*El Fracaso del Régimen
*Imágenes Devastadoras
*Mexicanos Olvidadizos
Sin duda alguna ya, enrique peña nieto es la imagen viva del fracaso. Exhibido como predador ambicioso y descuidado, represor y torpe en la toma de sus decisiones, cuanto ha propuesto se lo ha llevado su propio fango. No hubo necesidad de consulta alguna para enfrentar los efectos de la malhadada reforma energética en sentido contrario a la historia de México y la defensa de su soberanía con mucha sangre derramada; simplemente se derrumbó ante la caída abismal de los precios del petróleo –veintinueve dólares por barril- y la consiguiente reserva de quienes, fuera y dentro del país, se frotaban las manos en espera de los jugosos contratos de PEMEX sin medir la catástrofe que se avecinaba en los mercados internacionales: se calculaba apenas hace un año, el valor de la mezcla mexicana del crudo, a futuro, en cuarenta dólares por barril cuando llegó a cotizarse en doscientos… y se sostiene en niveles bajísimos mientras la gasolina va al alza. Absurdo… Lo que toca peña, al revés del Rey Midas, se convierte en cenizas, para no decir otra cosa.
Fracasó igualmente la reforma fiscal porque veintidós entidades federales, bajo los mandos del narcotráfico, dejaron de aportar lo usual y, para colmo, la facturación electrónica saturó las páginas de la trituradora secretaría de Hacienda en donde Luis Videgaray Caso, ahora Canciller, atesoró sólo premios internacionales –muy bien cotizados por el erario-, a cambio de su notoria incapacidad para frenar las oleadas especulativas y los vaivenes de Wall Street así como la crisis del euro que somete a las filiales bancarias hispanas y les impulsa a saquear divisas a México y Brasil. Ahora volverá a recurrirse al terrorismo fiscal para extender las medidas represivas contra una sociedad que, ahora sí, parece dispuesta a exigir el respeto a la soberanía popular.
La reforma educativa, a su vez, está a medias con los maestros, buena parte de ellos, soliviantados, reprimidos y escarnecidos injustamente con evaluaciones sesgadas y con censos marginales de los mismos, condiciones medulares que originaron la iniciativa presidencial. Pese a su dolor, detrás de las rejas, la maestra y ex cacique, elba esther gordillo –ahora internada en el hospital ABC, de lujo-, debe estar riéndose a carcajadas porque la Presidencia no pudo pasar los valladares de una clase magisterial confundida y temerosa al sentirse débiles y vulnerables sin dirigencias. Por ello, claro, dan clases mientras no caminen las normas impuestas pero no en la praxis.
Y, finalmente, la reforma en materia de telecomunicaciones, con dedicatoria especial para Carlos Slim Helú, Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego, sencillamente se estrelló en el cerco del dinero. A Slim le bastó un pequeño movimiento en la Bolsa, a través de América Móvil, para revertir sus supuestas pérdidas y ganar millones de dólares hasta volver a situarse en el pináculo de los más ricos del planeta; por su parte, Azcárraga y Salinas Pliego, siguen esperando a sus competidores sin que les sacuda el polvo: tienen elementos de sobra para colocar a peña nieto frente a la pared, en el rincón, con sólo difundir las crónicas del presente.
Y, por supuesto, los asesores de cabecera, Aurelio Nuño Mayer, ahora además sentado en el escritorio de Vasconcelos, y el delfín Luis Enrique Miranda Nava, secretario de Desarrollo Social, se convirtieron en rastrojos en una espectacular caída de los efectos mediáticos a los que tanto jugo sacó el propio mandatario en funciones –quien obedece, no lo olvidemos-, en la hora de su apoteosis de campaña. No pueden ofrecer por estos días sino sudor y lágrimas a la vista de la sangre derramada –casi sesenta mil muertos por una guerra sin contenidos salvo la represión contra jóvenes y civiles cansados de ser manipulados, en dos años de ejercicio más allá del linde de la barbarie tal y como recogen los noticiarios y cotidianos del exterior, sorprendidos, indignados-, y bajo una tremenda crispación social que no cesará; al contrario, habrá más gente en las calles al ritmo del rencor y el hastío. Y esto, claro está, se aproxima al doloroso amanecer de 1994 y a los terribles hechos de 1968 con la diferencia de que ahora es gran parte de la comunidad nacional la “provocadora”, y no sólo los universitarios y politécnicos, contra un puñado de personajes de elite absolutamente rebasados.
