Seguramente en estos días la mayor parte de la gente o al menos los mexicanos, están viendo sus calendarios y todos con un solo objetivo; confirmando las fechas de Semana Santa.
Y es que las grandes compañías hoteleras se han posicionado de los turistas gracias al apoyo de empresas especializadas en la publicidad y mercadotecnia para aprovechar cualquier puente o periodo vacacional para sacar sus paquetes promocionales para la atracción del turismo.
Es sorprendente como gran parte de la gente han sido presa fácil de la publicidad que ciertos hábitos religiosos se han ido convirtiendo en periodos vacacionales cuando antes no era visto con esos ojos siendo todo lo contrario.
Los usos y costumbres de la gente van cambiando con el tiempo algunas veces sirve para reafirmarlos, otras desafortunadamente se van perdiendo. Las nuevas generaciones confunden la Semana Santa como sinónimo de “vacaciones santas”, y lo vemos con la afluencia de los lugares turísticos de nuestras playas; el ausentismo dentro de las ciudades.
La Semana Santa y Pascua están llenas de simbolismos religiosos que se comparten mundialmente, teniendo representaciones diferentes, pero todas encaminados a la misma causa.
Para la mayoría de los católicos es para reafirmar la fe religiosa y compromiso ante Dios. Aunque se ha ido perdiendo un poco el fervor por seguir las tradiciones como es en el caso de nuestro país la representación de la pasión de Cristo, la manera con mayor peso para celebrar la rememoración de los últimos días de la vida del hijo de Dios, y su entrega hasta su crucifixión demostrando el amor hacia el ser humano teniendo que pasar por el sufrimiento físico para la salvación del hombre.
Ésta remembranza representada en las principales calles de diferentes ciudades tuvo un incremento agigantado entre sus feligreses cuando el actor estadounidense Mel Gibson, en el 2004 fue el productor y director de la película “La Pasión de Cristo”, con una óptica y sensibilidad logrando penetrar en los sentimientos de la gente, hasta el grado de lograr sacar las lágrimas de mucho público al momento que salían de las salas cinematográficas y cuando éstos eran entrevistados expresaban su dolor reafirmando la fe de millones de católicos.
Subsecuentemente a ese año como la espuma del mar se va difuminando conforme toca tierra firme, de igual manera la participación y asistencia de la gente fue bajando, en cada tradicional representación de la pasión de Cristo en las principales calles y avenidas de nuestro país; teniendo en cada año menos afluencia de los feligreses en las diferentes calles de Saltillo, Torreón, Parras de la Fuente, y el resto de los municipios donde antes había muchedumbre siguiendo la representación de la pasión de Cristo en donde ahora son contados los seguidores, de cincuenta personas e inclusive otras donde se han visto hasta grupos de diez o quince personas predominando gente de la tercera edad y muy poca participación de los jóvenes.
Por otra parte, la celebración de Pascua, aunque en el Nuevo Testamento o en las Escrituras apostólicas no hay una festividad como tal, pero de manera mundial significa en su concepción religiosa la continuidad de la celebración de la resurrección de Jesucristo.
Cada año los jóvenes saben menos sobre éstas celebraciones al igual como sus tradiciones encontrándose una falta de conocimiento de las costumbres que nuestras generaciones atrás hacían o comían en aquel entonces. Es común que si a una persona joven se le pregunta si conoce el pipián; platillo muy frecuente en ésta temporada para evitar comer carne de res, lo más seguro es que la desconozcan o nunca lo hallan probado, así como algunos otros alimentos como los romeritos, cabuches, chicales, bacalao, capirotada, habas, tortitas de calabaza, los orejones (albaricoques o melocotones deshidratadas) y otros.
Tanto la iglesia católica como las familias mexicanas tenemos la tarea de retomar las costumbres religiosas para que no se pierda éstos valores esenciales para el ser humano para coexistir como parte de un equilibrio de la humanidad o simplemente en la necesidad de la creencia de un Ser Supremo sin tomar la bandera de cualquier religión, pero si es necesario como parte historial de la existencia del hombre.
Aunque renieguen el comercio de las carnicerías por tener que cerrar sus negocios o la baja venta de la misma porque muchos restauranteros han optado por cambiar el menú normal por uno que se adecue a la temporada de Semana Santa que inicio con su miércoles de ceniza el día primero de marzo para posteriormente seguirle el jueves, viernes y aquellos días marcados por la iglesia como días de abstinencia. No hay que dejar que esto afecte u otras variables, las costumbres de celebrar la liturgia de la Iglesia.
Y aunque la Iglesia no te va excomulgar por no cumplir parte de sus tradiciones tampoco es motivo para dejarlas a un lado, y no hay que ser presa fácil de la publicidad o mercadotecnia, ya que siempre es bueno mantener fuerte nuestra fe porque tarde o temprano la vamos a necesitar todos. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org