Roma (PL) La Organización de Naciones Unidas (ONU) presentará hoy su informe sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos Mundiales 2017, en coincidencia con la conmemoración en todo el mundo del Día Internacional del Agua.
«Aguas residuales: el recurso no explotado» es el título del documento que este año llamará la atención sobre un aspecto cada vez más importante en la gestión del preciado recurso.
Sobre el tema, la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) instó una vez más a emplear de un modo más útil y extendido las aguas residuales en el sector agrícola ante la escasez del líquido y de la urgencia alimentaria.
En tal sentido, subrayó la necesidad de recurrir a las vertidos urbanos -previo tratamiento sanitario- tanto para el riego directo de los cultivos como para la recarga de acuíferos.
Marlos De Souza, oficial superior de la División de Tierras y Aguas de la FAO, expuso en el Foro Global para la Alimentación y la Agricultura, realizado en Berlín, Alemania, que en el nivel mundial es poca la cantidad de aguas residuales utilizadas en la agricultura, la mayoría procedente de áreas urbanas.
Empero, destacó como crece el número de naciones que emplean ese método y puso como ejemplo a Egipto, Jordania, México, España y Estados Unidos.
Muchos pequeños agricultores usan desde hace tiempo las aguas residuales en sus plantaciones.
Sin embargo, es más extendida su utilización en los cultivos cercanos a las ciudades, donde es más abundante, gratuita o de bajo costo y existe un mercado de gran demanda de productos agrícolas.
Además de ayudar a hacer frente a momentos de sequía, las aguas residuales contienen una elevada carga de nutrientes y actúan como buen fertilizante, por lo que, cuando son manejadas con las medidas necesarias de seguridad sanitaria, pueden dejar de ser un problema y convertirse en una solución, dijo De Souza.
Nitrógeno, fósforo y potasio son algunos de los muchos nutrientes y minerales que la planta necesita para su crecimiento y están presentes en los vertidos.
Ellos representan un recurso de valor considerable si se comparan con el costo equivalente de los fertilizantes, indica un estudio de la FAO.
El documento precisa, además, que la aplicación de aguas residuales, en cantidades que aseguren un equilibrio entre el aporte de nutrientes y la absorción de cada planta, favorecerá el crecimiento óptimo y al mismo tiempo limitará los riesgos de contaminación.
La agricultura utiliza el 70 por ciento del consumo de agua dulce en el mundo y, con la creciente demanda actual de alimentos, se prevé que ese indicador seguirá aumentando en la medida en que se incremente la población mundial.
La práctica de regar cultivos agrícolas con aguas residuales urbanas se generalizó de manera particular en los últimos dos decenios, especialmente en las zonas áridas y semiáridas, tanto de los países en desarrollo como de los desarrollados.
El aprovechamiento controlado de aguas residuales depuradas y no depuradas para el riego se realiza más en Europa, Estados Unidos, México, Australia, China, la India y el Cercano Oriente, y en menor medida en Chile, Perú, Argentina, Sudán y Sudáfrica.
En China, por ejemplo, más de 1,33 millones de hectáreas, sobre todo de tierras cultivadas, se riegan con aguas residuales.
La red de aprovechamiento más grande del mundo es la de México, con unas 90 mil hectáreas de regadíos y donde la mayoría de las ciudades del país disponen de sistemas de depuración de aguas negras, según datos de la FAO.
También en Egipto, donde la FAO ejecuta un proyecto para el riego de árboles, la creación de humedales está demostrando ser un enfoque prometedor y económicamente viable para su tratamiento.
Sobre la necesidad de una mejor gestión de los recursos hídricos que otorgue un mayor acceso al agua a los pequeños campesinos para satisfacer la demanda de una creciente población, insistió también el director general de FAO, José Graziano da Silva.
Argumentó que la creciente escasez de agua es uno de los principales desafíos para el desarrollo sostenible y que se incrementará a medida que la población mundial aumente y se intensifique el cambio climático.
OPORTUNIDADES Y ADVERSIDADES
Desde el informe de la ONU del 2016 sobre recursos hídricos, dedicado al tema «Agua y empleo», se advierte que la escasez anunciada de este importante recurso hará necesario explotar fuentes de agua no convencionales, como la de lluvia, las residuales recicladas y la procedente de la escorrentía urbana.
El uso de esas fuentes alternativas, precisa el documento, podría generar nuevos empleos relacionados con la investigación y el desarrollo tecnológico.
También podrían surgir -acotó- nuevas oportunidades laborales en ámbitos como la previsión, la evaluación de riesgos o la interpretación de la imaginería satelital.
Sin embargo, en los últimos decenios disminuyó drásticamente el número de personas empleadas en el abastecimiento y tratamiento de aguas residuales.
Los motivos de esa reducción, según el propio informe, están en la falta de interés de los nuevos diplomados por los trabajos en el sector hidraúlico, falta de recursos para contratar y mantener personal calificado, en particular en el sector público, y envejecimiento de la mano de obra.
A ello se unen la falta de presupuesto y las dificultades para atraer personal preparado hacia zonas rurales, sumado a la mala imagen asociada con las labores de saneamiento en su conjunto.
En algunas regiones, en particular de África Occidental, señala el texto, resulta difícil encontrar trabajadores para este sector, considerado degradante.
Empero, de acuerdo con algunos estudios, el mercado de abastecimiento de agua y saneamiento es prometedor en términos de empleo y crecimiento.
Citan casos como los de Bangladesh, Benín y Camboya, donde casi 20 millones de personas más tendrán acceso al agua corriente en zonas rurales en 2025, seis veces más que la cifra actual, lo que representa un impacto económico potencial de 90 millones de dólares por año.
RELACIûN COSTO BENEFICIO
Dada la creciente demanda de alimentos y la cada vez mayor escasez del precioso líquido, la alternativa del uso de las aguas residuales como un recurso y no como un desecho se hace ineludible.
Muchos estudios indican que pueden ser utilizadas en las ciudades en el riego, para aumentar las plantaciones forestales y en las zonas verdes, donde no se justifica la utilización de los escasos recursos de agua dulce.
Las inversiones iniciales y los costos operativos permanentes para la realización de sistemas adecuados para el tratamiento y el reciclaje de las aguas residuales representan a la larga un elevado valor agregado.
Tratar el agua de manera adecuada y reciclarla en forma segura, puede garantizar beneficios a las poblaciones urbanas, a los campesinos e, incluso, al medio ambiente.
*Corresponsal de Prensa Latina en Italia