Una de las cosas que me gusta mi trabajo es que me da la oportunidad de conocer de primera mano mucha información, pero también para reafirmar mis valores cívicos como parte de mi herencia cultural.
La educación cívica es de suma importancia para que exista una democracia y ésta educación debe de comenzar desde el gobierno mismo para que los ciudadanos participen activamente en su propio gobierno, que no solo aceptan pasivamente los dictados de los demás o consienten las demandas del prójimo y dicha participación de la sociedad debe basarse en el conocimiento, la reflexión crítica, y en el entendimiento y aceptación de los derechos y responsabilidades que van con esa pertenencia.
México a diferencia de muchas naciones tiene una historia de nacimiento desde una cultura indígena y un proceso de crecimiento como sociedad por la cual ha pasado una serie de hechos y transiciones enriquecidas por una cultura que todavía al día de hoy existe huella por donde pasó y se hizo historia.
Coahuila está llena de tradiciones cuyos orígenes tienen más de 430 años desde que llegaron los tlaxcaltecas conservando muchos usos y costumbres llenos de cultura, tradiciones y artesanías que nos hace una entidad única y especial porque no solo fue testigo sino también partícipe en su lucha durante la independencia y revolución de México.
Los coahuilenses podemos jactarnos y sentirnos hartamente orgullosos por haber dejado huella no solo para la entidad sino también para el resto del país.
Hace ciento cuatro años cumplidos en este 2017 sucedió algo que sacudió al país entero en un lugar desértico, con poca población y con carencia de lujos en un vasto terreno con una edificación de adobe conocido como La Hacienda de Guadalupe, entre Saltillo y Monclova, llegó Venustiano Carranza, siendo gobernador de Coahuila, a esa finca para romper relaciones con el gobierno federal después del asesinato de entonces presidente de México, Francisco I. Madero y su Vicepresidente José María Pino Suárez.
El entonces gobernador Venustiano Carranza, mostrando su descontento convocó una reunión en la Hacienda de Guadalupe para planear y lo más importante, darle formalidad a lo que nadie como Ejército Constitucionalista, ahora Ejército Nacional Mexicano que en la actualidad tenemos para servirle a la población conservando el orden en el país.
Hace ciento cuatro años en ese lejano lugar con escasas comodidades fue donde se firmó el importante documento que restauró el orden en el país y de donde salieron las primeras ideas para la Constitución Mexicana que nos rige en la actualidad: El Plan de Guadalupe.
En dicho documento se plasmaron las primeras cláusulas que cambiaron a un México mejor, a un México con justicia y un México con equidad. El plan de Guadalupe se plasmó: Primero: No reconoceremos al general Victoriano Huerta como Presidente de la República. Segundo: No reconoceremos los Poderes Legislativos y Judiciales Federales. Tercero: No reconoceremos a los Gobernadores de los Estados que obedezcan al poder central, treinta días después de la promulga éste plan. Cuarto: A fin de organizar debidamente al Ejército que nos ayudará a obtener nuestros propósitos, nombramos Jefe Militar Supremo de las Fuerzas Constitucionales al C. Venustiano Carranza, actual gobernador del Estado de Coahuila. Quinto: Cuando las tropas Constitucionales tomen la ciudad de México, el C. Venustiano Carranza o el que ocupe el mando Supremo del Ejército Constitucionalista asumirá la Presidencia Provisional. Sexto: El Presidente Provisional de la República, convocaría a elecciones generales tan pronto como se restablezca el orden y entregará el Poder a las personas electas por el Pueblo. Séptimo: Los comandantes en Jefes de las Fuerzas Constitucionalistas en los Estados en los cuáles haya sido reconocido el gobierno de Huerta asumirán el gobierno provisional del Estado y después que hayan pasado a ocupar su empleo los primeros magistrados de la nación, electos popularmente en virtud de la cláusula anterior convocarán a elecciones populares en sus respectivos Estados entregando el poder local a los elegidos por el Pueblo.
Desde su firma del Plan de Guadalupe, año tras año, los coahuilenses siempre han conmemorado su importancia contando con la presencia de los gobernadores de Coahuila y escasamente del Jefe Militar Supremo de las Fuerzas Constitucionales, es decir, del Presidente de la República de México, y como dato curioso el primero en firmar el libro de visitantes distinguidos fue José López Portillo, en 1978 dejando su mensaje, regresando posteriormente tres años más, para luego estar en la citada ex hacienda en tres ocasiones Ernesto Zedillo Ponce de León y después de 14 años, siendo la última visita de un Primer Mandatario en el 2013 con el actual Presidente de México, Enrique Peña Nieto.
Desde entonces fue olvidado por parte de los Presidentes en turno. En la actualidad, así como en años anteriores se han conformado todos con enviar a un ¸ representante, obviamente exceptuando los mencionados antes, pero en la mayoría de las ocasiones funcionarios de segundo y hasta tercer nivel son quienes representan al Ejecutivo.
Los gobernadores coahuilenses nunca han olvidado éste hecho histórico, que de alguna manera los Jefes de la Nación desairaban evitando la conmemoración del Plan de Guadalupe.
Pero para los coahuilenses cada año se recuerda no solamente como un día glorioso sino un día que marcó la historia de México para el resto de nuestras vidas, aunque quieran olvidarlo en las páginas de los acontecimientos del país, pero para Coahuila la hacienda de Guadalupe nunca será empolvada con el desprecio e indiferencia de otros. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org