periodismo 2011)