Además, sin duda, lo sucedido desde septiembre de 2014 cuando se “descubrió” que un destacamento militar había ajusticiado sumariamente a veintidós civiles, esto es noventa días antes de que la nota nos llegara desde el exterior para vergüenza de los periodistas nacionales –me incluyo-, en una bodega de San Pedro los Pinos, Tlatlaya, con testimonios gráficos irrefutables al grado de que se ordenó la aprehensión de siete militares, escogidos al azar, produciéndose con ello un profundo escozor en las filas castrenses contra sus mandos y elevando el riesgo de una revuelta en las mismas. Y, claro, el responsable más encumbrado, salvador cienfuegos zepeda, titular de la Defensa Nacional, optó por lavarse las manos y asegurar que la institución no se “amedrentaba” con las críticas… ¡cuándo las armas y el poder de fuego están de su lado!
Y las secuelas fueron de mal en peor. Con los sucesos de Iguala y Cocula, los “desaparecidos” cuyas madres se niegan a reconocer como muertos porque creen que pueden o pudieron estar esclavizados sacando oro de las minas o en los laboratorios de goma de opio, los de mayor productividad en la República; por ello los primeros autobuses fueron baleados porque la policía del infeliz josé luis abarca, perredista –no olvidemos este detalle por el que pidió perdón el ex dirigente de este partido, Carlos Navarrete Ruiz en tanto Andrés Manuel López Obrador trataba de deslindarse porque él fue uno de quienes impulsó al personaje aunque lo haya negado públicamente-, exigía la entrega de los cargamentos de opio que suelen transportar las líneas regionales en cada entidad que cruzan. Una red más efectiva aún que las llamadas “sociales” vía Internet.
Es curioso en el tema de los normalistas de Ayotzinapa los dos mayores antagonistas, como los extremos, se tocan. López Obrador al mentir sobre su respaldo a abarca y a sus padrinos, los hermanos Mazón muy afines a Andrés Manuel, y peña nieto al respaldar, hasta el último momento, la precandidatura de ángel aguirre rivero, el tránsfuga que mudó de partido sin distanciarse de su amigo, el entonces precandidato presidencial del PRI quien perdió la posición por una cuestión de contrapeso: era necesario detener un poco el impulso arrollador del mexiquense situando a Manlio Fabio Beltrones, quien apoyó a Manuel Añorve Baños al final derrotado en los comicios, en línea para ser después crucificado mostrando con ello su escaso poder de convocatoria. Una jugada maestra, diseñada no por peña sino por quienes le impulsaron –entre ellos montiel, salinas y demás raptores-, que acabó con la entonces fuerza de Beltrones y dejó limpia la ruta para la exaltación de peña y los desastres posteriores. Pero Beltrones se levantó y ahora encabeza a un PRI, estando él maniatado.
Perdida la autonomía entre los poderes de la Unión –basta para ello constatar el desempeño como Ministros de la Corte de Norma Lucía Piña Hernández y Javier Laynez Potisek, éste último con tres décadas de carrera en la burocracia presidencial-, y un Congreso rebosante de dinosaurios y sus cachorros, los Juniors del Jurásico, la presidencia se mueve sobre un pantano y, peor aún, sin legitimidad alguna dado el apoyo minoritario del quince por ciento de los mexicanos.
¡Y qué decir de las ignominias de las colas verdes! No hay delito electoral que no hayan cometido –incluso triangulaciones ilegítimas con viene inmuebles supuestamente “donados”-, y pese a ello no se toma en serio, en las alturas del peñismo obtuso, la justa demanda de algunos opositores, y de millones de mexicanos, para retirar el retiro a una institución deshonesta, gregaria, especuladora y tunante a la vera de un priísmo que se ahoga con todo y Beltrones.
Nunca, en la historia del país, se había solicitado la salida de un mandatario federal desde los dos primeros años de su asunción; y de eso ya pasaron otros doce meses entre especulaciones sobre la recortada agenda del mandatario. Sólo hay un caso: cuando el senador Belisario Domínguez, en la máxima tribuna, exigió la retirada del villano usurpador, victoriano huerta márquez, a cambio de su propia vida. El legislador chiapaneco fue torturado, mutilado, sin lengua para señalar la vendetta por un pronunciamiento impecable, y finalmente ofrecido, muerto, al sátrapa. El recuerdo es oportuno luego de que el pasado primero de diciembre, una senadora, la campechana Layda Sansores –su padre fue un cacique impresentable-, alzó la voz y solicitó la licencia indefinida de peña a quien llamó inepto, cobarde y corrupto –no son insultos, dijo ella, sino la opinión de quien no puede ser coartada al expresarse por razón de su función legislativa-, precisando cada punto, desde las maniobreras operaciones por la llamada “Casa Blanca” hasta el deslinde de su mujer, la actriz de telenovelas a quien le encanta lucirse en escenarios en donde no está el marido, pasando por las represiones inconcebibles de Tlatlaya e Iguala.
