Hay veces que consideramos que nuestros problemas en nuestra comunidad son muy distintos a las de cualquiera otra ciudad. Egoístamente consideramos que somos los únicos que sufrimos un mal porque lo vivimos cotidianamente, pero sin hacerlo costumbre, sin embargo, aprendemos a vivir y a lidiar con situaciones que nuestras autoridades no han podido solucionar.
El transporte público sigue siendo uno de los problemas más importantes alrededor del mundo compartiendo las mismas quejas, insatisfacciones por parte de los usuarios y las pésimas condiciones de las unidades, en resumen, no logran satisfacer las necesidades de la movilidad urbana.
Hay que estar conscientes que la productividad dentro de las ciudades depende en gran medida en la eficiencia de su transporte para movilizar a los trabajadores, consumidores y proveedores a diferentes destinos de la urbe.
Algunos problemas son tan antiguos como la misma Roma, siendo la congestión que aunado con los automóviles aumentan la demanda de infraestructuras de transporte así su importancia en espacios particularmente en las zonas del centro. A la par con la congestión de las personas gastan grandes cantidades de dinero para subirse y tomar dos o tres camiones para llegar a un destino consumiendo también su tiempo en el trayecto entre sus viviendas y el lugar de trabajo.
La mayoría de ellos están por debajo de la cantidad en las horas picos creando una incomodidad para los usuarios en la saturación dentro de éstas unidades teniendo que soportar el calor corporal y el famoso “arrimón”.
Este factor aparentemente no influye mucho pero solamente basta con ver que su impacto por las congestiones ha llevado a la reacción de la desaparición de muchos mercados, comercios o negocios de cualquier rubro a ser desplazadas por los centros comerciales brindando un mejor espacio al transporte en general, pero sobre todo beneficiando a los particulares.
Otro de los nuevos problemas son el impacto ambiental donde las chatarras de transporte nada más contaminan con su humo y los líquidos de los motores derramados en la carpeta asfáltica dentro de la ciudad donde los concesionarios simplemente cambian el cascaron dejando muy poco que desear visualmente.
Tampoco hay que olvidar que al crecimiento del tráfico en las zonas urbanas se vincula un crecimiento muy alto de los accidentes y muertos, en especial causados por éstos monstros del transporte.
Ninguno de estas temáticas es ajeno a los ciudadanos de cualquier ciudad del mundo, pero en el nuestro predomina mucho la problemática de la amenaza de los concesionarios, como el de sus síndicos con los bloqueos con sus unidades en calles y dejando sin servicio de transporte a la gente teniendo que ceder las autoridades a las demandas de éstos.
Tanto como la CROC, así como la CTM, nunca están dispuestos a la modernización del sistema de transporte porque mientras las unidades caminen, aunque sean unas chatarras; todo está bien porque lo único que les interesa es seguir llenando los bolsillos de los concesionarios y las grandes cantidades de dinero que dejan a estos gremios para que los apoyen a que continúen haciendo sus barbaridades. Al margen de la legalidad pues los choferes nunca están afiliados al IMSS o cualquier otra prestación de la Ley Laboral.
Usados solo para sumar votos cuando son tiempos electorales y compromisos que se generan cuando sus agremiados hacen caso como son los aumentos de tarifas en el transporte, pero solo queda en eso porque los choferes ganan lo mismo, las unidades son las mismas solamente los repiten en el mejor de los casos y el mal servicio continua a la gente sin que las autoridades hagan algo al respecto porque los tienen atados de manos y pies por compromisos de campañas.
Este es el pan de cada día, un problema compartido en cada ciudad de nuestro país, sin que salga algún valiente y haga algo al respecto. Lo mismo puede pasar una administración panista, priista o de cualquier color sin que hagan algo al respecto. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org