La bestia negra se apareció en Munich. Lejos de los estereotipos y de lo que muchos platicaban, la bestia negra se llama Cristiano Ronaldo y vistió de ese color para tomar de la mano al Real Madrid, llegar a la centena de goles y poner un pie en las semifinales de la UEFA Champions League con la gran remontada para ganar 1-2 al Bayern Munich.
Tras un primer tiempo sombrío y que estuvo muy cerca de poner una lápida al cuadro merengue, el delantero portugués apareció en los momentos indicados para marcar un doblete que encarnó a la bestia negra, esa de la que hablaban y que tantos dolores le había provocado a los merengues.
Al 47’ con una excelsa definición tras un gran pase de Carvajal y al 77’ con un toque de magia tras el centro de Asensio, CR7 se colocó como la bestia negra de la noche al apagar el estadio bávaro, opacar el grosero error arbitral de Nicola Rizzoli y dejar encaminada la serie para el cuadro español.
Mucho tuvo que ver en esa reacción merengue lo hecho por Arturo Vidal. El chileno pasó de rey a plebeyo en 20 minutos y su falla bien podría haberle dado un giro de 180 grados a la serie.
Un certero cabezazo despertó las ilusiones teutonas. Mientras Nacho apareció tendido en el área chica, Vidal se levantó y metió un martillazo para vencer a Keylor Navas. El Bayern era amo y dueño de la pelota y tan dueño que hasta al silbante engaño.
Rizzoli marcó un penal inexistente por supuesta mano de Carvajal y fue cuando Vidal se volvió un jugador más, un jugador más que hizo recordar aquel penal que en el 2012 falló Sergio Ramos, pues ambos lo pusieron en la tribuna. Real Madrid respiró, mantuvo la calma y no perdonó.
Si el marcador se ve encaminado para el Madrid, pudo ser peor para los alemanes. Neuer sacó dos pelotas de gran forma y el árbitro anuló un par de acciones que pudieron significar un tercer tanto para los ibéricos.
Hoy y aquella noche del 4-0 con Guardiola del lado del Bayern han dejado claro que la bestia negra ya es historia, o al menos, ha mutado y hoy los alemanes de Ancelotti están lejos de poderla domar.