Por Víctor Gaspar
Ciudad de México, 03/02/17 (N22).- El dolor de la orfandad, la ausencia de los padres, la familia que no será más, fueron los catalizadores para que el poeta Alejandro Sandoval Ávila escribieraEl paso de las bestias y las aguas.
“El libro son cinco cantos con cinco secciones. Cada una tiene 15 poemas y lo escribí ‘de un tirón’. Contrario a los otros libros que he publicado, de poesía, que los medite un poco y escribo a lo largo de un año, más o menos, en este caso fueron tres semanas”.
Es la desaparición de los padres la que determina parte de la personalidad de los hijos. Su ausencia detona cambios en un núcleo que la muerte desmorona.
“La gran reflexión, en mi caso, es con quien crecí, y junto a quien me criaron. Es decir, de pronto hay una suerte de adecuación de las personalidades o falta de adecuación de las personalidades, que estuvo tal vez disimulada o sujeta por la presencia paterna y materna. Uno se comporta de cierta manera frente a los padres y cuando de plano ya no están, sí hay cambios de personalidad. Por eso es el caso de esta familia que ya no existe.”
La transformación del sentir del poeta fue tal que se vio en la necesidad de escribir de manera intempestuosa. Su editor, José María Espinaza, le sugirió darle forma a ese cúmulo de textos.
El paso de las bestias y las aguas aparece bajo el sello Ediciones Sin Nombre.