Y bien que le gritaron en el Zócalo –ahora convertido en pista de patinaje sobre hielo-que parece, cada vez, una gran plancha ideal para la represión –lo digo para advertir no para amedrentar-: “¡Fuera: tú no eres Ayotzinapa sino Atlacomulco!” El grupo y el penal, la mafia y las rejas, las conjuras y la mayor de las derrotas políticas. Porque no son pocos quienes, además de la licencia, exigen un proceso contra el decepcionante mandatario cuyos fracasos se cuentan por decenas. Digámoslo sin ambages.
Mirador
Quienes han viajado al extranjero en los días recientes traen en su bagaje una impresión dolorosa: no hay país en América Latina que acumule un mayor número de notas negativas como México; y algo mucho más grave: se percibe la barbarie como signo operativo de una República otrora vista como líder de Latinoamérica y en pujante transformación a pesar de la hegemonía priísta del “desarrollo estabilizador”. Hasta que llegó 1968 y la putrefacción brotó en la Plaza de las Tres Culturas. Y no paró.
Es necesario subrayar la “desaparición” o muerte de cuarenta y tres normalistas –de cincuenta y ocho reprimidos en principio-, además de los asesinatos a mansalva de siete personas más en la trágica noche del 26 de septiembre –no seis como se reitera porque hubo uno más dos kilómetros adelante de la refriega-, y los siguientes crímenes en Chilapa –cinco calcinados- y la represión descarada a los manifestantes azuzados por los vándalos adiestrados por el ejército para descalificar a las marchas y convertirlas en expresión de intolerancia profunda –de allí las once aprehensiones del 20 de noviembre de 2014 que fueron canceladas por inadecuada e “ilógicas” por el juez federal Juan Carlos Ramírez Gómora. Ya no parece tan sencillo extender complicidades entre la clase política y el poder Judicial, aunque existen otros casos abominables, y así limpiarle las manos a peña.
Y, por supuesto, en medio del caos, el mandatario en curso se pronuncia: dice que está insatisfecho. Ojalá pudiera responder de qué.
Por las Alcobas
Hay quienes insisten en que no pasará nada… “como siempre”. Pues sí que han sucedido hechos relevantes que poco antes de ocurrir ni siquiera se concebían como posibles:
1.- El asesinato, en 1994, del candidato presidencial del PRI visto entonces, de acuerdo a la tradición, como el “futurio mandatario”.
2.- La derrota del PRI en 2000 invwerosímil años antes-, y el arribo del “panista” fox a la Primera Magistratura sin sacudimientos de ninguna índole.
3.- El arraigo de un ex presidente, el nonagenario echeverría, acusado por genocidio aunque después amparado.
4.- La enfermedad de peña de la cual nadie, salvo este columnista, se atreve a hablar, como aún hay quienes niegan, tuertos y ciegos, el alcoholismo de calderón que también denuncié en su momento.
5.- El control del país, el real, en manos de un ejército beligerante con ganas de recuperar el poder Ejecutivo.
6.- Y la inminente pérdida de nuestra soberanía dictada, hace diez días, desde el Capitolio de Washington.
Y podríamos seguir. No sean tan desmemoriados.
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E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
NO ES CAPRICHOSA LA INSISTENCIA EN LA NECESIDAD DE CAMBIAR DE JINETE Y DE QUE ÉSTE SEA CAPAZ DE RECONOCER, COMO SUPERIOR, LA SOBERANIA POPULAR. LO HEMOS DICHO YA: PUEDE ALEGARSE ENFERMEDAD PARA NO MOSTRAR LA VULNERABILIDAD DEL PRESIDENCIALISMO QUE YA NO AGUANTA UN REMIENDO MÁS. NO VAN A SOLUCIONARSE TODOS LOS PROBLEMAS POR ENCANTO… PERO DEBEMOS DAR EL PRIMER PASO.